“Desde que las mujeres salieron a trabajar en la calle, la delincuencia se desató”. “Esos niños están creciendo sin que sus madres les inculquen valores por estar más pendientes de sus sueños personales”. “Deberían dedicar más tiempo a sus hijos y menos a sus trabajos”.

Todas estas sentencias responden a un guión patriarcal conservador que supone:

1. Los cuidados y la educación de los hijos son responsabilidad 100% de la mujer.
2. La mujer tiene su sitio adentro de la casa, no en la vida pública.
3. La educación en valores es lo más importante. Valores conservadores por supuesto.
4. Los sueños de una mujer pasan a un segundo plano. La mujer bajo perfil siempre.

Muchas se lo creen y lo defienden: …”en esta dura crisis que está viviendo el país, las mujeres deberían mantenerse criando a sus hijos a tiempo completo –las que pueden claro-, y asegurarse de que no se pierdan por el camino del mal”…

Así lo dijo en estos días una alta Ejecutiva en una reunión para definir estrategias de empoderamiento femenino.

En todas mis reuniones y talleres, mi objetivo es desmontar uno a uno esos argumentos culposos, que nos restan energía:

1. La educación y cuidados es una responsabilidad compartida, entre hombres y mujeres
2. El sitio de una mujer es donde ella quiera y le dé la gana, privado o público. Quizá no quiera tener ningún “sitio” y es su decisión.
3. La educación en valores es importante y depende de ambos padres, de la escuela, de los ejemplos y del modelaje que hagan todas las personas privadas o públicas en su entorno. No solo depende de la madre. Por más que una madre esté con su hijo todo el día, sus sacrificios serán inútiles si un padre borracho, ausente o distante, distorsiona la crianza del niño.
4. Los sueños de una mujer son importantes. Y debe hacer todo lo que esté a su mano para cumplirlos. No importa quién se moleste por ello.

No te dejes manipular. Es tu vida.
Liberarse de todos esos juicios para ser felices.
Eso es feminismo.

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