Solo tres días transcurrieron desde la instalación de las cuatro mesas de diálogo para que el presidente Nicolás Maduro afirmara que la oposición “no entrará más nunca en Miraflores ni con votos ni con balas”. Esto es interpretado como una actuación que, lejos de favorecer, perjudica la posibilidad de concretar acuerdos entre el Gobierno y la oposición, en medio del delicado momento que vive la política venezolana.

En medio de la negociación, el tono del discurso es un elemento que construye o dinamita la confianza entre las partes; precisamente por esta razón el Vaticano exhortó a los participantes a ser respetuosos entre sí. Pero esto no se ha cumplido.

“Las declaraciones (del presidente Maduro) se explican dentro de la dinámica de confrontación política en la cual estamos los venezolanos. Son inadecuadas, con una carga autoritaria muy profunda que terminan generando una profunda desconfianza” opina el doctor en ciencias políticas Miguel Ángel Latouche.

Para el analista, el mandatario venezolano “le hace un flaco favor al diálogo” cuando le habla al sector radical del chavismo. “Qué hubiera pensando el presidente Maduro si le hubieran dicho eso a (Hugo) Chávez la primera vez que se lanzó a la Presidencia. No hubiera podido llegar al Poder”, manifesta.

Resalta que lo que está en juego en Venezuela es “la viabilidad de la convivencia democrática en el largo plazo”, por lo que el Presidente y los voceros del Gobierno deben “redimensionar su postura de no otorgar concesiones”.

“Hay gente de lado y lado que apuesta porque el diálogo sea infructuoso. Hay radicales de lado y lado que juegan a implosionar las probabilidades de un acuerdo. Creo que si el Presidente es sincero en la convocatoria que hace, de permanecer en la mesa de diálogo, es necesario que produzca gestos importantes”, indica.

La MUD, en su comunicado más reciente, exhorta al mandatario a dejar de lado el discurso agresivo y pide resultados “con urgencia” para que se logre un avance.

El politólogo Leonardo Morales considera contradictorio que Maduro le tienda la mano a la oposición ante las cámaras de televisión, en la primera reunión formal, y luego suba el tono en contra de la dirigencia de la MUD.

A su juicio, el discurso busca que la MUD “actúe irracionalmente”. Coincide en que el Presidente le habla a la base radical del chavismo para evitar la fragmentación por considerar que el diálogo es un signo de debilidad.

Advierte que lo peor que puede pasar es que alguna de las partes se pare de la mesa de diálogo. “La oposición está clara en el papel que quiere asumir, ha dicho que no se va a parar de la mesa y si el Gobierno se para, tendrá que asumir su responsabilidad ante el país, la comunidad internacional y los mediadores”.

Foto: Prensa Presidencial

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