El arbolito, el pesebre, las hallacas y las gaitas sonando desde noviembre, son algunas de las costumbres que no pueden faltar en las navidades de las familias venezolanas; en el país o en el extranjero, todos intentan seguir las tradiciones decembrinas.
La Oficina de la ONU para los Refugiados (ACNUR) indica que Venezuela atraviesa por una de las principales crisis de desplazamiento del mundo; con más de 5 millones de venezolanos en el exterior, la navidad pasó de ser una celebración familiar a un cronograma de videollamadas, según el huso horario correspondiente, para felicitarse.
En enero de 2021, según ACNUR, la mayoría de los migrantes venezolanos en América Latina se encontraban en Colombia (1.7 millones), en Perú (1.0 millones) y en Chile (457.3 mil); en Norteamérica, Estados Unidos (465.2 mil); y en Europa, España (415.7) e Italia (59.4 mil).
Siendo una de las festividades más importantes del planeta, la navidad se celebra en todas partes del mundo y de formas muy distintas; en Venezuela es época de festejo donde las familias se suelen reunir para decorar el arbolito, hacer las hallacas o escribir la carta al espíritu de la navidad.
Son muchas las tradiciones que se despliegan a lo largo del territorio nacional; por lo que al emigrar los venezolanos intentan empacar algunas de ellas para sentirse cerca de casa, a pesar de la distancia.
“La distancia no será un impedimento para sentirnos cerca”
Recibiendo al niño Jesús a la media noche del 24 de diciembre, muchos venezolanos dicen el “¡Feliz Navidad!’”horas antes o incluso al día siguiente; dependiendo de la ubicación en la que estén, las familias se comunican a distintas horas para celebrar el nacimiento del hijo de Dios.
La tecnología ha sido el gran aliado para poder comunicarse en cualquier momento; la comida, la música y la forma de celebrar cambian según el país, pero lo que suelen extrañar, tanto las personas que se quedan como las que se van, es la compañía de amigos y familiares.
“Siempre trato de estar pendiente de la hora para poder desearle feliz navidad y hacerle saber que, aunque estemos lejos, la distancia no será un impedimento para comunicarnos y sentirnos cerca”, dice *Carmela sobre su hermana mayor que vive en Australia y que emigró del país en 2019.
Celebrando su tercera navidad en el sexto país más grande del mundo, *Loredana cuenta que por primera vez logró decorar con artículos navideños su casa y que este año sí tendrá cena de navidad.
“En mis primeras navidades sentí mucha nostalgia; de hecho, no sentí que fuese navidad”, dice Loredana. Afirma que se sorprendió al conocer cómo los australianos celebraban estas fechas, pero dice que “solo hay que saber adaptarse y jamás olvidarse de nuestras tradiciones”.
(*) Esta fuente prefirió mantener su apellido en el anonimato.
Navidad tricolor
Emilio Faria, un joven venezolano que vive en Chile, recuerda sus primeras navidades fuera de Venezuela como uno de los momentos más difíciles por los que ha pasado; “no estar con mi familia y extrañarlos en navidad, ya se volvió costumbre”.
Actualmente, dice que hay tantos venezolanos en Chile –específicamente donde él reside (Santiago Centro)- que se ha vuelto común escuchar el acento criollo, comprar pan de jamón o el plato navideño en comercios cercanos; “sin embargo, nada se compara al espíritu de las calles de mi país”.
Faria cuenta que sigue cumpliendo con las tradiciones de su casa en Caracas; el plato típico, las doce uvas, dar una vuelta a la cuadra con la maleta en mano y cantar gaitas hasta la madrugada, son algunas de ellas.
Luego de emigrar ha agregado una nueva tradición a su lista, hablar con su familia por videollamada durante la llegada del niño Jesús: “saber que eres parte de las personas a las que tu familia extraña, es de los sentimientos más duros; de todas formas, debemos mantener intacta la esperanza de volver”, dice Faria.