María Laura Chang / @MarilaChang
Fotografía: BBC
En Venezuela hay cerca de 133 millones de onzas de oro; 81,4 millones de ellas estarían repartidas al sur del estado Bolívar y dispuestas para la explotación de la Corporación Venezolana de Minería, según afirmó el entonces ministro de Petróleo y Minas, Rafael Ramírez en enero de 2013. Una investigación hecha por el programa Amazonas Clandestina muestra cómo mafias y grupos armados ejercen el control en los campos de explotación del mineral precioso.
En agosto de 2011, el presidente Chávez firmó un decreto con rango valor y fuerza de ley para nacionalizar la explotación del oro y actividades conexas, lo que impulsó el retiro de empresas extranjeras que controlaban la actividad minera. De esta forma se “fortalecería la economía nacional” y así volcarían todas las ganancias al pueblo venezolano.
Ya para esa época se habían marchado varias empresas internacionales del territorio y, tras el decreto, los grupos rusos de Agapop y Rusoro decidieron marcharse también. Tras su salida, el Estado venezolano asumió las riendas de la minas de oro que dejaron estas empresas a través de Minerven. En teoría, las Fuerzas Armadas tomarían el control de cada mina y éstas serían explotadas por empresas nacionales o mixtas que, siguiendo las normativas, pasarían a generar más trabajo y dinero para el país. La realidad es otra. Discovery Max en el episodio 5 del programa Amazonas Clandestino revela la aparición de una industria improvisada, en la que pobladores extraen el oro a su antojo, con la única supervisión de temidos “sindicatos”- grupos armados – que se encargan de mantener el orden en sus respectivos territorios. Uno de los mayores yacimientos de oro de todo el mundo, donde se puede extraer hasta 6 gramos por cada tonelada de tierra, está ubicado en el estado Bolívar. Es la mina de Las Cristinas, cerca de Las Claritas, cuya entrada, como se ve en el programa, es custodiada por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). El reportero asegura que, tras un pago de 20 euros, los funcionarios dejaron pasar al equipo del documental, practica que al parecer también opera para el ingreso de los mineros «artesanales o informales». Hombres y mujeres sacan el oro como pueden. Utilizan picos, cinceles, mangueras y hasta sus propias manos. En boca de los trabajadores, el precio del oro vale el gran esfuerzo que aplican, pero de sus ganancias deben dar una tajada al sindicato que los protege. [media-credit name=»http://www.fotolog.com/pura_misantropia» align=»aligncenter» width=»500″]El Gobierno ignora y niega atentados a la soberanía nacional, afirma el periodista Joseph Poliszuck #CocuyoClaroyRaspao
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María Laura Chang / @MarilaChang
Fotografía: BBC
En Venezuela hay cerca de 133 millones de onzas de oro; 81,4 millones de ellas estarían repartidas al sur del estado Bolívar y dispuestas para la explotación de la Corporación Venezolana de Minería, según afirmó el entonces ministro de Petróleo y Minas, Rafael Ramírez en enero de 2013. Una investigación hecha por el programa Amazonas Clandestina muestra cómo mafias y grupos armados ejercen el control en los campos de explotación del mineral precioso.
En agosto de 2011, el presidente Chávez firmó un decreto con rango valor y fuerza de ley para nacionalizar la explotación del oro y actividades conexas, lo que impulsó el retiro de empresas extranjeras que controlaban la actividad minera. De esta forma se “fortalecería la economía nacional” y así volcarían todas las ganancias al pueblo venezolano.
Ya para esa época se habían marchado varias empresas internacionales del territorio y, tras el decreto, los grupos rusos de Agapop y Rusoro decidieron marcharse también. Tras su salida, el Estado venezolano asumió las riendas de la minas de oro que dejaron estas empresas a través de Minerven. En teoría, las Fuerzas Armadas tomarían el control de cada mina y éstas serían explotadas por empresas nacionales o mixtas que, siguiendo las normativas, pasarían a generar más trabajo y dinero para el país. La realidad es otra. Discovery Max en el episodio 5 del programa Amazonas Clandestino revela la aparición de una industria improvisada, en la que pobladores extraen el oro a su antojo, con la única supervisión de temidos “sindicatos”- grupos armados – que se encargan de mantener el orden en sus respectivos territorios. Uno de los mayores yacimientos de oro de todo el mundo, donde se puede extraer hasta 6 gramos por cada tonelada de tierra, está ubicado en el estado Bolívar. Es la mina de Las Cristinas, cerca de Las Claritas, cuya entrada, como se ve en el programa, es custodiada por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). El reportero asegura que, tras un pago de 20 euros, los funcionarios dejaron pasar al equipo del documental, practica que al parecer también opera para el ingreso de los mineros «artesanales o informales». Hombres y mujeres sacan el oro como pueden. Utilizan picos, cinceles, mangueras y hasta sus propias manos. En boca de los trabajadores, el precio del oro vale el gran esfuerzo que aplican, pero de sus ganancias deben dar una tajada al sindicato que los protege. [media-credit name=»http://www.fotolog.com/pura_misantropia» align=»aligncenter» width=»500″]