El encuentro es inminente. El 27 y 28 de noviembre se celebrará el vigésimo segundo Torneo de Rugby en los espacios de la Hacienda Santa Teresa. Pero este contará con una particularidad: empezará con un juego de exhibición entre el equipo del Centro Penitenciario Tocorón y el de la Penitenciaria General de Venezuela.
Para que el duelo se lleve a cabo debe contar con el visto bueno del cabecilla de la cárcel. “Tienen que tener la bendición del pran” asegura uno de los entrenadores de la Hacienda. El proceso de selección de un jugador tiene que pasar primero por las leyes de una cárcel, pero una vez que el líder los autoriza, cualquiera puede jugar. “Se dedican simplemente al rugby mientras es la hora de entrenar, sus otras tareas en la penitenciaria se detienen”, indica el joven.
Según Alberto Vollmer, Presidente de la Fundación Santa Teresa, el deporte está muy bien visto en los centros de reclusión. Asegura que lo ven como una herramienta de rehabilitación y reinserción. Mientras sean constantes en sus prácticas y se porten bien en la cancha, los reclusos pueden jugar. “La idea es darles oportunidades, y por supuesto que las oportunidades llegan cuando uno trabaja por ellas.”
El torneo lleva 22 años y este es segundo en el que participarán reclusos. Todo empezó con Proyecto Alcatraz, una iniciativa que se remonta al 2003 cuando una banda intentó robar en la Hacienda. A partir de ese momento, se dieron a la tarea de abrir oportunidad para jóvenes de bandas delictivas en el Municipio José Rafael Revenga de Aragua.
Vollmer relata que el entrenamiento de rugby en las cárceles fue una afortunada casualidad. “Uno de los egresados de Proyecto Alcatraz nos pidió unos balones porque quería armar un equipo en Tocorón.” Después de ese equipo vino otro en la misma penitenciaria. Fue cuestión de tiempo antes de que la PGV se quisiera sumar al proyecto. Según adelantaron, pronto empezarán a formar un equipo en un tercer centro de reclusión.
Sin embargo, es enfático en que los jugadores tienen que representar los cinco valores del rugby: respeto, disciplina, trabajo en equipo, espíritu deportivo y humildad.
En las cárceles ya han adoptado el deporte como suyo. Actualmente hay cerca de 60 jugadores de rugby dentro de las paredes de Tocorón y unos 40 dentro de la PGV. En la penitenciaria de Aragua incluso organizaron un torneo interno e invitaron al equipo de Alcatraz. “Me entregaron una placa de agradecimiento, y es de las mejores placas que he recibido en mi vida” relata Vollmer.
Los jugadores que vienen de la cárcel lo hacen acompañados de un contingente de la Guardia Nacional Bolivariana -especialmente habilitado para su traslado y custodia- y con el respectivo permiso del Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario.
El XXII Torneo de Rugby se llevará a cabo en las instalaciones de la Hacienda Santa Teresa entre el 27 y 28 de noviembre de este año, y además contará con la presencia de artistas invitados nacionales e internacionales, como Victor Drija, Juan Mangan y Joey Montana. En palabras de los organizadores, quieren hacer del torneo “el evento del año”.
Alcatraz rehabilita
“Sin Proyecto Alcatraz yo habría terminado muerto o preso” relata Jesús Arrieta, de los primeros egresados.
La iniciativa comenzó en marzo del 2003, cuando 3 miembros de la banda a la que Jesús pertenecía ingresaron a la Hacienda para perpetrar un robo a mano armada. La policía capturó a uno y Alberto Vollmer pidió conversar con él. Le dio a escoger: 3 meses de trabajo no remunerado o la cárcel. Él escogió la primera.
Posteriormente invitó a sus 21 compañeros de banda a unirse y en ese grupo estaba Jesús. Durante una semana le ofrecieron ayuda psicológica y deportiva y les enseñaron a jugar “un deporte que se llama rugby” cuenta orgulloso.
“El rugby tiene algo muy bello: el perdón” relata. “Una vez caí, porque la rehabilitación es un proceso. Pero aquí me dieron dos oportunidades”. Cuenta que ya tiene 4 años consecutivos sin consumir drogas o alcohol.
Jesús es padre de 3 niños y el mayor de ellos tiene 10 años. Vive junto a su esposa y sus hijos en el Municipio Revenga, donde la Hacienda participa en todas las escuelas para ayudar a prevenir la delincuencia. Actualmente 2.000 jóvenes del municipio, que cuenta con unos 50.000 habitantes, están entrenando.
Durante sus 12 años allí Arrieta ha trabajo en varias áreas, desde procesamiento hasta envasado. Actualmente es el anfitrión. “Yo doy la bienvenida a la Hacienda, y los fines de semana les enseño a los turistas qué es el rugby y sus valores”, cuenta con una sonrisa en el rostro.
