Una bloguera española envía un correo pidiéndonos que revisemos en nuestra estantería y contemos cuántos libros de los que tenemos están firmados por mujeres. Voy presta. Me hago una idea de que un 40% más o menos debe haber. Tengo muchos libros, repartidos en varios estantes, y decido tomar una muestra de cada tramo hasta contar 100. Me quedo muda: solo 7 están escritos por mujeres. Todos los he comprado yo, no tengo a quien culpar. Dentro de todo, me asombra no haberme percatado de todo esto antes, yo que trabajo tanto este tema… ¿tan acostumbradas estamos a no vernos representadas en las letras?

Busco en Google a ver si son cosas mías. No. Es todo un tema este. Tanto, que se le dedica un día especial al año, el 16 de octubre, a hablar y pensar sobre las razones por las cuales tan pocas mujeres escriben. O a tan pocas las publican. Porque al parecer no es que no lo hagamos, es que para que se nos asigne credibilidad y méritos como para publicar y divulgar nuestra obra, hay que acometer una ardua tarea ante las casas editoriales que no muchas dan.

La relación de las mujeres con la escritura está teñida -y cómo no lo van a estar- de las lógicas patriarcales de dominación. La palabra es poder. Quien la tiene, manda. Pasa en el cine, en el teatro, en las artes, en la tv, en la radio, en los artículos de prensa. Todavía se celebra si una mujer destaca en estos ámbitos como si fuese una hazaña y no una cosa normal. El mundo literario no es neutro al género, está sometido a reglas masculinas que evalúan lo que es de calidad o no, y lo que se edita o no, y cuáles temas son importantes para ellos, reproduciéndose así las relaciones entre géneros que observamos en todos los espacios.

Nieves Ibeas, Profesora Titular de la Universidad de Zaragoza y experta en el tema de mujeres y literatura, admite sentir frustración porque a pesar de estar hablando de este tema desde hace tiempo, las cosas han cambiado muy poco en los últimos años. Nos da algunos datos que descorazonan: 70% de las reseñas de libros o críticas literarias están hechas por hombres (estudio de una Fundación holandesa). Solo dos escritoras están en la Real Academia de la Lengua —las otras cuatro no se dedican a la narrativa—; en los Nobel, creados en 1901, la presencia femenina es de un 5%, y en concreto en el de Literatura solo 14 han sido reconocidas a lo largo de su historia.

La verdad sea dicha, a muchas mujeres que conozco les cuesta mostrar lo que escriben. Frecuentemente les pido artículos para mi blog y ante su demora para entregarlo, me transmiten el mensaje de que aún le falta algo, que quieren que otro se lo revise, que no saben si está excelentemente escrito… Esta hipótesis de la falta de confianza en sí mismas, parece que sí aplica aquí, específicamente en el acto de hacer público lo que se piensa y se cree. Como me dijo una amiga: “yo escribo, con eso no tengo problema; el asunto es que otros lo van a leer”.

Es entendible porque son muchos años recibiendo el mensaje machista de que es mejor callar, si vas a hablar que sea en tu pieza y en voz baja, a quién le importa lo que dices, cuidado con hacer el ridículo y otros mandatos castradores similares a estos, que hacen que elevar la voz sea todo un acto de rebeldía feminista. Ya algunas de nosotras nos hemos aventurado con programas de empoderamiento a través de las letras a mujeres que tienen ideas que comunicar.

¡Pero no es sólo eso! Puedes tener a una mujer super dispuesta a escribir y publicar su obra, pero el caso es que, para poder ser una escritora importante, de esas a la que les publican o premian, ¡tienes que disponer de tiempo! Tiempo para concentrarte, para crear, para producir. Ese es lamentablemente, el bien menos preciado que muchas tenemos al lado de toda la carga doméstica que socialmente nos han asignado. La misma Rowling, autora de la saga Harry Potter, dijo que cuando pudo dejar las tareas de la casa de lado, fue que pudo producir sus libros. También la Woolf lo advirtió: necesitas un cuarto propio para escribir. Parece una condición superflua pero no lo es. Y quizás eso explique por qué muchos “eruditos” consiguen llegar a escribir más que nosotras. ¡Es que no tienen más nada que hacer!

El Día de las Escritoras es una conmemoración iniciada en España en octubre de 2016 por iniciativa de la Biblioteca Nacional de España, la Asociación Clásicas y Modernas y la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) para recuperar el legado de las mujeres escritoras, hacer visible el trabajo de las mujeres en la literatura y combatir la discriminación que han sufrido a lo largo de la historia.

Por ello, quiero enviar un gran saludo y homenaje a venezolanas talentosísimas como Inés Quintero, Milagros Socorro, Yolanda Pantin, Sonia Chocrón, Elisa Lerner, Luz Mely Reyes, Menena Cottín, Ana Teresa Torres y tantas otras que se atrevieron a publicar rompiendo el techo de cristal literario. Son sin duda fuente de inspiración para todas nosotras. ¡Vamos a visibilizarlas como se merecen! Y a balancear por género nuestras bibliotecas para hacer justicia.

Fotomontaje: Gina Domingos

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