Me causa mucha impresión, y también molestia, cada vez que veo las fotos de los integrantes de las mesas de negociación: todos hombres. A veces me pregunto si es que en Venezuela todavía pensamos que vivimos en 1940. Esos años en que las mujeres no votábamos, no teníamos representación política y en consecuencia no aparecíamos en la foto.
Pero no, estamos en 2017, un año que se inició con la marcha de las mujeres en Washington DC y otras ciudades del mundo, con el fin de defender los derechos de las mujeres, y culminó con «feminismo» como palabra del año. Un año en que la revista Time nombra como persona del año el movimiento “Me Too”-“Yo también”- en contra del acoso y abuso sexual. Vivimos en un mundo donde se habla de la igualdad de género, de empoderar a mujeres y niñas como objetivos de un desarrollo sostenible para los Estados. Es insólito no contar con una representación de mujeres en las mesas de negociación que se llevan a cabo en República Dominicana.
No quiero dejar de señalar la importancia de la representación no sólo de mujeres, sino también de representantes de comunidades indígenas y de la comunidad LGBTI. Esto es fundamental para un proceso de negociación que cuente con legitimidad. Pero, en este caso me enfocaré en la presencia de mujeres, no repetiré por completo lo que he dicho anteriormente sobre la paridad pero sí refrescaré cierta información que pareciera olvidarse.
Las mujeres representamos el cincuenta por ciento de la población mundial, en consecuencia seria como mínimo justo tener representantes que hablen por ese cincuenta por ciento de la población. Personalmente, no me identifico con ninguna de las personas que hablan en las mesas de negociación, y esto es claro: no me representan, ni a mí ni al otro cincuenta por ciento de la población que se compone de mujeres.
La inclusión de mujeres en las mesas de negociación ha sido objeto de discusión en las Naciones Unidas desde el año 2000, sí hace 17 años. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la importante Resolución 1325, la cual insta a los estados a aumentar la representación de las mujeres en todos los niveles de adopción de decisiones, y pide un aumento de participación de las mujeres en la solución de conflictos y procesos de paz.
Otra vez en 2015, con ocasión de las discusiones sobre las Mujeres, la Paz y la Seguridad de cada año, este Consejo volvió a realizar un llamado para que quienes apoyan los procesos de paz “faciliten la inclusión significativa de las mujeres en las delegaciones de las partes negociadoras en las conversaciones de paz”. Este mandato incluye las mesas de negociación de Venezuela entre la oposición y gobierno. Además de este llamado, ONU Mujeres ha reconocido que cuando las mujeres participan en procesos de paz se logra una paz más duradera. En consecuencia, es vital que las mesas de negociación de Venezuela incluyan dentro de sus representantes a mujeres.
Otro argumento para la inclusión de las mujeres en las mesas de negociación es que las consecuencias de la crisis humanitaria en Venezuela tienen un impacto diferenciado cuando se trata de mujeres y niñas. Varias organizaciones han reportado el peso que tiene la crisis humanitaria en Venezuela y su afectación de forma desproporcionada a las mujeres. Por lo tanto, es fundamental que dentro de las voces en las mesas de negociación exista presencia de mujeres, las afectadas mayoritariamente por la crisis que vive el país.
Si no hay presencia de mujeres, ¿quién va a llevar el mensaje con legitimidad? ¿Quién va tener presente un acuerdo que incluya soluciones duraderas para las mujeres? ¿Quién va a señalar que las mujeres hacen filas para realizarse una esterilización porque no puede alimentar a sus hijos o hijas? ¿Quién va a hablar de la feminización de la pobreza? Porque de cada 100 hombres en pobreza hay 112 mujeres. ¿Quién va a hablar del embarazo adolescente, de la alta tasa de mortalidad materna, de la escasez de pastillas anticonceptivas y la ausencia de un sistema de salud que le ofrezca derechos sexuales y reproductivos a la mujer y niñas, entre otros temas? Y más importante, ¿quién habla en esa mesa de “nosotras” y no de “ellas”?
Una mesa de negociación sin presencia y representación significativa de mujeres no tiene legitimidad y cualquier acuerdo alcanzado le faltará la mitad de Venezuela, por exclusión y falta de representación de la mitad de la población.
Foto: Archivo Cocuyo.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de la entera responsabilidad de sus autores.
Los venezolanos, lejos de amilanarse con la crisis, echan mano a su ingenio y capacidades para adaptarse.
La crisis de la educación se manifiesta no solamente en las dificultades materiales y financieras que atraviesa sino en la falta de conexión con los adolescentes y jóvenes de nuestros tiempos. La Unesco revela que, antes de la pandemia, en América Latina y el Caribe ya había doce millones de niños, niñas y adolescentes fuera […]
La informalidad empuja a los países a la baja productividad y, en definitiva, al menor bienestar social.
La política tiene la capacidad necesaria para afianzar realidades o, por lo contrario, desarticularlas y desguazarlas. Quizás, esto fue la razón para que John Morley, reconocido escritor y político inglés, expresara que “la política es un campo en el que su praxis ocurre, principalmente, entre tumbos y desaciertos”. Advertir cómo una realidad resulta dislocada, por […]
Me causa mucha impresión, y también molestia, cada vez que veo las fotos de los integrantes de las mesas de negociación: todos hombres. A veces me pregunto si es que en Venezuela todavía pensamos que vivimos en 1940. Esos años en que las mujeres no votábamos, no teníamos representación política y en consecuencia no aparecíamos en la foto.
Pero no, estamos en 2017, un año que se inició con la marcha de las mujeres en Washington DC y otras ciudades del mundo, con el fin de defender los derechos de las mujeres, y culminó con «feminismo» como palabra del año. Un año en que la revista Time nombra como persona del año el movimiento “Me Too”-“Yo también”- en contra del acoso y abuso sexual. Vivimos en un mundo donde se habla de la igualdad de género, de empoderar a mujeres y niñas como objetivos de un desarrollo sostenible para los Estados. Es insólito no contar con una representación de mujeres en las mesas de negociación que se llevan a cabo en República Dominicana.
No quiero dejar de señalar la importancia de la representación no sólo de mujeres, sino también de representantes de comunidades indígenas y de la comunidad LGBTI. Esto es fundamental para un proceso de negociación que cuente con legitimidad. Pero, en este caso me enfocaré en la presencia de mujeres, no repetiré por completo lo que he dicho anteriormente sobre la paridad pero sí refrescaré cierta información que pareciera olvidarse.
Las mujeres representamos el cincuenta por ciento de la población mundial, en consecuencia seria como mínimo justo tener representantes que hablen por ese cincuenta por ciento de la población. Personalmente, no me identifico con ninguna de las personas que hablan en las mesas de negociación, y esto es claro: no me representan, ni a mí ni al otro cincuenta por ciento de la población que se compone de mujeres.
La inclusión de mujeres en las mesas de negociación ha sido objeto de discusión en las Naciones Unidas desde el año 2000, sí hace 17 años. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la importante Resolución 1325, la cual insta a los estados a aumentar la representación de las mujeres en todos los niveles de adopción de decisiones, y pide un aumento de participación de las mujeres en la solución de conflictos y procesos de paz.
Otra vez en 2015, con ocasión de las discusiones sobre las Mujeres, la Paz y la Seguridad de cada año, este Consejo volvió a realizar un llamado para que quienes apoyan los procesos de paz “faciliten la inclusión significativa de las mujeres en las delegaciones de las partes negociadoras en las conversaciones de paz”. Este mandato incluye las mesas de negociación de Venezuela entre la oposición y gobierno. Además de este llamado, ONU Mujeres ha reconocido que cuando las mujeres participan en procesos de paz se logra una paz más duradera. En consecuencia, es vital que las mesas de negociación de Venezuela incluyan dentro de sus representantes a mujeres.
Otro argumento para la inclusión de las mujeres en las mesas de negociación es que las consecuencias de la crisis humanitaria en Venezuela tienen un impacto diferenciado cuando se trata de mujeres y niñas. Varias organizaciones han reportado el peso que tiene la crisis humanitaria en Venezuela y su afectación de forma desproporcionada a las mujeres. Por lo tanto, es fundamental que dentro de las voces en las mesas de negociación exista presencia de mujeres, las afectadas mayoritariamente por la crisis que vive el país.
Si no hay presencia de mujeres, ¿quién va a llevar el mensaje con legitimidad? ¿Quién va tener presente un acuerdo que incluya soluciones duraderas para las mujeres? ¿Quién va a señalar que las mujeres hacen filas para realizarse una esterilización porque no puede alimentar a sus hijos o hijas? ¿Quién va a hablar de la feminización de la pobreza? Porque de cada 100 hombres en pobreza hay 112 mujeres. ¿Quién va a hablar del embarazo adolescente, de la alta tasa de mortalidad materna, de la escasez de pastillas anticonceptivas y la ausencia de un sistema de salud que le ofrezca derechos sexuales y reproductivos a la mujer y niñas, entre otros temas? Y más importante, ¿quién habla en esa mesa de “nosotras” y no de “ellas”?
Una mesa de negociación sin presencia y representación significativa de mujeres no tiene legitimidad y cualquier acuerdo alcanzado le faltará la mitad de Venezuela, por exclusión y falta de representación de la mitad de la población.
Foto: Archivo Cocuyo.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de la entera responsabilidad de sus autores.