Los apagones son constantes en el estado Zulia
Desde la última semana de septiembre los apagones son más críticos en el estado Zulia, donde los ciudadanos viven en zozobra

La región zuliana parece haberse llevado la peor parte de la crisis eléctrica. En los últimos días, el servicio sigue inestable: alrededor de 12 apagones se han registrado en la última semana de septiembre e inicios de octubre, de los cuales solo 3 han sido “oficializados” por la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) como “averías”.

El primero que anunció Corpoelec el pasado mes se registró el miércoles 25 de septiembre; el segundo, el jueves 3 de octubre; y el tercero, el mismo jueves en horas de la noche.

Las “averías” afectaron gran parte de la Costa Occidental del Zulia. Sin embargo, muchos sectores y municipios ya estaban sin luz y siguen contando los días.

Pero, más allá de cuántas fluctuaciones o cortes se presentan a diario, o del anuncio de planes de contingencia, la vida de los zulianos ha cambiado y mucho: no duermen lo suficiente, están expuestos a las constantes picadas de mosquitos y, además, incomunicados, pues las operadoras telefónicas quedan inútiles para comunicarse a través de llamada o navegación en internet.

Muchos aseguran parecer “zombies” caminando entre las solitarias calles de la región.

A oscuras y sin distracciones

“Ya no me dan ganas de trabajar. Tengo sueño todo el día porque todas las noches se va la luz. Duermo afuera porque adentro hay calor, pero me comen los zancudos. En el día ando como un zombi caminando”, cuenta Migdalia Cepeda, docente de bachillerato y habitante de Bella Vista, en Maracaibo.

Cepeda detalla que son pocas las horas que tienen electricidad, por lo que cuando llega la luz, se dedican exclusivamente a cargar los teléfonos para usarlos como linternas, ver la hora y escuchar las emisoras radiales que estén al aire.

Los zulianos ahora están “privados” de esparcimiento: sin luz no pueden ver televisión, tampoco navegar en internet y mucho menos escuchar música, ir al cine o a un centro comercial, pues los apagones afectan todos los establecimientos, sin distinción.

“Estaba pasando el punto en el centro comercial y hubo un bajón, después se fue el internet y no pude comprarme una chicha. Pura calamidad, no pude cocinar nada porque no había luz, no veía nada”, agrega Cepeda.

Compran comida lista

Al estar sin luz en las noches y madrugadas, y con la mayoría de comercios cerrados, los ciudadanos han optado por comprar alimentos que sean de rápida preparación o comida ya lista.

Entre estos rubros, abunda el pan y el queso, las galletas dulces y los snacks.

“He estado comiendo pan toda esta semana. Lo relleno con mantequilla cuando hay o con queso, porque no veo nada pa’ cocinar. Además de que a veces no hay gas. También compro galletas, uno no sabe”, dice Fernando Morán, mecánico del municipio San Francisco.

Y en Maracaibo, una ciudad que puede llegar a los 40 grados de temperatura, el consumo de café también abunda.

“Yo te voy a decir la verdad. Yo no sé cómo estoy parado. Parezco un zombi, de esos de las películas. Para poder estar despierto, tomo mucho café y también lo vendo. Hasta dos termos en la mañana”, relata Nerio Pérez, trabajador jubilado.

Otros ciudadanos optan por preparar la comida que tengan en sus neveras, en las tres comidas.

“A mi mamá le tocó preparar un pollo. Nos confiamos que iba a llegar la luz y al final nunca llegó. En el desayuno, almuerzo y cena comimos pollo porque se nos iba a dañar”, cuenta Graciela Portillo, habitante de Los Haticos y periodista en la capital zuliana.

Al son de las plantas eléctricas

No todos los comercios del Zulia cuentan con planta eléctrica para seguir trabajando cuando no hay luz. Sin embargo, algunos establecimientos o casas de familia las instalan para poder trabajar de noche o, simplemente, encender un ventilador para aguantar la transición de la noche al día.

Quienes no las poseen, se mantienen despiertos ante el incesante y crujiente ruido de las plantas.

“Nunca he podido dormir bien afuera, esas plantas parecen un carro. Cuando medio duermo, siempre despierto con dolor de oído. Imagínate, a trabajar así”, dice Francia Rojas, del sector Veritas en Maracaibo.

A correr con los bajones

“¡Pilas, desconecten todo, hay un bajón!”, grita Esmeira González, ama de casa de El Modelo, en el oeste de Maracaibo, al momento de preguntarle cómo ha cambiado su vida con los apagones.

“Aquí hay que correr, ser maratonista, primero hay un bajón y después un subidón y no te da tiempo de desconectar todo. Si tenéis suerte, no se te queman los aparatos”, agrega González.

El ama de casa resalta que desde que empezaron a recrudecerse los apagones, no ha podido dormir bien y que por eso “siempre estoy cansada”.

Y no es para menos: la mayoría de los cortes se producen en la noche, indistintamente del Plan de Administración de Carga (PAC), es decir el racionamiento eléctrico impuesto por Corpoelec, que nunca se ha cumplido en hora de corte ni tiempo estipulado.

La zozobra también es parte de lo que viven los zulianos a diario con las fallas constantes del servicio eléctrico y con las fluctuaciones.

“Me ha afectado (los apagones) de forma psicológica. Porque si se va no sabemos cuándo vendrá o si va a haber un bajón. Estoy puro mirando los bombillos”, dice Graibelys Dávila, productora radiofónica en Maracaibo.

Récord de apagones

En Maracaibo, se registraron tres apagones en una sola semana al igual que en Machiques y Mara; en el municipio San Francisco se registraron seis; en la Costa Oriental del Lago, cuatro; mientras que en el municipio Guajira alcanzaron hasta la noche del 8 de octubre, cuando volvió, cuatro días sin servicio eléctrico.

Corpoelec solo ha oficializado tres apagones producidos en la Costa Occidental del Lago, los mismos que registra en su cuenta de Twitter.

Al menos en Maracaibo, en un solo día pueden registrarse más de 20 fluctuaciones de voltaje. “Hasta los bombillos se explotan”, como cuenta Carlos Camacho, herrero de El Venado, en la Costa Oriental del Lago.

“Con un subidón se me explotaron dos bombillos, todo quedó sonando como un zumbido. Yo pensé que algo iba a explotar”, precisa Camacho.

Las autoridades gubernamentales no han ofrecido información al respecto, más allá de aclarar que las “averías” mencionadas por la Corporación Eléctrica han sido producidas por “factores climáticos o sobretensión”.

Por ahora, los zulianos seguirán sin solución, al menos, del problema eléctrico y los electrodomésticos que se les han dañado.

“Yo solamente quiero dormir, ¿cuándo podremos dormir con abanico?”, pregunta David, de 6 años, a su mamá, Andrea Acosta, quien cuenta que no ha podido llevar a su hijo a la escuela “porque amanece muy cansado y con los ojos muy hinchados”.

Periodista. Atraída por contar historias de ciencia y ambiente. Miembro de la tercera cohorte de la Red de Periodistas Climáticos de la Universidad de Oxford y el Reuters Institute.