Después de un mes, Yuleima Ríos se enteró de que el tercero de sus once hijos fue asesinado. Desde hace tres años, ella no lo veía con frecuencia, luego de que el niño de 11 años dejara de vivir con ella para tomar las calles como su hogar.
John Jaiverson Ríos fue asesinado con múltiples puñaladas el 6 de mayo y su cadáver fue arrojado al río Guaire, afluente que atraviesa la ciudad de Caracas. Yuleima lo supo el martes 5 de junio, por otro de sus hijos, quien tiene 13 años de edad.
El adolescente llegó a su residencia en el barrio 12 de Octubre de Petare (municipio Sucre en Miranda) para contarle a su mamá lo ocurrido y señaló que otros niños en situación de calle habrían atacado a su hermano. Yuleima se enteró después de que la intención del resto del grupo era despojar a John Jaiverson de un arma que los demás creían estaba ocultando.
Tanto Jonh Jaiverson como su hermano de 13 años estaban en situación de calle. Solían deambular con una hermana mayor, de quince años, por Las Mercedes (municipio Baruta) donde pedían a los transeúntes para comer.
Yuleima estuvo el 6 de junio en la morgue de Bello Monte para iniciar el proceso fúnebre. El cadáver fue identificado por una pulsera que el niño tenía en el tobillo y una uña negra del pie que tenía por un viejo golpe. Lo habían herido en la cara y en el estómago.
Según la madre, hace tres años John Jaiverson se fue de la casa materna y estuvo en un albergue para niños y adolescentes en Los Chorros (municipio Sucre). Después de varios meses, decidió irse también del sitio y solo ocasionalmente regresaba a su vivienda en Petare.
“Es oportuno el momento para reiterar al Estado y a la sociedad que la condición de desprotección en la cual se encuentran los niños, niñas y adolescentes en situación de calle, no disminuye su capacidad de exigir y gozar de derechos como cualquier otro ciudadano (…) Exigimos de los Gobiernos nacional, estadal y municipal, asumir con prioridad absoluta y desde el enfoque de derechos, el diseño inmediato de una política intersectorial, en cuya construcción participen las organizaciones sociales y comunitarias con experiencia en la protección de niñas, niños y adolescentes en situación de calle, así como la asignación de recursos financieros y no financieros para la ejecución de esa política, en la que debe incluirse un componente de apoyo y fortalecimiento a familias vulnerables», se lee en un comunicado que enviaron la Red de Casas Don Bosco, Red por los Derechos Humanos de Niños, Niñas y Adolescentes, Fundación Ángeles de Calle, Asociación Muchachos de la Calle, Cecodap, entre las más de 40 organizaciones, en abril de este año.
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Después de un mes, Yuleima Ríos se enteró de que el tercero de sus once hijos fue asesinado. Desde hace tres años, ella no lo veía con frecuencia, luego de que el niño de 11 años dejara de vivir con ella para tomar las calles como su hogar.
John Jaiverson Ríos fue asesinado con múltiples puñaladas el 6 de mayo y su cadáver fue arrojado al río Guaire, afluente que atraviesa la ciudad de Caracas. Yuleima lo supo el martes 5 de junio, por otro de sus hijos, quien tiene 13 años de edad.
El adolescente llegó a su residencia en el barrio 12 de Octubre de Petare (municipio Sucre en Miranda) para contarle a su mamá lo ocurrido y señaló que otros niños en situación de calle habrían atacado a su hermano. Yuleima se enteró después de que la intención del resto del grupo era despojar a John Jaiverson de un arma que los demás creían estaba ocultando.
Tanto Jonh Jaiverson como su hermano de 13 años estaban en situación de calle. Solían deambular con una hermana mayor, de quince años, por Las Mercedes (municipio Baruta) donde pedían a los transeúntes para comer.
Yuleima estuvo el 6 de junio en la morgue de Bello Monte para iniciar el proceso fúnebre. El cadáver fue identificado por una pulsera que el niño tenía en el tobillo y una uña negra del pie que tenía por un viejo golpe. Lo habían herido en la cara y en el estómago.
Según la madre, hace tres años John Jaiverson se fue de la casa materna y estuvo en un albergue para niños y adolescentes en Los Chorros (municipio Sucre). Después de varios meses, decidió irse también del sitio y solo ocasionalmente regresaba a su vivienda en Petare.
“Es oportuno el momento para reiterar al Estado y a la sociedad que la condición de desprotección en la cual se encuentran los niños, niñas y adolescentes en situación de calle, no disminuye su capacidad de exigir y gozar de derechos como cualquier otro ciudadano (…) Exigimos de los Gobiernos nacional, estadal y municipal, asumir con prioridad absoluta y desde el enfoque de derechos, el diseño inmediato de una política intersectorial, en cuya construcción participen las organizaciones sociales y comunitarias con experiencia en la protección de niñas, niños y adolescentes en situación de calle, así como la asignación de recursos financieros y no financieros para la ejecución de esa política, en la que debe incluirse un componente de apoyo y fortalecimiento a familias vulnerables», se lee en un comunicado que enviaron la Red de Casas Don Bosco, Red por los Derechos Humanos de Niños, Niñas y Adolescentes, Fundación Ángeles de Calle, Asociación Muchachos de la Calle, Cecodap, entre las más de 40 organizaciones, en abril de este año.
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