En la actualidad se presenta un interesante debate nacional sobre la explotación del Arco Minero, en el que la actividad minera enfrenta una serie de obstáculos que comprometen su desarrollo. En primer lugar, superar la visión únicamente extractora; segundo, la necesidad de generar valor agregado al recurso mineral y por último, la potencialidad del sector para crear industrias proveedoras de servicios tecnológicos especializados.

En respuesta a estos desafíos, se requiere del desarrollo de alternativas tecnológicas y procesos químicos, físicos y biológicos que sean capaces de proveer servicios y productos de mayor valor, además de la conformación de empresas mineras que garanticen la gestión sostenible del recurso agua, aire y suelo. Para ello se requiere de una política de Ciencia, Tecnología e Innovación soportada por un marco legal adecuado.

Un elemento importante a considerar desde el diseño de las políticas y la planificación es la complejidad entre los aspectos ambiental (criterios de protección y mitigación), social (inclusión para generar empleo) y económico (equidad y crecimiento). En adición, el fortalecimiento de la institucionalidad es urgente para ordenar las directrices estratégicas, los elementos jurídicos y normativos, territoriales, los mecanismos de implementación y administración. En resumen, aportar una visión de conjunto al sector teniendo elementos de juicio especializados que permitan brindar lineamientos para que esta industria pueda desarrollarse.

Al presente, la nación posee un mayor conocimiento y experiencia en el sector energético, petróleo y gas, pero no así en el sector minero, debido a las deficiencias en capacidades e infraestructura de investigación, como en la vinculación del sector productivo con la academia, además de una falta de mecanismos legales que no favorecen el proceso de transformación productiva del sector. Según datos recopilados por el Estado, el 0,55% de los investigadores reportaron líneas de investigación relacionadas con el sector minero, principalmente ubicados en las instituciones universitarias. De estos investigadores solo un 40% poseen títulos de maestría y doctorado.

Los productos presentados de las investigaciones se enfocan exclusivamente en la producción intelectual orientada a la divulgación de los resultados de los proyectos de investigación. Es preocupante que no se presentaran productos tecnológicos, propios del accionar de grupos de investigación que involucran a profesionales de la ingeniería y las ciencias básicas. Este hecho evidencia la debilidad en la relación Universidad-empresa del sector minero. Desde la creación de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) solo el 4% de los proyectos en áreas del sector minero fueron aprobados.

En tal sentido, se evidencia que existe la oportunidad de estructurar con el sector gubernamental iniciativas en la temática minera, dada la baja participación del sector productivo. La experiencia en otros países ha mostrado que es factible comprometer a los sectores empresariales, académicos e institucionales, en favor del desarrollo de los proyectos mineros.

Un plan nacional minero debería contemplar:

1. Un incremento de la productividad y la eficiencia en la producción de los recursos mineros nacionales y maximizar la generación de valor.

2. Consolidar los mercados mineros nacionales e internacionales con altos niveles de calidad.

3. Desarrollar tecnologías limpias y eficientes que reduzcan los impactos negativos sobre el ambiente.

4. Apoyar la evaluación y direccionamiento de políticas que identifiquen nuevas oportunidades y tecnologías.

5. Respaldar la formación de recursos humanos, consolidando grupos de investigación y redes, al tiempo que se garantice una ampliación y continuidad del financiamiento a la investigación, la evaluación y difusión de los resultados de las actividades de investigación y desarrollo.

Venezuela posee una amplia variedad de recursos mineros. Sin embargo, la mayor parte de estos recursos son explotados y llevados al mercado nacional e internacional, a veces de manera ilícita, sin adicionar los procesos de transformación y valor agregado que permitan consolidar al sector como un impulsor del desarrollo nacional, competitivo y sostenible.

El desarrollo de nuevos y mejores productos a partir de los recursos mineros requiere de grandes esfuerzos de investigación multidisciplinarios fundamentados en el conocimiento de ciencias básicas, ingenierías y otras áreas, así como la consolidación de redes de conocimiento y vinculaciones productivas con el fin de dar respuesta a las necesidades del sector y organizar las líneas de investigación sobre las iniciativas de desarrollo del aparato productivo nacional. Para ello se deben estructurar redes de investigación, promover programas de vinculación productiva entre académicos y empresas, desarrollar nuevos productos y materiales (cementos, cerámicos, vidrios, materiales avanzados) a partir de la transformación de minerales, investigación de procesos para dar valor agregado a los subproductos minerales, reducción del uso de energía y el emprendimiento de base tecnológica.

Foto: lavozdelconsumidor.com

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