Dijo que no se iba a contener a sí mismo, y no lo hizo. En el segundo acto de su recital “Ocean Dive in Vienna”, el consagrado director de orquesta venezolano, Eduardo Marturet, interrumpió a lo que llamó la metáfora de su concierto -realizado el domingo, 21 de enero- para dirigir unas palabras a su país.

Visiblemente afectado, hizo largas pausas para poder referirse al tema. Afirmó que lo que se experimenta es una crisis humanitaria y que la situación es tan desesperada que podría asemejarse a la de los judíos en la Alemania nazi, “Auschwitz” dijo. Recordó, casi gritó ante la audiencia del Adrienne Arsht  Center en Miami: “El mundo tiene que aceptarlo”.

Calificó al régimen  venezolano de “estúpidos, idiotas” y previamente los acusó de narcotraficantes. Algún espectador de la audiencia gritó: “great (estupendo, en español)” mientras otros aplaudían. Un resoplido de llanto contenido también se escuchó entre los asistentes al concierto, que duró tres horas.

“La gente se está muriendo, la gente está muriendo de inanición. Y no voy a decir más porque no quiero cruzar la línea; sin embargo, esta música lo dice todo”. Hablaba de una pieza de Karen Lefrak llamada “Nothing left (nada quedó, en español)” que interpretó la Miami Symphony Orchestra y que no estaba en el repertorio inicial.

Esta interpretación no corresponde al recital del domingo, ya que las ediciones de Miso Miami intentan acercar al público a la música clásica. Suelen aparecer animales en el escenario y la música está intervenida con arreglos tropicales.

En esta ocasión “Skipper“, un golden retriever, desfiló varias veces por el escenario.

El arpista  paraguayo, Victor Espinola, acompañado de Hova Burian y Jessie Caraballo, estrenaron mundialmente las piezas Inner, Attain, Giza. En un despliegue de virtuosismo y dramatismo que hizo que el teatro se pusiera de pie.

El maestro Tarcisio Barreto “envenenó”  una no muy conocida polka de Johann Strauss llamada Annen-Polka Op.11 y el Ensamble 7/4 fue el responsable de darle vida a los toques tropicales, casi salseros, a la pieza estrenada en Viena en 1852.

Los integrantes del Ensamble 7/4 son siete jóvenes venezolanos, casi todos de Barquisimeto, formados en el seno del Sistema de Orquestas venezolano que logran la fusión fluida entre la música clásica y los acordes más cálidos de Latinoamérica.

El programa fue casi en su totalidad con obras de Strauss, aunque el maestro Marturet advirtió que tenía entre ceja y ceja llevar este repertorio con sus particularidades de color y arreglos a Viena, convencido de que tendría una aceptación total.

Marturet advirtió que no se iba a refrenar y no lo hizo. Y el Adrienne Arsht cayó rendido a sus pies.

Fotos: Laura Weffer Cifuentes

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