No más torturas. No más asesinatos. Cientos de personas, convocadas por el presidente (e) Juan Guaidó, salieron este 5 de julio a denunciar por las violaciones a los derechos humanos y las recientes torturas en las fuerzas armadas, denunciadas en el informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
«Miembro de las Fuerzas Armadas, usted hoy formalmente (después del informe de la ONU) se convierten en cómplices de violación a los derechos humanos. ¿Van a ser cómplices, van a ocultar al dictador?», gritó Guaidó desde una camioneta (tarima) en al avenida Rómulo Gallegos.
La manifestación para llevarle el mensaje a las Fanb fue infructuosa, porque desde temprano una barricada obstaculizaba el paso hacia la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim). La marcha que salió desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), solo llegó hasta una cuadra antes del piquete.
«Señores de las Fuerzas Armadas, esto también es para defenderlos a ustedes. El torturado y asesinado (capitán Acosta Arévalo) es un hermano de armas de ustedes. Ya la ONU lo dijo claramente, lo que hemos denunciado durante años no tiene especulación. Tenemos una dictadura«.
Guaidó durante sus palabras llamó a sus simpatizantes a tener paciencia en el proceso de transición política que él lidera. Afirmó que haría nuevos anuncios, nombraría más funcionarios de su gabinete y se mantendría en la calle.
«Cuando vino la Alta Comisionada de Derechos Humanos, muchos la criticamos. Les pido confianza, miren el resultado de ese informe. ¿Creen que somos pendejos, creen que vamos a darle espacio a la dictadura? A todos los espacios que vamos es para lograr libertad».
El también jefe del parlamento, al iniciar la marcha, se subió a la estatua de Francisco de Miranda en la avenida que lleva su nombre y con un megáfono como único apoyo, rechazó nuevamente el asesinato del capitán Rafael Acosta Arévalo a manos de militares.
«Vamos a marchar por la libertad. Paradójicamente hoy estamos defiendo a militares torturados, los torturados por militares», gritó Guaidó por el megáfono, mientras sujetaba una ondeante bandera tricolor.
Y al comentar el caso del capitán de corbeta -ascendido a capitán de fragata por la AN-, Guaidó le hizo un llamado a la comisión de investigación de la oficina de Bachelet: «No solamente es quien perpetra, es quien da la orden de asesinato».
En relación con la celebración de la firma de acta de independencia, que se celebra este mismo día, el Presidente encargado asemejó la lucha del pueblo venezolano contra la administración de Maduro, como una segunda batalla de independencia. Se fijaba junto al gran Miranda de bronce.
«Miranda hace 208 años firmó el acta de independencia. Hoy toda Venezuela puede decir que estamos decididos a ser libres».
Esa frase fue lo último que le respondió Guaidó a un insistente manifestante que, después de dar muchos golpes y luchar entre el gentío para llegar al anillo de protección del Presiente (e), pudo gritarle: ¿Cuándo salimos de esto? Guaidó alzó su puño, se despidió con la mano y se fue en la camioneta que lo esperaba.
También era el grito de muchas personas le ofrecían a Guaidó, cuando estiraban sus manos para saludar al parlamentario o cuando le reclamaban una mirada desde la tarima. El líder opositor, en alguna ocasión, rompía su discurso y contestaba.
Al marcharse el Jefe del parlamento, los manifestantes restantes se concentraron en la barricada de militares. A pesar de que Guaidó había pedido más temprano que se evitara la confrontación, los ánimos crispados de algunos manifestantes estalló. La molestia hacia los funcionarios militares derivó en gritos y piedras volando al otro lado del cerco.
«No más torturas, suelten las armas», gritaban manifestantes enmascarados. Golpeaban y pateaban las cercas. Los integrantes de las Fuerzas Armadas del otro lado se mantenían en sobriedad absoluta.
Sin embargo, lo intentos de conflicto se quedaron en las pocas piedras que lanzaron enmascarados. Poco a poco los manifestantes se marcharon de la avenida sin mayor inconveniente.
