Los militares sorprendieron a los indígenas con sus lacrimógenas. A unos les dio chance de correr y a otros no. Específicamente cuatro de las personas que permanecían en el aeropuerto de Santa Elena de Uairén, estado Bolívar, fueron detenidas el 27 de febrero.

“Gritaban que venían a matar indígenas”, narró a Efecto Cocuyo un allegado a los afectados.

El miércoles 27 de febrero funcionarios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ingresaron a las instalaciones del aeropuerto de Santa Elena Uairén, ubicado en el municipio Gran Sabana. Cinco días antes, los indígenas desalojaron del lugar a los militares de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Era una acción de protesta por el homicidio de una mujer pemona y la represión que vivieron en la comunidad.

Tres de los detenidos fueron Nicodemo Martínez, Boris William y Jorge Gómez, hijo del cacique pemón de mismo nombre. Una cuarta persona fue detenida por los militares, pero liberada en el momento cuando supieron que no era de origen indígena.

Por 12 horas estos tres indígenas fueron torturados. En el comando de la GNB, ubicado en la avenida Mariscal Sucre, les tomaron fotografías con bombas molotov (explosivos artesanales). El allegado de las víctimas asegura que las botellas con gasolina las tenían los Guardias, pero simularon que se las incautaron a los detenidos.

“Luego los golpearon en la cara y cuerpo con garrotes y patadas. Les pusieron electricidad, golpes y los amenazaban con quemarlos”, relató la fuente.

Una vez que fueron liberados, sus parientes quisieron llevarlos al hospital de Santa Elena de Uairén, pero este centro estaba custodiada por militares. No pudieron recibir atención médica y tuvieron que pernoctar mal heridos en una comunidad cercana.

Los hechos que se registraron en el aeropuerto eran parte de una persecución en todo el municipio del estado Bolívar. El ingreso de la ayuda humanitaria y el apoyo de los habitantes a la propuesta de la Asamblea Nacional desencadenó una fuerte represión.

Esta violencia dejó hasta el jueves 28 de febrero un total de cinco víctimas. Clever Pérez fue la quinta víctima, la tercera de origen indígena. Este joven tuvo que ser trasladado a un hospital de Boa Vista (Brasil) debido a su grave estado de salud. Tenía múltiples impactos de bala.

Los proyectiles también alcanzaron a 35 personas más entre el 22 de febrero y el 24 de febrero. Foro Penal maneja que fueron detenidas 58 personas en ese mismo lapso de tiempo, de las cuales 16 eran indígenas.

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