Tres linchamientos en Maturín. En menos de 24 horas, entre los días miércoles 15 y jueves 16 de noviembre, dos jóvenes y un adolescente, a quienes sorprendieron robando a un taxista y el teléfono celular a una señora respectivamente, fueron asesinados por comunidades que no solo los mataron a golpes y pedradas, sino que además, los quemaron vivos.
El primer caso ocurrió en la parroquia Las Cocuizas, al este de la capital monaguense, donde a Leomar Hernández (30) y Daniel Sucre (25), fueron asesinados a golpes y pedradas por los vecinos, quienes además los quemaron; a Hernández le destrozaron la cabeza con una piedra de concreto y lo quemaron de la cintura hacia abajo, mientras que Sucre quedó completamente calcinado.
Ambos tirotearon a un taxista a las 6:00 de la mañana para despojarlo de sus pertenencias y fueron sorprendidos por los vecinos, que sin piedad arremetieron en su contra.
El jueves 16, en la madrugada, en el sector Los Guaritos IV, tres adolescentes intentaron despojar de su celular a una señora que salió a las 3:30 de la mañana de su vivienda. Los residentes de esta zona lograron capturar a uno de ellos, de 16 años, a quien rodearon en una cancha de la comunidad y después de golpearlo hasta con botellas, también lo quemaron.
En Monagas, durante 2017, han muerto linchadas 20 personas, en su mayoría hombres jóvenes, y de este total, seis casos han ocurrido en la primera quincena de noviembre, el mes con mayor número de registros de este tipo de crímenes en la entidad oriental partir de datos obtenidos por periodistas de la fuente de sucesos de los diversos diarios de circulación regional.
Para la socióloga Esther Pineda, quien ha hecho un seguimiento al número de linchamientos que se han registrado en el país desde 2015 a partir de las publicaciones de medios de comunicación, este fenómeno se ha incrementado en los últimos años en Venezuela, con la profundización de la crisis social que vive el país; una situación similar a la que ocurrió en la década de 1990.
Pineda, quien además es consultora, conferencista y escritora en los temas de igualdad de género, discriminación racial y derechos Lgbti, destaca que estos crímenes han venido cambiando. Antes eran contra personas que cometían crímenes aberrantes o violaciones, pero de los 50 casos que analizó entre 2015 y la primera mitad de 2017, 48 por ciento fue contra hombres jóvenes que cometieron robos.
Incluso «ha migrado de las zonas rurales y populares para realizarse en las zonas urbanas y de clase media… ya no está reservado solo para aquellos delitos graves. Al contrario, se dirige cada vez más hacia los delitos menores, así como a los ‘delincuentes amateurs», y ha cambiado el perfil de los linchadores. En estos asesinatos tumultuosos han comenzado a participar niños y adolescentes, mujeres, estudiantes universitarios, profesionales, personas de la clase media, adultos mayores«, dijo a Efecto Cocuyo.
Entre las motivaciones que llevan a un linchamiento destacan la precarización de la sociedad, la flexibilización de los valores, altos índices de criminalidad, influencia de los medios de comunicación que pueden generar linchamientos por imitación; la impunidad y la prevalencia «de prejuicios y estereotipos de carácter clasistas y racistas. Estos han propiciado la ocurrencia de linchamientos dirigidos a personas de los sectores económicos desfavorecidos».
Para Pineda, el Estado debe prevenir este tipo de hechos, pues a diferencia de lo que se cree sobre que sea «justicia popular», se trata de crímenes establecidos en el Código Penal venezolano, donde se señala la responsabilidad de quienes los cometen.
Más grave aún es que de los casos analizados por la socióloga, casi la mitad de los linchados fueron quemados por quienes perpetraron este tipo de delitos. «Quemar vivas a las personas ha sido una práctica muy presente en los linchamientos. Fue la práctica del linchamiento y de la quema viva de personas la que migró a las protestas antigubernamentales y no al revés», explicó.
