Los Miserables, la novela de Victor Hugo, le ha dado la vuelta al mundo y, contra todo pronóstico, Venezuela ha sido testigo de su magia en dos oportunidades.
El sueño de montar este musical en Venezuela nació de la inspiración de la productora Claudia Salazar, de la mano de Clas Producciones. En 2019 se hizo realidad y fue un éxito, pero en 2023 el sueño creció tanto que volvió para nuevamente deslumbrar al Teatro Teresa Carreño.
La segunda temporada de Los Miserables Venezuela es posible gracias al trabajo de 300 personas.
Más de 30 artistas dirigidos por el argentino Mariano Detry, una orquesta de 32 músicos bajo la batuta de Elisa Vegas y la producción ejecutiva de Salazar, han logrado abrir nuevas funciones para atender la receptividad del público.
“Y no hay nada como el sueño para engendrar el porvenir. Hoy; utopía; mañana, carne y hueso”. (extracto de Los Miserables)
En 2019 ya había hechos excepcionales que destacaban lo especial que sería esta versión de Los Miserables. Tradicionalmente, la obra está escrita para 16 músicos, pero, por primera vez en su historia, el musical estrenaría con 32 y sería en Venezuela con la orquesta Gran Mariscal de Ayacucho.
En esta oportunidad, la magia sigue intacta. El montaje ha contado con especialistas internacionales, que se embarcaron en el proceso venezolano para contribuir con su experiencia, como es el caso de Rachael McCutcheon; una diseñadora de iluminación que trabajó en el montaje de Los Miserables en Londres durante 16 años.
Domingo Balducci, Oriana Rizza y Eudomar Chacón forman parte del elenco que le da vida a este musical y, en entrevista para Solaz, cuentan cómo están viviendo la magia de cualquier artista: hacer arte de primer nivel en su país.
Cuando Oriana Rizza se enteró que interpretaría a Cosette, uno de los personajes principales de Los Miserables, lloró de felicidad durante media hora.
Cuando Eudomar Chacón recibió la noticia de que formaría parte del ensamble masculino (el grupo de actores que interpretan a varios personajes y ofrecen contexto a la obra) gritó como pocas veces lo ha hecho en su vida.
Ambos audicionaron para el montaje de 2019, pero no fueron seleccionados. Coinciden en que no era su momento, pues no estaban tan preparados para afrontar la dimensión de un musical como este en la sala Ríos Reyna, del Teatro Teresa Carreño.
“Ahora es aún más especial porque significa que le fui fiel a un sueño que me prometí a mí misma que cumpliría: ser parte de Los Miserables dentro o fuera del país”, dice la joven Cosette venezolana.
Oriana comenzó sus estudios actorales a los 14 años y su acercamiento con la música fue en la etapa escolar en el Colegio Emil Friedman, donde participó en el coro y en la orquesta (como violinista).
Posteriormente, renunció a la orquesta por el canto; después dejó el canto por la danza y en paralelo comenzó a estudiar actuación en el Grupo de Teatro Colibrí, en Caracas.
Con el tiempo conoció el teatro musical y vio en él la oportunidad de trabajar sus tres pasiones: el canto, la actuación y el baile.
Chacón comenzó su formación en el Conservatorio de Música de La Grita, estado Táchira, donde vivió hasta que a los 18 años decidió mudarse a Caracas para estudiar Comunicación Social, en la Universidad Central de Venezuela.
“Desde las audiciones supe que quería formar parte del ensamble porque hacen tantas cosas que adquieres mucha experiencia y eso te hace crecer”, afirma Chacón.
Aunque su vida profesional ha estado más orientada al canto, su formación académica en diferentes escuelas y de la mano de varios maestros le ayudaron a entender el universo del teatro musical. “Yo soñé tanto con ser parte de Los Miserables que incluso tardé días en llegar a creérmelo”, confiesa.
Algo más que tienen en común estos dos jóvenes artistas es que han pasado por las aulas del reconocido intérprete Domingo Balducci, quien en esta oportunidad repite sus roles de la temporada de 2019: Obispo, Babet, entrenador vocal y ensamble. Además de asistente de dirección musical.
La carrera de Balducci en las artes escénicas comenzó hace 35 años. Ha participado en montajes como La ópera de los tres centavos, producida por la Fundación Rajatabla, y Los siete pecados capitales, bajo la dirección de Jericó Montilla.
