El ministro de Salud de El Salvador, Francisco Alabí, destinó 50.000 dólares a la remodelación de su oficina, en medio de la contingencia sanitaria por la COVID-19. Es un monto superior al invertido en la dotación de seis hospitales públicos.
En un reportaje de Cecibel Romero para el proyecto de periodismo colaborativo Programa Lupa, se describen los detalles del nuevo despacho de Alabí, el cual incluye una “estación de café”, a un costo de 1.300 dólares.
“El proyecto surgió apenas cinco meses después de que la antecesora de Alabí, Ana Orellana, terminara su propia remodelación del despacho, y su ejecución fue asignada a una empresa cuyo representante es hermano de la asistente del actual ministro, que obtuvo dos contratos: uno para las labores de demolición y construcción, y la otra para la adquisición de equipo y mobiliario”, indica el reportaje.
En tiempos de pandemia, se relajaron los controles del gasto público en El Salvador. El ministro de Salud avaló las contrataciones por adjudicación directa y designó a la viceministra Karla Díaz de Naves la responsabilidad de suscribir contratos bajo la modalidad de libre gestión.
“Por esa razón, fue Díaz quien firmó el primer contrato para la nueva oficina el 25 de mayo, y el segundo, para los muebles, un mes y medio después. Y, tal como ya se ha puesto al descubierto en otras contrataciones del Estado en el marco de la pandemia, en esta ocasión la sociedad a la que se otorgó los dos contratos también está vinculada a personas allegadas al funcionario”, documentó Salud con lupa.
En efecto, a través de un reportaje previo de Cecibel Romero se reveló que Salud con Lupa reveló que el ministro de Salud de El Salvador había firmado contratos por un millón de dólares para adquirir protectores faciales a dos empresas, con un sobreprecio de 121 %.
Lea el reportaje completo en el siguiente enlace
Este reportaje forma parte del Programa Lupa, liderado por la plataforma digital colaborativa Salud con Lupa, con el apoyo del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ).
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El ministro de Salud de El Salvador, Francisco Alabí, destinó 50.000 dólares a la remodelación de su oficina, en medio de la contingencia sanitaria por la COVID-19. Es un monto superior al invertido en la dotación de seis hospitales públicos.
En un reportaje de Cecibel Romero para el proyecto de periodismo colaborativo Programa Lupa, se describen los detalles del nuevo despacho de Alabí, el cual incluye una “estación de café”, a un costo de 1.300 dólares.
“El proyecto surgió apenas cinco meses después de que la antecesora de Alabí, Ana Orellana, terminara su propia remodelación del despacho, y su ejecución fue asignada a una empresa cuyo representante es hermano de la asistente del actual ministro, que obtuvo dos contratos: uno para las labores de demolición y construcción, y la otra para la adquisición de equipo y mobiliario”, indica el reportaje.
En tiempos de pandemia, se relajaron los controles del gasto público en El Salvador. El ministro de Salud avaló las contrataciones por adjudicación directa y designó a la viceministra Karla Díaz de Naves la responsabilidad de suscribir contratos bajo la modalidad de libre gestión.
“Por esa razón, fue Díaz quien firmó el primer contrato para la nueva oficina el 25 de mayo, y el segundo, para los muebles, un mes y medio después. Y, tal como ya se ha puesto al descubierto en otras contrataciones del Estado en el marco de la pandemia, en esta ocasión la sociedad a la que se otorgó los dos contratos también está vinculada a personas allegadas al funcionario”, documentó Salud con lupa.
En efecto, a través de un reportaje previo de Cecibel Romero se reveló que Salud con Lupa reveló que el ministro de Salud de El Salvador había firmado contratos por un millón de dólares para adquirir protectores faciales a dos empresas, con un sobreprecio de 121 %.
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Este reportaje forma parte del Programa Lupa, liderado por la plataforma digital colaborativa Salud con Lupa, con el apoyo del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ).