Por estos tiempos no hay mucho ánimo –ni fuerza monetaria- para pedir bienes materiales. Por esta razón, quisiera desempolvar un deseo que todos los días cobra más vigencia. Este artículo se publicó a principios del 2015, cuando el Banco Central de Venezuela empezaba a omitir la publicación de sus estadísticas básicas. Actualmente, se ha profundizado esa disposición negativa de silencio absoluto. Mi deseo de Navidad lo contiene este escrito:
En términos generales, el Banco Central persigue como objetivo fundamental lograr la estabilidad de precios y proteger el valor de la moneda. Con miras a materializar este propósito, la comunicación de la autoridad monetaria es una herramienta útil e irremplazable. Por ello, los términos de “comprensión”, “credibilidad” y “confianza” en las actuaciones del órgano rector, son elementales y exige que los mensajes sean expresados de tal manera que generen señales objetivas, ecuánimes y creíbles.
Básicamente, la comunicación de los bancos centrales está orientada a clarificar la operación de la política monetaria, debido a que tiene implicancia directa en las decisiones de gasto, ahorro, empleo, inversión y fijación de precios de los agentes económicos, lo cual significa que declaraciones revestidas con mayores niveles de transparencia, permiten que las guías de ejecución sean más efectiva, produciendo esta conducta muestras de credibilidad que reduzca el grado de incertidumbre y malformaciones de expectativas en la economía. Por lo tanto, la transparencia apunta a la eficacia de la política monetaria, y esta a su vez, es imprescindible para alcanzar las metas que se propongan transmitir a los mercados.
Es necesario realizar comparaciones internacionales para conocer las prácticas comunicacionales adecuadas y ejemplarizante de otros países, extrayendo de este modo lecciones que contribuyan a proyectar actuaciones orientadas al logro de un mejor posicionamiento de nuestro país en esta materia.
En concreto, es necesario que el Banco Central divulgue informes o reportes regulares sobre las principales variables macroeconómicas (inflación, actividad, tasas de interés, desempleo, tipo de cambio, etc.), además que detalle información pública relacionada con la conducción de la política monetaria (permanentes comunicados, minutas, actas informativas, ruedas de prensa) y continuamente entregue indicativos responsables.
En suma, adoptar estilos comunicacionales que promocionen comprensión y señalen el sentido de las acciones de política monetaria, tal como lo hacen habitualmente sus pares en el mundo (casos como Colombia, Perú, Nueva Zelanda y Suecia valen la pena revisarlos) son meritorios aplicarlos.
La transparencia revela franqueza sobre la forma en que se toman las decisiones y proveen señales a valorar para responder con mayor precisión a la dinámica de la economía en su conjunto. Hoy, cuando los sectores económicos del país ruegan claridad en la información y luces precisas acerca de las perspectivas económicas a corto y mediano plazo, el cambio en el comportamiento del Instituto Emisor, tendente a las comunicaciones transparentes, podría ser un importante indicador que renueve la confianza destruida, promueve expectativas más saludables y convoque esfuerzos reanimadores de la economía.
Son mis deseos, mis deseos son…
* * *
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores
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Por estos tiempos no hay mucho ánimo –ni fuerza monetaria- para pedir bienes materiales. Por esta razón, quisiera desempolvar un deseo que todos los días cobra más vigencia. Este artículo se publicó a principios del 2015, cuando el Banco Central de Venezuela empezaba a omitir la publicación de sus estadísticas básicas. Actualmente, se ha profundizado esa disposición negativa de silencio absoluto. Mi deseo de Navidad lo contiene este escrito:
En términos generales, el Banco Central persigue como objetivo fundamental lograr la estabilidad de precios y proteger el valor de la moneda. Con miras a materializar este propósito, la comunicación de la autoridad monetaria es una herramienta útil e irremplazable. Por ello, los términos de “comprensión”, “credibilidad” y “confianza” en las actuaciones del órgano rector, son elementales y exige que los mensajes sean expresados de tal manera que generen señales objetivas, ecuánimes y creíbles.
Básicamente, la comunicación de los bancos centrales está orientada a clarificar la operación de la política monetaria, debido a que tiene implicancia directa en las decisiones de gasto, ahorro, empleo, inversión y fijación de precios de los agentes económicos, lo cual significa que declaraciones revestidas con mayores niveles de transparencia, permiten que las guías de ejecución sean más efectiva, produciendo esta conducta muestras de credibilidad que reduzca el grado de incertidumbre y malformaciones de expectativas en la economía. Por lo tanto, la transparencia apunta a la eficacia de la política monetaria, y esta a su vez, es imprescindible para alcanzar las metas que se propongan transmitir a los mercados.
Es necesario realizar comparaciones internacionales para conocer las prácticas comunicacionales adecuadas y ejemplarizante de otros países, extrayendo de este modo lecciones que contribuyan a proyectar actuaciones orientadas al logro de un mejor posicionamiento de nuestro país en esta materia.
En concreto, es necesario que el Banco Central divulgue informes o reportes regulares sobre las principales variables macroeconómicas (inflación, actividad, tasas de interés, desempleo, tipo de cambio, etc.), además que detalle información pública relacionada con la conducción de la política monetaria (permanentes comunicados, minutas, actas informativas, ruedas de prensa) y continuamente entregue indicativos responsables.
En suma, adoptar estilos comunicacionales que promocionen comprensión y señalen el sentido de las acciones de política monetaria, tal como lo hacen habitualmente sus pares en el mundo (casos como Colombia, Perú, Nueva Zelanda y Suecia valen la pena revisarlos) son meritorios aplicarlos.
La transparencia revela franqueza sobre la forma en que se toman las decisiones y proveen señales a valorar para responder con mayor precisión a la dinámica de la economía en su conjunto. Hoy, cuando los sectores económicos del país ruegan claridad en la información y luces precisas acerca de las perspectivas económicas a corto y mediano plazo, el cambio en el comportamiento del Instituto Emisor, tendente a las comunicaciones transparentes, podría ser un importante indicador que renueve la confianza destruida, promueve expectativas más saludables y convoque esfuerzos reanimadores de la economía.
Son mis deseos, mis deseos son…
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