Daniel Salazar no tiene ni un año de haberse mudado de Venezuela a Estados Unidos y ya vivió en carne propia los desastres naturales que solía ver desde lejos. Hace 11 meses y medio que se mudó a Katy, en Texas, una localidad a unos 30 minutos en carro desde Houston, la ciudad que se ha visto mayormente afectada por la tormenta Harvey. Sin embargo, en solo una semana ha sido testigo del apoyo desinteresado de vecinos, iglesias, comunidades y de todo un país a los más vulnerables.

“No es la primera vez que pasa algo así aquí, pero para mí sí era la primera vez. Fue bastante estresante entender cómo la gente se prepara para esto”, dijo a Efecto Cocuyo vía telefónica sobre las previsiones que tuvo que tomar ante al paso de la tormenta tropical por Texas.

Siguió las recomendaciones de las autoridades al pie de la letra: compró insumos, suficiente comida para varios días, agua mineral y sacos de arena para reforzar puertas y ventanas. “Todo el mundo hizo lo mismo. Compraron hasta que se acabaron”, relató el desarrollador web sobre los anaqueles vacíos que presenció en los supermercados, ya no por la escasez sino por una emergencia.

Vivir una experiencia como la que vivieron Daniel y muchos otros venezolanos en Texas no es fácil. “Es de mucho miedo”, asegura, “cuando empiezan a inundarse las calles, no sabes si el agua que está cayendo va a terminar de subir y a entrar a la casa”. Aunque Katy no resultó tan afectada como Houston, varios vecinos de la localidad perdieron prácticamente todo.

“Conozco a una familia mexicana que vive en Old Katy, a unos 9,5 kilómetros, que perdió todo en cuestión de minutos. Una bajada de agua les inundó la casa. Fue tan rápido que no tuvieron chance de hacer nada, solo de salir. Caminaron con agua hasta la altura del pecho y fueron hasta un lugar donde los rescataron”, relata.

Harvey empezó a golpear a la comunidad con más fuerza el pasado viernes, 25 de agosto. Sin embargo, ya para mediados de la siguiente semana, incluso había pocas nubes en Katy. “Hoy (miércoles 30) hizo un sol como si no hubiera pasado nada”, cuenta, pero para el momento en el que Daniel conversó con Efecto Cocuyo el centro de la ciudad estaba incomunicado por los estragos de la tormenta.

No solo los desastres, sino también la solidaridad la vivió de cerca el venezolano. Personas comunicándose por aplicaciones como Zello o por radio, saliendo en botes inflables, kayaks y lanchas a las calles inundadas para rescatar animales, niños, familias y ancianos. También para llevarles comida e incluso medicamentos. Todo eso fue lo que más lo marcó. “Es impresionante la organización y el nivel cultural de ayuda de la gente. La comunidad dio una lección que no había visto antes”, asegura.

Foto principal: EFE

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