Héctor Rondón Lovera, fotógrafo especializado en sucesos del diario La República no imaginó que lo enviarían a cubrir los sucesos que se desarrollaban en Puerto Cabello y que aquella mañana se encontraría con un escenario de guerra.

En efecto, El Porteñazo o insurrección de Puerto Cabello fue una sublevación de la Base Naval Agustín Armario contra el Gobierno del presidente electo Rómulo Betancourt, los días 2 y 3 de junio de 1962.

“Al llegar, haciéndole caso al mayor, nos retiramos a la pared. Luego de que habían pasado cerca de 10 tanques, empezaron a disparar de todos lados. Los muertos iban cayendo. No se veía a quienes disparaban, ocultos en las casas. Los masacraron a todos. Cayeron diez en la esquina, los que iban conmigo… Era como un cuarto para las siete. Junto a mí iba otro fotógrafo, Blasco. Cuando el último tanque, donde yo iba junto al otro fotógrafo, llegó a la esquina de La Alcantarilla, empezaron los disparos… Disparaban hasta granadas. Los tanques se fueron, finalmente, dejando a los muertos. Entonces fue cuando vimos que venía un cura por la acera derecha… Había un soldado herido. El cura trató de socorrerlo, lo levantó, trató de cargarlo. Yo tomé la foto. Era una escena horrorosa y a la vez tan humana. Blasco y yo le gritamos que saliera de ahí porque lo iban a matar”.

El cura era Luis María Padilla, capellán de la base naval, quien procuró echarse al soldado herido al hombro pero “de pronto llegó una ráfaga de ametralladora que hizo blanco en él, me paré y dándole la absolución, expiró. Otro herido me dijo al tocarlo: ‘dígale a mi mamá cómo morí’… sobre todos di la absolución y me retiré en busca de ambulancias, pero las ambulancias no se atrevían a avanzar porque el fuego se veía cerrado. Entonces, advertí mis manos y sotana llenas de sangre… desde entonces me limité a ayudar a las ambulancias y a auxiliar moribundos…”. (Extracto del testimonio de monseñor Luis María Padilla al Consejo de Guerra).

Tras haber sido tomada la base naval se liberaron los presos políticos que se encontraban en el Castillo Libertador, ubicado en la misma área de la base, donde habían sido traídos desde varias cárceles del país. Ya libres, de inmediato se incorporan a la batalla.

Tan pronto el Gobierno nacional se entera del intento, cerca del mediodía, varios destructores, fuera de la rada de la base naval, iniciaron el bombardeo de las instalaciones de la infantería de marina del Batallón General Rafael Urdaneta, destruyendo las barracas con cañonazos de 40 mm. Se calcula que en “El Porteñazo”, murieron unas 400 personas en combates entre los militares y civiles alzados y las tropas gubernamentales.

El apureño Héctor Rondón Lovera, nacido en Apure en 1933, venía de ser fotógrafo en los organismos de seguridad del Estado y trabajaba como reportero gráfico de sucesos del diario La República. Por eso fue enviado a documentar el Porteñazo, sin dudarlo, por Freddy Martínez Rey, quien era jefe de fotógrafos.

Un mes antes se había producido El Carupanazo, otra insurrección militar de izquierda, en Carúpano, estado Sucre. El 4 de mayo de 1962 efectivos del batallón de Infantería de Marina Nro. 3 y el destacamento Nro. 77 de la Guardia Nacional se alzaron contra el Gobierno nacional, ocupando las calles y edificios de la ciudad, el aeropuerto y la emisora Radio Carúpano desde donde difundieron un manifiesto a nombre del Movimiento de Recuperación Democrática.

Por su parte, el presidente Rómulo Betancourt les exigió la rendición a los alzados, al tiempo que se iniciaba la movilización de los efectivos leales pertenecientes al batallón de Infantería Mariño, el batallón Sucre de Cumaná y el batallón de Infantería de Marina Simón Bolívar de Maiquetía, se producían ataques por parte de la Aviación y se bloqueaba el puerto por parte de las unidades navales en lo que se denominó la Operación Tenaza.

En ambas intentonas golpistas participaron civiles y militares y fueron propiciadas por el Partido Comunista de Venezuela y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, como resultado de la decisión tomada en marzo de 1961 en el III congreso del PCV: tomar el poder por las armas, a imitación de la revolución cubana.

Con un solo click de su cámara Leica, Héctor Rondón había logrado tomar una fotografía determinante en la historia de Venezuela. La foto titulada “La ayuda del padre”, fue publicada en La República, y posteriormente distribuida por la agencia Associated Press, siendo reproducida en diversos diarios y revistas internacionales y mereciendo la portada de la prestigiosa revista Life en español.

Al año siguiente le fue otorgado el Premio Pulitzer de Fotografía, el más alto galardón de este tipo en los Estados Unidos y uno de los más prestigiosos en el mundo.

En la revista Columbia Journalism Review, editada por la Columbia University, dedicada a los 100 años del Premio Pulitzer, se publicaron 21 fotografías ganadoras del prestigioso galardón y entre ellas se encuentra “La ayuda del padre”.

Rondón falleció en 1984 con la satisfacción de haber plasmado con un click, un momento clave en la historia de Venezuela.

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