Foto: La Verdad de Monagas
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Tres linchamientos en Maturín. En menos de 24 horas, entre los días miércoles 15 y jueves 16 de noviembre, dos jóvenes y un adolescente, a quienes sorprendieron robando a un taxista y el teléfono celular a una señora respectivamente, fueron asesinados por comunidades que no solo los mataron a golpes y pedradas, sino que además, los quemaron vivos.
El primer caso ocurrió en la parroquia Las Cocuizas, al este de la capital monaguense, donde a Leomar Hernández (30) y Daniel Sucre (25), fueron asesinados a golpes y pedradas por los vecinos, quienes además los quemaron; a Hernández le destrozaron la cabeza con una piedra de concreto y lo quemaron de la cintura hacia abajo, mientras que Sucre quedó completamente calcinado.
Ambos tirotearon a un taxista a las 6:00 de la mañana para despojarlo de sus pertenencias y fueron sorprendidos por los vecinos, que sin piedad arremetieron en su contra.
El jueves 16, en la madrugada, en el sector Los Guaritos IV, tres adolescentes intentaron despojar de su celular a una señora que salió a las 3:30 de la mañana de su vivienda. Los residentes de esta zona lograron capturar a uno de ellos, de 16 años, a quien rodearon en una cancha de la comunidad y después de golpearlo hasta con botellas, también lo quemaron.
En Monagas, durante 2017, han muerto linchadas 20 personas, en su mayoría hombres jóvenes, y de este total, seis casos han ocurrido en la primera quincena de noviembre, el mes con mayor número de registros de este tipo de crímenes en la entidad oriental partir de datos obtenidos por periodistas de la fuente de sucesos de los diversos diarios de circulación regional.
Para la socióloga Esther Pineda, quien ha hecho un seguimiento al número de linchamientos que se han registrado en el país desde 2015 a partir de las publicaciones de medios de comunicación, este fenómeno se ha incrementado en los últimos años en Venezuela, con la profundización de la crisis social que vive el país; una situación similar a la que ocurrió en la década de 1990.
Pineda, quien además es consultora, conferencista y escritora en los temas de igualdad de género, discriminación racial y derechos Lgbti, destaca que estos crímenes han venido cambiando. Antes eran contra personas que cometían crímenes aberrantes o violaciones, pero de los 50 casos que analizó entre 2015 y la primera mitad de 2017, 48 por ciento fue contra hombres jóvenes que cometieron robos.
Incluso «ha migrado de las zonas rurales y populares para realizarse en las zonas urbanas y de clase media… ya no está reservado solo para aquellos delitos graves. Al contrario, se dirige cada vez más hacia los delitos menores, así como a los ‘delincuentes amateurs», y ha cambiado el perfil de los linchadores. En estos asesinatos tumultuosos han comenzado a participar niños y adolescentes, mujeres, estudiantes universitarios, profesionales, personas de la clase media, adultos mayores«, dijo a Efecto Cocuyo.
Entre las motivaciones que llevan a un linchamiento destacan la precarización de la sociedad, la flexibilización de los valores, altos índices de criminalidad, influencia de los medios de comunicación que pueden generar linchamientos por imitación; la impunidad y la prevalencia «de prejuicios y estereotipos de carácter clasistas y racistas. Estos han propiciado la ocurrencia de linchamientos dirigidos a personas de los sectores económicos desfavorecidos».
Para Pineda, el Estado debe prevenir este tipo de hechos, pues a diferencia de lo que se cree sobre que sea «justicia popular», se trata de crímenes establecidos en el Código Penal venezolano, donde se señala la responsabilidad de quienes los cometen.
Más grave aún es que de los casos analizados por la socióloga, casi la mitad de los linchados fueron quemados por quienes perpetraron este tipo de delitos. «Quemar vivas a las personas ha sido una práctica muy presente en los linchamientos. Fue la práctica del linchamiento y de la quema viva de personas la que migró a las protestas antigubernamentales y no al revés», explicó.
Foto: La Verdad de Monagas