“Fueron varias responsabilidades en simultáneo, pero la experiencia pasada nos permitió tener un conocimiento previo sobre lo que quería el director y lo que necesitábamos mejorar, mientras se lo enseñábamos a quienes se incorporaban al elenco”, cuenta Balducci.
Sus personajes son muy diferentes, pero es por eso que, según dice, se los ha disfrutado tanto. Aprovecha el papel de Babet, uno de los secuaces de la pandilla Patron-Minette, para jugar con la comedia. Se siente muy identificado con él «porque el payaso interno que todos tenemos explota por ahí».
Una vez más agradece poder encarnar al Obispo: un personaje mucho más recatado y serio, pero que extiende su exposición escénica y le permite disfrutar de estar sobre las tablas.
El actor afirma que la producción, en comparación con la temporada pasada, ha crecido en todos los sentidos; “todo mejoró tremendamente y creo que cumplió las expectativas. Incluso, ¡las superó!”.
Hasta el próximo domingo 16 de abril, la lucha por la libertad y la justicia, que encarna el personaje de Jean Valjean, se presentará en la sala Ríos Reyna para hacer reír, llorar y reflexionar y, sobre todo, disfrutar de un espectáculo robusto en montaje, actuación y producción hasta la emoción. Las entradas estás disponibles en el sitio web de TicketPlate.com.
“Hacer teatro musical en la sala de teatro más importante de Venezuela es un privilegio inmenso por el que estaré siempre agradecido”, dice Chacón. Además, cree que las últimas funciones serán las mejores de toda la temporada.
Para Rizza, Chacón y Balducci, formar parte del elenco de Los Miserables, encabezado por los tenores Beto Baralt como Jean Valjean y Gaspar Colón como Javert, es un honor que asumieron con responsabilidad y mucha pasión. Esperan que quienes no han asistido se reencuentren con el teatro como expresión artística, con el Teresa Carreño como uno de los espacios culturales más importante del país y que, también, se emocionen con esta producción que nunca pasa de moda.
Rizza espera que el público sea capaz de regalarse esta historia que conmueve y trasciende, pues “Los Miserables cambia al que lo hace y a quien lo ve”.
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Los Miserables, la novela de Victor Hugo, le ha dado la vuelta al mundo y, contra todo pronóstico, Venezuela ha sido testigo de su magia en dos oportunidades.
El sueño de montar este musical en Venezuela nació de la inspiración de la productora Claudia Salazar, de la mano de Clas Producciones. En 2019 se hizo realidad y fue un éxito, pero en 2023 el sueño creció tanto que volvió para nuevamente deslumbrar al Teatro Teresa Carreño.
La segunda temporada de Los Miserables Venezuela es posible gracias al trabajo de 300 personas.
Más de 30 artistas dirigidos por el argentino Mariano Detry, una orquesta de 32 músicos bajo la batuta de Elisa Vegas y la producción ejecutiva de Salazar, han logrado abrir nuevas funciones para atender la receptividad del público.
“Y no hay nada como el sueño para engendrar el porvenir. Hoy; utopía; mañana, carne y hueso”. (extracto de Los Miserables)
En 2019 ya había hechos excepcionales que destacaban lo especial que sería esta versión de Los Miserables. Tradicionalmente, la obra está escrita para 16 músicos, pero, por primera vez en su historia, el musical estrenaría con 32 y sería en Venezuela con la orquesta Gran Mariscal de Ayacucho.
En esta oportunidad, la magia sigue intacta. El montaje ha contado con especialistas internacionales, que se embarcaron en el proceso venezolano para contribuir con su experiencia, como es el caso de Rachael McCutcheon; una diseñadora de iluminación que trabajó en el montaje de Los Miserables en Londres durante 16 años.
Domingo Balducci, Oriana Rizza y Eudomar Chacón forman parte del elenco que le da vida a este musical y, en entrevista para Solaz, cuentan cómo están viviendo la magia de cualquier artista: hacer arte de primer nivel en su país.
Cuando Oriana Rizza se enteró que interpretaría a Cosette, uno de los personajes principales de Los Miserables, lloró de felicidad durante media hora.
Cuando Eudomar Chacón recibió la noticia de que formaría parte del ensamble masculino (el grupo de actores que interpretan a varios personajes y ofrecen contexto a la obra) gritó como pocas veces lo ha hecho en su vida.
