Angustia y preocupación. Así se definen los días de Ericka Torres, madre de Jesús Javier, un bebé de tres meses y medio, que tiene diagnóstico de microcefalia. Con récipe en mano, Ericka comienza su recorrido por distintas farmacias, pero lo único que consigue es un “no hay“. Hace dos meses recibió un frasco con la dosis de carbamazepina que necesita Jesús Javier para evitar convulsiones producidas por la microcefalia; sin embargo, se terminó y los ataques se hacen más fuertes. “Él (Jesús Javier) siempre sufre convulsiones, pero son más duras cuando no toma la medicina“, contó la madre del bebé a Efecto Cocuyo. La primera ocasión que lo vio convulsionando se asustó, “no sabía qué hacer, era algo nuevo para mí“. Al comienzo pensó que era normal, pero el niño se tornó morado. “Le expliqué a los médicos y ellos me recomendaron colocarle un cubito de hielo por el cuerpo”. Los primeros días funcionó,y  logró que las convulsiones bajaran su intensidad. Incluso, hubo un tiempo en que siempre cargaba con ella un recipiente con agua congelada. No obstante, pasado un tiempo, dejó de hacer efecto. “Jesús Javier ya tiene tres días seguidos convulsionando, y lo único que puedo hacer es cargarlo y esperar que la situación pase“. Casi no duerme, comenta Ericka. “Jesús Javier se despierta y llora todas las noches. Lo tengo que cargar y pasear porque, si permanece llorando, le da una convulsión“. El bebé ha mejorado su condición en los últimos dos meses, según indicaron sus médicos la tarde de este martes, 18 de octubre, mientras lo examinaban. Sin embargo, temen que la falta de medicinas provoque consecuencias en el desarrollo de la microcefalia. Los médicos que se encontraban laborando en el control de niños, ubicado en el tercer piso del hospital J. M. de Los Ríos, coincidieron en que el de Jesús Javier no es ni el primer ni el único caso de microcefalia que han atendido. Ericka y Jesús Javier se tuvieron que mudar de Guarenas, la ciudad natal de Ericka, a la casa de su abuela en el centro de Caracas porque deben acudir al menos cuatro días a la semana al Hospital de Niños, en San Bernardino, para consultas de control médico. “Allí le hacen exámenes en el área de neurología, cardiología y control de niños. Gracias a Dios todo ha salido bien”. Ericka vive sola. Su único apoyo económico es su madre y los Bs. 5.000 mensuales que recibe en su trabajo como personal de seguridad. “Mandé a hacer el medicamento en Farmatodo. Ellos me dijeron que eso tenía un costo, y yo les respondí que no importaba”, expresó a pesar de no contar con los fondos económicos suficientes. Sus ingresos han limitado su alimentación y la de sus hijos, ya que, además de Jesús Javier, tiene otro de 7 años de edad. “Hacemos las tres comidas del día, pero en poca cantidad. Si no comemos plátano o yuca, le damos con un pan con mortadela“. “No soy la única madre en esta situación. Conozco a muchas más con niños con microcefalia. Espero que todo esto (la situación del país) mejore. Cada día pega más fuerte“, concluyó Ericka.]]>

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