A dos horas de San Cristóbal, en el límite entre los estados occidentales Táchira y Barinas, se ubica el caserío Puerto Nuevo, municipio Libertador donde, del 29 de marzo al 9 de abril, la comunidad vivió días de angustia por la muerte de cinco personas a causa de un brote de mal de Chagas.
Un afluente rodea a la pequeña población donde habitan cerca de mil 500 personas, según cálculos ofrecidos por los propios residentes. El calor húmedo impera en esta zona endémica a la proliferación del chipo, insecto transmisor del parásito trypanosoma cruzi.
La gobernadora del Táchira, Laidy Gómez y el viceministro de Salud, Yassid Alemán realizaron un recorrido por las viviendas de la zona, donde los vecinos expresaron sus quejas, ya que consideran que solo han sido tomados en cuenta por los políticos cuando “llegan buscando votos“.
En los rostros de los locales se reflejaba la preocupación por lo acontecido en el sector 8 de Febrero de Puerto Nuevo con esta contingencia sanitaria.
En el interior de las casas, las aguas servidas rebosan las pocetas, pues la red de cloacas de esta población se encuentra colapsada desde que se dañaron las turbinas que movilizan el sistema. Y cuando llueve los patios de las viviendas se inundan con aguas fétidas que, en algunos casos, se filtran en las viejas casas rurales.
En esos patios, se evidencia como los pozos contaminados se forman sobre los puntillos o perforaciones donde los pobladores captan el agua para consumo humano, ya que la comunidad del 8 de Febrero no es beneficiada con agua del acueducto. Por esta razón, lo que debería ser agua potable es un líquido de color amarillento y con sedimentos blancos.
Una familia que construyó un canal de cemento alrededor de su casa para desviar las aguas servidas que corrían desde la fachada, pero ahora el líquido putrefacto está estancando y se pueden observar cómo abundan los insectos en la orilla del inmueble.
Algunos residentes cuentan con ingresos suficientes para comprar botellones para el consumo diario, pero la mayoría ingiere el agua que obtienen de los puntillos y confiesan que, en ocasiones, han tenido que beberla sin hervirla previamente debido a los largos períodos que pasan sin surtir sus bombonas de gas doméstico. Además, la comunidad denunció que también pasa noches enteras sin servicio eléctrico.

Al final del callejón principal en este sector de Puerto Nuevo, al pasar un matorral se encuentra una laguna de oxidación que recibe la mayor parte de las aguas servidas, donde se aprecia un estanque contaminado y maloliente de color verdoso, que agrava la situación de insalubridad en la zona.
El Viceministro de salud se limitó a decir que el brote epidémico que ocasionó las cinco muertes se trata de algo aislado, aunque es evidente el problema de la contaminación ambiental.
No obstante, las personas fallecidas-entre ellos un bebé de 8 meses- residían en la misma calle del barrio 8 de Febrero. Y se conoció que a los tres primeros cadáveres no les practicaron autopsias para determinar la causa, naturaleza, extensión y complicaciones de la enfermedad, porque los familiares no lo permitieron.
Durante esta semana, las clases en la Escuela Prevocacional Puerto Nuevo y el Liceo Nacional Norberto Sanabria Mendoza se mantuvieron suspendidas, debido a que según contaron familiares, varios liceístas y escolares presentan los síntomas del mal de Chagas agudo.
Una enfermedad “desconocida”
Fiebre, vómito, dolor de cabeza, taquicardia, hinchazón del rostro y el abdomen fueron los síntomas que mostraron las víctimas del contagio. “A él le pegó una enfermedad, no nos dio tiempo de llevarlo al médico, duró así un día o menos. Aquí no hay médico y el transporte no es frecuente, estamos completamente abandonados” expresó la madre de Jackson Moncada, un hombre de 42 años con discapacidad que falleció por esta causa.

El relato de esta familia coincide con el de los parientes de las otras cuatro víctimas fatales, en cuanto al rápido deterioro de la salud de sus seres queridos. Pero el panorama es más desolador para ellos, pues en sus grupos familiares hay más de un contagiado con la misma patología, quienes se encuentran bajo observación en el Hospital Central de San Cristóbal, donde confirmaron la presencia del parásito en 14 personas y permanecen aislados 27 en estricta vigilancia médica.
El director de Corposalud Táchira, Luis Ramírez, maneja la hipótesis de que los pacientes se contagiaron por la ingesta de alimentos contaminados, lo cual deduce por el avanzado cuadro clínico mostrado y tras hallar presencia del Trypanosoma cruzi a luego de analizar en el líquido del pericardio en dos de los fallecidos.
“En este momento estamos detectando cuál fue el foco de contaminación, creemos por el cuadro médico que fue una transmisión de algún alimento o bebida contaminadas y está el equipo abocado a eso”, dijo Ramírez.
Medidas sanitarias
Luego de realizar una inspección en la zona en la búsqueda del vector en Puerto Nuevo, personal de la Dirección regional de Salud Ambiental y de Corposalud hasta este lunes solo habían encontrado dos chipos en el área, pero las muestras no corroboraron la presencia del Trypanosoma cruzi. En razón de esto, continuaban esta semana con la búsqueda casa a casa para luego pasar a una fase de fumigación para eliminar el vector y así minimizar su potencial transmisión.
Pese a que las autoridades han informado que de humano a humano y por vía respiratoria la enfermedad no se trasmite, los vecinos de Puerto Nuevo han experimentado el rechazo de personas residentes en Abejales, capital del municipio, así como en la ciudad de San Cristóbal, por presunto “temor a contagiarse”, cuando varias familias trasladaron a sus hijos más pequeños a estas poblaciones, tratando de alejarse de la zona endémica.
Por otro lado, un especialista del Centro de Estudios de Vectores de Enfermedades de la Universidad del Táchira (Unet) dijo que en los antecedentes registrados en Venezuela de mal de Chagas, se indica que han sido por ingestión, principalmente por el consumo de jugos contaminados con heces de chipos que contienen el parásito y destacó que las muestras de chipo se han conseguido en árboles de palma, donde tienden a crear colonias.
Teniendo en cuenta este precedente, se conoció que fueron cortadas varias palmas al iniciar la semana, mientras que el martes efectuaron el dragado de las cloacas, aunque trascendió que los desechos recolectados fueron arrojados a un afluente cercano. Asimismo, la comunidad indicó que había asignados a prestar servicio en esta jurisdicción varios médicos de la Misión Barrio Adentro, pero que no les confiaban el cuidado de su salud.

Los pacientes con mal de Chagas están recibiendo tratamiento principalmente con Benznidazol de 100 miligramos, suministrado por el Ministerio de Salud. Sin embargo, sus allegados han solicitado ayuda para contar con otros medicamentos complementarios que se requieren para los infantes y adultos contagiados, además de agua mineral y detergente para procurar la limpieza de la sala donde se encuentran hospitalizados y espantar las moscas que abundan en el principal nosocomio sancristobalense.
Tras varios días de angustia y consternación, los parientes entrevistados a las afueras del Hospital Central y los vecinos que permanecen en Puerto Nuevo no se muestran conformes con las explicaciones e hipótesis planteadas por las autoridades epidemiológicas regionales, ya que consideran que deben realizar un estudio al agua que se consume en la comunidad, además de jornadas de fumigación constante, por ser una zona endémica de esta enfermedad.
Fotos: Anggy Polanco