¿Cuáles son las perspectivas de una transición política negociada en Venezuela?, es la pregunta que planteó un foro virtual organizado por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPyG – Ucab) de la Universidad Católica Andrés Bello.
La respuesta fue dada rápidamente este 25 de febrero por los politólogos John Magdaleno y Benigno Alarcón: En estos momentos no hay condiciones para una negociación política en Venezuela, que dé paso a una transición democrática.
“Se culpa a la oposición por no lograr la transición, con eso se sobreestima el poder de la oposición y se subestima al gobierno, que tiene fortalezas muy importantes, como el control del territorio a través de terceros, colectivos, controla las instituciones, la Fanb, del CNE y la Asamblea Nacional”, expresó Alarcón.
Advirtió que un gobierno con poder no negociará, de allí la negativa de la administración de Nicolás Maduro. El poder político sabe que electoralmente los números no están a su favor; es decir, si en Venezuela se permitieran elecciones libres, el gobierno sabe que las perdería.
“El gobierno conoce los números y no tiene incentivo para negociar su propia salida del poder, por eso es tan difícil lograr negociaciones con resultados. Por eso hemos pasado por República Dominicana, Oslo, Barbados, otra vez la mediación de Noruega, el gobierno se inventó una excusa para no volver a ellas”, apuntó el profesor universitario.
En este sentido destacó que se deben construir esas condiciones para la negociación de una transición política, basada en metas reales. “Uno no negocia lo que que quiere sino lo que puede”. Dicha construcción pasa, señaló, por elevar la presión interna y con ello el costo de represión del gobierno.
Se aclaró además que la negociación no es solo la que se da entre gobierno y oposición, sino que implica múltiples niveles y actores.
Magdaleno explicó que la transición no depende solo de lo que la oposición haga o deje de hacer. Consideró un mito afirmar que la oposición ha hecho de todo y bien, pero no ha podido y la realidad es que ha cometido errores importantes.
Uno de ellos, indicó, es el eterno dilema de participar o no en cada elección que se presenta. En esto los adversarios del chavismo están entrampados. Dijo que cuando exigen garantías de participación el gobierno no las otorga para que la oposición se abstenga y vienen consecuencias negativas que afectan la capacidad organizativa del antichavismo.
“El dilema estratégico no se resuelve, nunca vas a tener garantías electorales satisfactorias en el corto plazo, pero tienes que elevar los costos para mejoras relativas para lograr elecciones semicompetitivas. No es factible esperar de un régimen autoritario hegemónico unas elecciones competitivas”, subrayó.
Una estrategia que planteó es usar las elecciones para, por ejemplo, articular y movilizar a la ciudadanía e iniciar el debilitamiento de la coalición dominante. También entender que a las primeras de cambio el gobierno no saldrá corriendo y seguirá manipulando las reglas de juego.
“Eso pasa por tener un poderoso movimiento social que eleve los costos para el régimen. En Venezuela pudiera hacer falta una red nacional de activistas que integre a muchos factores sociales , hay que reclutar, dar formación estratégica, recibir entrenamiento en no violencia activa de carácter masivo, no es lo mismo reprimir a 10 mil personas personas que a 500 mil”, planteó.
Acotó que para lograrlo, las protestas sociales masivas sean mejor planificadas y sostenibles en el tiempo. En la actualidad lo que ocurre, dijo, es que hay muchas protestas en todo el país para reclamar derechos, pero no están articuladas.
Magdaleno expuso una serie de rasgos comunes de las transiciones negociadas. Uno de los que no se cumplen en Venezuela, es que las divisiones internas en el gobierno de Maduro no han sido lo suficientemente importante para fracturar a la coalición dominante. Por el contrario, destacó que el chavismo ha demostrado en 22 años tener disciplina estratégica para superar las diferencias.
Otro elemento que no se cumple es la aparición de reformistas dentro del gobierno capaces de propiciar los cambios desde adentro. Indicó que sí han aparecido, pero ya están fuera al romper con Maduro. Las presiones externas (sanciones) e incentivos para que el madurismo negocie tampoco han sido suficientes.
“La caída de la coalición dominante no es inminente es este momento, acotó.
El también profesor universitario advirtió igualmente que si no se restituyen garantías democráticas no puede haber transición a la democracia. En nuestro país la probabilidad de que se inicie la restitución es menos probable mientras los actores que dan soporte al gobierno, entre ellos los militares, mantengan su apoyo a cambio de prerrogativas.
Basado en investigaciones, Magdaleno mencionó que en el mundo, entre los años 1900 y 2018, ha habido 146 (43,32%) casos exitosos de transiciones a la democracia, en 110 países. Esto frente a 182 casos fallidos.
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