Ambos audicionaron para el montaje de 2019, pero no fueron seleccionados. Coinciden en que no era su momento, pues no estaban tan preparados para afrontar la dimensión de un musical como este en la sala Ríos Reyna, del Teatro Teresa Carreño.
“Ahora es aún más especial porque significa que le fui fiel a un sueño que me prometí a mí misma que cumpliría: ser parte de Los Miserables dentro o fuera del país”, dice la joven Cosette venezolana.
Oriana comenzó sus estudios actorales a los 14 años y su acercamiento con la música fue en la etapa escolar en el Colegio Emil Friedman, donde participó en el coro y en la orquesta (como violinista).
Posteriormente, renunció a la orquesta por el canto; después dejó el canto por la danza y en paralelo comenzó a estudiar actuación en el Grupo de Teatro Colibrí, en Caracas.
Con el tiempo conoció el teatro musical y vio en él la oportunidad de trabajar sus tres pasiones: el canto, la actuación y el baile.
Chacón comenzó su formación en el Conservatorio de Música de La Grita, estado Táchira, donde vivió hasta que a los 18 años decidió mudarse a Caracas para estudiar Comunicación Social, en la Universidad Central de Venezuela.
“Desde las audiciones supe que quería formar parte del ensamble porque hacen tantas cosas que adquieres mucha experiencia y eso te hace crecer”, afirma Chacón.
Aunque su vida profesional ha estado más orientada al canto, su formación académica en diferentes escuelas y de la mano de varios maestros le ayudaron a entender el universo del teatro musical. “Yo soñé tanto con ser parte de Los Miserables que incluso tardé días en llegar a creérmelo”, confiesa.
Algo más que tienen en común estos dos jóvenes artistas es que han pasado por las aulas del reconocido intérprete Domingo Balducci, quien en esta oportunidad repite sus roles de la temporada de 2019: Obispo, Babet, entrenador vocal y ensamble. Además de asistente de dirección musical.
La carrera de Balducci en las artes escénicas comenzó hace 35 años. Ha participado en montajes como La ópera de los tres centavos, producida por la Fundación Rajatabla, y Los siete pecados capitales, bajo la dirección de Jericó Montilla.
“Fueron varias responsabilidades en simultáneo, pero la experiencia pasada nos permitió tener un conocimiento previo sobre lo que quería el director y lo que necesitábamos mejorar, mientras se lo enseñábamos a quienes se incorporaban al elenco”, cuenta Balducci.
Sus personajes son muy diferentes, pero es por eso que, según dice, se los ha disfrutado tanto. Aprovecha el papel de Babet, uno de los secuaces de la pandilla Patron-Minette, para jugar con la comedia. Se siente muy identificado con él «porque el payaso interno que todos tenemos explota por ahí».
Una vez más agradece poder encarnar al Obispo: un personaje mucho más recatado y serio, pero que extiende su exposición escénica y le permite disfrutar de estar sobre las tablas.
El actor afirma que la producción, en comparación con la temporada pasada, ha crecido en todos los sentidos; “todo mejoró tremendamente y creo que cumplió las expectativas. Incluso, ¡las superó!”.
Hasta el próximo domingo 16 de abril, la lucha por la libertad y la justicia, que encarna el personaje de Jean Valjean, se presentará en la sala Ríos Reyna para hacer reír, llorar y reflexionar y, sobre todo, disfrutar de un espectáculo robusto en montaje, actuación y producción hasta la emoción. Las entradas estás disponibles en el sitio web de TicketPlate.com.
“Hacer teatro musical en la sala de teatro más importante de Venezuela es un privilegio inmenso por el que estaré siempre agradecido”, dice Chacón. Además, cree que las últimas funciones serán las mejores de toda la temporada.
Para Rizza, Chacón y Balducci, formar parte del elenco de Los Miserables, encabezado por los tenores Beto Baralt como Jean Valjean y Gaspar Colón como Javert, es un honor que asumieron con responsabilidad y mucha pasión. Esperan que quienes no han asistido se reencuentren con el teatro como expresión artística, con el Teresa Carreño como uno de los espacios culturales más importante del país y que, también, se emocionen con esta producción que nunca pasa de moda.
Rizza espera que el público sea capaz de regalarse esta historia que conmueve y trasciende, pues “Los Miserables cambia al que lo hace y a quien lo ve”.