Las balaceras en las zonas que componen el barrio José Félix Ribas, en Petare, se han intensificado durante esta semana. Presuntos enfrentamientos con entre bandas de delincuentes y fuerzas de seguridad han dejado ya cinco personas muertas; mientras que los vecinos recuerdan con terror los tiroteos que pusieron en vilo a la comunidad en mayo de 2020 y octubre de 2021.
Los tiroteos comenzaron el pasado domingo 31 de julio, con un presunto enfrentamiento entre funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y supuestos hombres armados que, según la versión policial, dispararon a las comisiones y lanzaron un artefacto explosivo que no detonó.
Familiares de las víctimas denunciaron en las afueras de la sede del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamefc) que lo que ocurrió en la zona 3 de José Félix Ribas no fue un enfrentamiento sino una masacre.
“Mi nieto estaba jugando cuando lo asesinó la policía”, indicó a Crónica.Uno un familiar de Manuel Álvarez, un joven de 24 años habitante de la zona 3, quien según sus allegados estaba jugando cartas cuando la Policía lo mató.
Otro de los cinco fallecidos quedó identificado como Omar Pérez, de 20 años de edad. Sus familiares también denunciaron que el joven fue víctima de una ejecución.
Violencia policial
Vecinos denunciaron que durante el supuesto enfrentamiento sus viviendas fueron allanadas sin orden judicial y sin motivo alguno para hacer la requisa. “Allanaron mi casa y se robaron mis cosas”, dijo a Efecto Cocuyo un habitante de la zona, que prefirió mantener el anonimato por temor a represalias.
El hombre, que no quiso dar muchos detalles, explicó que los funcionarios policiales fueron violentos al entrar a su casa y estaban en búsqueda de supuestos delincuentes. “Yo no soy malandro ni mis familiares tampoco”, contó.
Mariana Salas*, habitante del sector, indicó que las detonaciones la mantuvieron en vigilia. Desde la madrugada del pasado martes, 2 de agosto, en su casa se escuchaba la intensa balacera que generó un presunto enfrentamiento entre bandas delictivas de las zona 4 y 5 de la barriada.
“Esto está muy peligroso; he decidido no dejar salir a mis hijos por el miedo que me da que les llegue a pasar algo en la calle. A mí me da mucha tristeza, porque este barrio ya parece nuevamente el lejano oeste; a cualquier hora empieza un tiroteo y uno no puede ni salir”, indicó.
Para intentar protegerse de las balas, Salas* cerró la puerta de su casa y se refugió en la habitación más segura del hogar porque a dos de sus vecinos le entró una bala perdida a la sala y otra alcanzó la habitación de los niños.
Control de Wilexis
Vecinos de la barriada señalan que los enfrentamientos entre bandas delictivas se generaron por una supuesta llegada de delincuentes que pertenecían a la megabanda de la Cota 905.
Aunque funcionarios de seguridad del Estado celebraron la caída de Carlos Revete, alias El Koki, y de la megabanda que controlaba el territorio de la Cota 905, al oeste de Caracas; en Petare, específicamente en José Félix Ribas, sigue dominando el hampa.
150 hombres tienen el control delictivo de José Félix Ribas
Desde que Wuileisys Alexander Acevedo Monasterio, alias Wilexis, tiene el control de la mayoría de las zonas de esa comunidad petareña, no hay funcionario policial ni militar que le de freno a las fechorías y asesinatos que cometen él y los que conforman su megabanda.
Su control abarca de la zona 1 a la 8 de José Félix Ribas. Entre 120 y 150 personas conforman su grupo criminal y desde 2018. Los 120 mil ciudadanos que viven el barrio más grande de Petare, están bajo las reglas de este delincuente.
Entre los meses de enero y junio de este año, la capital de Venezuela ha registrado 201 homicidios intencionales, según las estadísticas compartidas por el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) región Capital.
De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Violencia región Capital, en el primer semestre de este año se observó el fortalecimiento de las bandas de delincuencia organizadas en el área de Petare, donde hay una presencia importante de grupos violentos que influyen en las estadísticas de homicidios en la ciudad.
(*) Nombre ficticio para proteger la identidad de la fuente