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El encuentro es inminente. El 27 y 28 de noviembre se celebrará el vigésimo segundo Torneo de Rugby en los espacios de la Hacienda Santa Teresa. Pero este contará con una particularidad: empezará con un juego de exhibición entre el equipo del Centro Penitenciario Tocorón y el de la Penitenciaria General de Venezuela.
Para que el duelo se lleve a cabo debe contar con el visto bueno del cabecilla de la cárcel. “Tienen que tener la bendición del pran” asegura uno de los entrenadores de la Hacienda. El proceso de selección de un jugador tiene que pasar primero por las leyes de una cárcel, pero una vez que el líder los autoriza, cualquiera puede jugar. “Se dedican simplemente al rugby mientras es la hora de entrenar, sus otras tareas en la penitenciaria se detienen”, indica el joven.
Según Alberto Vollmer, Presidente de la Fundación Santa Teresa, el deporte está muy bien visto en los centros de reclusión. Asegura que lo ven como una herramienta de rehabilitación y reinserción. Mientras sean constantes en sus prácticas y se porten bien en la cancha, los reclusos pueden jugar. “La idea es darles oportunidades, y por supuesto que las oportunidades llegan cuando uno trabaja por ellas.”
El torneo lleva 22 años y este es segundo en el que participarán reclusos. Todo empezó con Proyecto Alcatraz, una iniciativa que se remonta al 2003 cuando una banda intentó robar en la Hacienda. A partir de ese momento, se dieron a la tarea de abrir oportunidad para jóvenes de bandas delictivas en el Municipio José Rafael Revenga de Aragua.
Vollmer relata que el entrenamiento de rugby en las cárceles fue una afortunada casualidad. “Uno de los egresados de Proyecto Alcatraz nos pidió unos balones porque quería armar un equipo en Tocorón.” Después de ese equipo vino otro en la misma penitenciaria. Fue cuestión de tiempo antes de que la PGV se quisiera sumar al proyecto. Según adelantaron, pronto empezarán a formar un equipo en un tercer centro de reclusión.
Sin embargo, es enfático en que los jugadores tienen que representar los cinco valores del rugby: respeto, disciplina, trabajo en equipo, espíritu deportivo y humildad.
En las cárceles ya han adoptado el deporte como suyo. Actualmente hay cerca de 60 jugadores de rugby dentro de las paredes de Tocorón y unos 40 dentro de la PGV. En la penitenciaria de Aragua incluso organizaron un torneo interno e invitaron al equipo de Alcatraz. “Me entregaron una placa de agradecimiento, y es de las mejores placas que he recibido en mi vida” relata Vollmer.
Los jugadores que vienen de la cárcel lo hacen acompañados de un contingente de la Guardia Nacional Bolivariana -especialmente habilitado para su traslado y custodia- y con el respectivo permiso del Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario.
El XXII Torneo de Rugby se llevará a cabo en las instalaciones de la Hacienda Santa Teresa entre el 27 y 28 de noviembre de este año, y además contará con la presencia de artistas invitados nacionales e internacionales, como Victor Drija, Juan Mangan y Joey Montana. En palabras de los organizadores, quieren hacer del torneo “el evento del año”.
Alcatraz rehabilita
“Sin Proyecto Alcatraz yo habría terminado muerto o preso” relata Jesús Arrieta, de los primeros egresados.
La iniciativa comenzó en marzo del 2003, cuando 3 miembros de la banda a la que Jesús pertenecía ingresaron a la Hacienda para perpetrar un robo a mano armada. La policía capturó a uno y Alberto Vollmer pidió conversar con él. Le dio a escoger: 3 meses de trabajo no remunerado o la cárcel. Él escogió la primera.
Posteriormente invitó a sus 21 compañeros de banda a unirse y en ese grupo estaba Jesús. Durante una semana le ofrecieron ayuda psicológica y deportiva y les enseñaron a jugar “un deporte que se llama rugby” cuenta orgulloso.
“El rugby tiene algo muy bello: el perdón” relata. “Una vez caí, porque la rehabilitación es un proceso. Pero aquí me dieron dos oportunidades”. Cuenta que ya tiene 4 años consecutivos sin consumir drogas o alcohol.
Jesús es padre de 3 niños y el mayor de ellos tiene 10 años. Vive junto a su esposa y sus hijos en el Municipio Revenga, donde la Hacienda participa en todas las escuelas para ayudar a prevenir la delincuencia. Actualmente 2.000 jóvenes del municipio, que cuenta con unos 50.000 habitantes, están entrenando.
Durante sus 12 años allí Arrieta ha trabajo en varias áreas, desde procesamiento hasta envasado. Actualmente es el anfitrión. “Yo doy la bienvenida a la Hacienda, y los fines de semana les enseño a los turistas qué es el rugby y sus valores”, cuenta con una sonrisa en el rostro.