Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), informó que en los últimos dos meses (enero y febrero) 1.016 presos participaron en una huelga de hambre y otros 74 en alguna huelga de sangre. Esto como parte de su balance, de lo que considera como una crisis carcelaria.
El 20 de enero, un grupo de 16 detenidos de Acarigua, estado Portuguesa, que permanecen en los calabozos de la Comandancia General en Guanare iniciaron una huelga de hambre. Los reclusos denunciaron que en el penal no les dan ningún tipo de alimentos, y sus familiares están muy lejos para llevarles comida a diario, aunado al alto costo del transporte.
Otra de las protestas de este año se registró dos días después, el 22 de enero, en el Internado Judicial Rodeo II, cuando los detenidos iniciaron una huelga de hambre para reclamar por los maltratos físicos, la mala alimentación, la insalubridad, el constante irrespeto a los familiares. Además, exigían la celeridad de los procesos judiciales y la presencia inmediata de la ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela.
La OVP indicó que más de 2.000 reclusos alzaron su voz para exigir el respeto a sus derechos humanos, pero la única respuesta que recibieron fue el traslado de al menos 300 hombres que hasta la fecha sobreviven en cárceles tan lejanas como El Dorado, estado Bolívar, donde por el alto costo del transporte reciben muy pocas, por no decir ninguna visita de sus familiares.
Días más tarde, el 30 de enero, los presos de la Comunidad Penitenciaria de Coro, conocida como “El Cebollal”, también iniciaron una huelga de hambre porque tenían cuatro meses sin recibir alimentos por parte de sus familiares. Así es como eran sometidos a una dieta de arroz blanco una sola vez al día y dos si acaso tenían suerte.
Los parientes informaron que dentro de los calabozos hay muchos hombres con síntomas de desnutrición, incluso tantos que ya perdieron la cuenta. En un documento también denunciaron maltratos físicos por parte de los custodios, además de recibir burlas por la alimentación que reciben.
El pasado 14 de febrero, se registró un motín en el Complejo Judicial de Carabobo conocido como la Mínima de Tocuyito, donde la población penitenciaria tomó como rehenes a Alexander Tirado, Juan Poletti, Antonio Garbi y Jesús Albi, presos políticos que permanecen detenidos en ese penal, y a 50 custodios.
Los presos exigían traslados a cárceles abiertas como Tocorón, pues aseguran que se están muriendo de hambre y están hartos del maltrato de los custodios, y de cumplir con las inhumanas rutinas de Orden Cerrado bajo el inclemente sol, donde además son obligados a gritar consignas a favor del Gobierno de turno.
Con información de OVP
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Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), informó que en los últimos dos meses (enero y febrero) 1.016 presos participaron en una huelga de hambre y otros 74 en alguna huelga de sangre. Esto como parte de su balance, de lo que considera como una crisis carcelaria.
El 20 de enero, un grupo de 16 detenidos de Acarigua, estado Portuguesa, que permanecen en los calabozos de la Comandancia General en Guanare iniciaron una huelga de hambre. Los reclusos denunciaron que en el penal no les dan ningún tipo de alimentos, y sus familiares están muy lejos para llevarles comida a diario, aunado al alto costo del transporte.
Otra de las protestas de este año se registró dos días después, el 22 de enero, en el Internado Judicial Rodeo II, cuando los detenidos iniciaron una huelga de hambre para reclamar por los maltratos físicos, la mala alimentación, la insalubridad, el constante irrespeto a los familiares. Además, exigían la celeridad de los procesos judiciales y la presencia inmediata de la ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela.
La OVP indicó que más de 2.000 reclusos alzaron su voz para exigir el respeto a sus derechos humanos, pero la única respuesta que recibieron fue el traslado de al menos 300 hombres que hasta la fecha sobreviven en cárceles tan lejanas como El Dorado, estado Bolívar, donde por el alto costo del transporte reciben muy pocas, por no decir ninguna visita de sus familiares.
Días más tarde, el 30 de enero, los presos de la Comunidad Penitenciaria de Coro, conocida como “El Cebollal”, también iniciaron una huelga de hambre porque tenían cuatro meses sin recibir alimentos por parte de sus familiares. Así es como eran sometidos a una dieta de arroz blanco una sola vez al día y dos si acaso tenían suerte.
Los parientes informaron que dentro de los calabozos hay muchos hombres con síntomas de desnutrición, incluso tantos que ya perdieron la cuenta. En un documento también denunciaron maltratos físicos por parte de los custodios, además de recibir burlas por la alimentación que reciben.
El pasado 14 de febrero, se registró un motín en el Complejo Judicial de Carabobo conocido como la Mínima de Tocuyito, donde la población penitenciaria tomó como rehenes a Alexander Tirado, Juan Poletti, Antonio Garbi y Jesús Albi, presos políticos que permanecen detenidos en ese penal, y a 50 custodios.
Los presos exigían traslados a cárceles abiertas como Tocorón, pues aseguran que se están muriendo de hambre y están hartos del maltrato de los custodios, y de cumplir con las inhumanas rutinas de Orden Cerrado bajo el inclemente sol, donde además son obligados a gritar consignas a favor del Gobierno de turno.
Con información de OVP