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No más torturas. No más asesinatos. Cientos de personas, convocadas por el presidente (e) Juan Guaidó, salieron este 5 de julio a denunciar por las violaciones a los derechos humanos y las recientes torturas en las fuerzas armadas, denunciadas en el informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
«Miembro de las Fuerzas Armadas, usted hoy formalmente (después del informe de la ONU) se convierten en cómplices de violación a los derechos humanos. ¿Van a ser cómplices, van a ocultar al dictador?», gritó Guaidó desde una camioneta (tarima) en al avenida Rómulo Gallegos.
La manifestación para llevarle el mensaje a las Fanb fue infructuosa, porque desde temprano una barricada obstaculizaba el paso hacia la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim). La marcha que salió desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), solo llegó hasta una cuadra antes del piquete.
«Señores de las Fuerzas Armadas, esto también es para defenderlos a ustedes. El torturado y asesinado (capitán Acosta Arévalo) es un hermano de armas de ustedes. Ya la ONU lo dijo claramente, lo que hemos denunciado durante años no tiene especulación. Tenemos una dictadura«.
Guaidó durante sus palabras llamó a sus simpatizantes a tener paciencia en el proceso de transición política que él lidera. Afirmó que haría nuevos anuncios, nombraría más funcionarios de su gabinete y se mantendría en la calle.
«Cuando vino la Alta Comisionada de Derechos Humanos, muchos la criticamos. Les pido confianza, miren el resultado de ese informe. ¿Creen que somos pendejos, creen que vamos a darle espacio a la dictadura? A todos los espacios que vamos es para lograr libertad».
El también jefe del parlamento, al iniciar la marcha, se subió a la estatua de Francisco de Miranda en la avenida que lleva su nombre y con un megáfono como único apoyo, rechazó nuevamente el asesinato del capitán Rafael Acosta Arévalo a manos de militares.
«Vamos a marchar por la libertad. Paradójicamente hoy estamos defiendo a militares torturados, los torturados por militares», gritó Guaidó por el megáfono, mientras sujetaba una ondeante bandera tricolor.
Y al comentar el caso del capitán de corbeta -ascendido a capitán de fragata por la AN-, Guaidó le hizo un llamado a la comisión de investigación de la oficina de Bachelet: «No solamente es quien perpetra, es quien da la orden de asesinato».
En relación con la celebración de la firma de acta de independencia, que se celebra este mismo día, el Presidente encargado asemejó la lucha del pueblo venezolano contra la administración de Maduro, como una segunda batalla de independencia. Se fijaba junto al gran Miranda de bronce.
«Miranda hace 208 años firmó el acta de independencia. Hoy toda Venezuela puede decir que estamos decididos a ser libres».
Esa frase fue lo último que le respondió Guaidó a un insistente manifestante que, después de dar muchos golpes y luchar entre el gentío para llegar al anillo de protección del Presiente (e), pudo gritarle: ¿Cuándo salimos de esto? Guaidó alzó su puño, se despidió con la mano y se fue en la camioneta que lo esperaba.
También era el grito de muchas personas le ofrecían a Guaidó, cuando estiraban sus manos para saludar al parlamentario o cuando le reclamaban una mirada desde la tarima. El líder opositor, en alguna ocasión, rompía su discurso y contestaba.
Al marcharse el Jefe del parlamento, los manifestantes restantes se concentraron en la barricada de militares. A pesar de que Guaidó había pedido más temprano que se evitara la confrontación, los ánimos crispados de algunos manifestantes estalló. La molestia hacia los funcionarios militares derivó en gritos y piedras volando al otro lado del cerco.
«No más torturas, suelten las armas», gritaban manifestantes enmascarados. Golpeaban y pateaban las cercas. Los integrantes de las Fuerzas Armadas del otro lado se mantenían en sobriedad absoluta.
Sin embargo, lo intentos de conflicto se quedaron en las pocas piedras que lanzaron enmascarados. Poco a poco los manifestantes se marcharon de la avenida sin mayor inconveniente.
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