Para nadie es un secreto que la violencia social ha aumentado de manera exponencial durante los últimos años en nuestro país, ocupamos el segundo lugar con mayor tasa de homicidios y estamos entre los 15 países con más femicidios en el mundo.

¿Femicidios? Sí….. El término fue acuñado por primera vez en 1970 por Diana Russell, feminista y socióloga sudafricana radicada en Estados Unidos, y ha sido definido en la Declaración sobre el Femicidio del Mecanismo de Seguimiento Convención Belém Do Pará (MESECVI), como la muerte violenta por razones de género, ya sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, en la comunidad o por parte de cualquier persona.

Hablar de femicidio es cosa nueva en Venezuela, ya que ha sido tipificado como delito muy recientemente, en el 2014, en la reforma de la Ley Orgánica sobre el Derecho a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Es pertinente explicar que un femicidio siempre es un homicidio, es decir la muerte de una persona en manos de otra. Pero todo homicidio de una mujer no necesariamente es un femicidio, para que lo constituya debe mediar un tipo de violencia particular dentro de un contexto específico. La diferencia principal entre femicidio y homicidio es que el femicidio está determinado por razones de género y se deriva de un sistema que refuerza la discriminación y el desprecio contra las mujeres y sus vidas, reproduce los estereotipos de la masculinidad y en última instancia, preserva los órdenes sociales de inferioridad y opresión de las mujeres . Algunos ejemplos de femicidio son:

•El cometido por un hombre con quien la víctima tenía o había tenido una relación o vínculo íntimo: marido, exmarido, novio, exnovio o amante. Se incluye el supuesto del amigo que asesina a una mujer -amiga o conocida- que rechazó entablar una relación íntima con este.

•El cometido por un hombre desconocido con quien la víctima no tenía ningún tipo de relación: agresión sexual que culmina en asesinato de una mujer a manos de un extraño.

•El cometido por uno o varios hombres en contra de una mujer que ejerce la prostitución o trabajo sexual. Estos casos conllevan la carga de estigmatización social y justificación del femicidio: “Se lo merecía”; “ella se lo buscó por lo que hacía”; “su vida no valía nada”.

•El que se produce en una situación de sometimiento y privación de la libertad de la mujer víctima en situación de “trata de personas”.

•El cometido contra una mujer transexual y él o los victimarios la matan por su condición o identidad transexual, por odio o rechazo de la misma.

El cometido contra una lesbiana y él o los victimarios la matan por su orientación o identidad sexual, por el odio o rechazo de la misma.

El cometido contra una mujer por su origen étnico o sus rasgos fenotípicos, por odio o rechazo hacia los mismos.

El reconocimiento jurídico del femicidio como delito no disminuye su ocurrencia, somos un claro ejemplo de ello, y las políticas públicas dirigidas a combatir los homicidios vinculados a otras causas, tampoco. Para la disminución del femicidio, la experiencia de países como Perú y Chile que han logrado resultados exitosos indica que, se requiere desarrollar acciones y estrategias que resulten efectivas en la prevención de la violencia contra las mujeres.

Las pautas para la actuación son claras, es preciso garantizar la implementación de políticas públicas tendientes a enfrentar el problema de la violencia contra las mujeres en distintos niveles de gobierno, crear redes sociales comunitarias y de organizaciones de la sociedad civil encargadas de la vigilancia social, garantizar a las mujeres afectadas el acceso a servicios públicos de calidad, la incorporación de los temas de violencia hacia la mujer, acoso y abuso sexual, en las guías, módulos y programas de capacitación dirigidos a docentes y escolares, así como estudiantes de educación superior, brindar formación a las policías y el Ministerio Publico en materia de género y violencia; y, finalmente la existencia de atención especializada a potenciales víctimas del feminicidio, así como campañas nacionales de educación.

Quienes hayan leído hasta acá se preguntarán ¿qué sentido decir todo esto ante una institucionalidad destruida y un Estado fallido como el que tenemos, que no garantiza los derechos humanos de su población? Pues tiene el sentido de alzar la voz frente a la indignación que genera ver como cada día son asesinadas mujeres jóvenes, como Mayell Hernández, bailarina y estudiante de Unearte de 29 años de edad, quien el 8 de septiembre fue asesinada por su ex pareja, Willian Enrique Infante Borges, dejando huérfana a su hija de apenas 2 años de edad.

Por ella y por muchas otras, sigue teniendo sentido opinar, proponer y dar ideas para reconstruir nuestro país ¡es urgente!

Click to access Informe_ufem_2018.pdf

http://feminicidio.net/articulo/tipos-de-feminicidio-o-las-variantes-de-violencia-extrema-patriarcal

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores

</div>