Las Tunitas, en Vargas, amaneció con los grifos secos, a pesar de la protesta que la PNB terminó a perdigonazos

LA HUMANIDAD · 23 FEBRERO, 2016 12:45

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Ibis Leon | @ibisL


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Los sueldos de los habitantes de Las Tunitas (Catia la Mar, estado Vargas) se han “ahogado” paradójicamente desde que empezó a extremarse la sequía en el sector en 2015.

Una familia de cinco integrantes gasta en promedio Bs. 6000 cada quince días para llenar dos tanques de agua de 1.100 litros y comprar cuatro botellones de agua potable. En este presupuesto no se incluyen los gastos extras de lavandería que pueden costar al mes hasta Bs. 3.600 si se ven obligados a pagar también por el detergente, uno de los productos básicos que escasea (el cálculo se hace en base a 12 lavadoras por mes).

Esto significa que deben destinar toda una quincena, que con el aumento decretado por el presidente Nicolás Maduro hace seis días quedará en Bs. 5.789, y agregar Bs. 211 más para pagar el agua del aseo y del consumo.

Esta situación sacó a la calle a los habitantes del sector que trancaron por más de dos horas el tráfico en la zona. Sin acuerdo previo, los vecinos de Las Tunitas (Catia la Mar) comenzaron a llamarse de una casa a otra. A las 6:00 de la tarde un grupo de 30 personas había resuelto trancar la avenida principal para clamar que restituyeran el servicio de agua.

No es común que los habitantes de Las Tunitas (Catia la Mar) salgan a la calle y paralicen el tráfico. Mucho menos que la policía acabe una manifestación a perdigonazos en el sector. Para que todo esto ocurriera tuvieron que pasar cuatro largas semanas de sequía y en algunas casas hasta más de dos meses.

Este lunes 22 de febrero bloquearon el paso con palos, piedras y cauchos. Las mujeres se pusieron al frente y formaron una cadena humana para impedir que los motorizaros y los conductores airados se llevaran por el medio los obstáculos que habían colocado en la vía, mientras que los hombres reforzaban la barricada. En minutos comenzaron a acercarse los curiosos y a sumarse más manifestantes.

“Llegó la Guardia Nacional y la gente estaba muy alterada. En ningún momento nos trataron mal, más bien pidieron que no se les irrespetara porque ellos estaban de nuestro lado”, aseguró Yecenia Malavé, una de las habitantes que estuvo presente en la protesta.

Los funcionarios intentaron mediar y, según la versión contada por esta vecina, llamaron a una autoridad del Partido Socialista Unido de Venezuela para pedirle que se acercara al lugar y negociara con la gente. “La persona con la que se comunicaron pidió que desalojáramos la calle que al día siguiente nos iban a poner el agua, pero todos respondimos que no porque ya son dos años que tenemos con este problema”, expresó.

En menos de 30 minutos vieron aproximarse cinco funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana, dos de ellos con escopetas de perdigón en mano. “La policía comenzó a azuzar a los motorizados para que arremetieran contra la manifestación y como éstos estaban desesperados por pasar empezaron a acelerar. En ese momento, sentimos que alguien lanzó una botella que explotó sobre una moto y la incendió”, manifestó.

De inmediato se escucharon los disparos de perdigón, los gritos y comenzó la dispersión. Lo último que Yecenia logró ver fue a los policías disparando perdigones al aire. “Nunca los vi disparando contra las personas, sí hubo un vecino al que le golpearon la cara y a otra también la golpearon, pero no sé si dispararon contra de la gente, yo arranqué a correr”, exclamó.

La manifestación no alteró la realidad del sector que amaneció sin agua nuevamente este martes 23 de febrero.

En la sede de Hidrocapital en Las Tunitas el tanque trabaja con 300 litros de agua por segundo cuando el nivel óptimo es de 420 litros por segundo reveló un trabajador de la compañía que prefirió mantener su nombre en resguardo. Esta sede surte la parroquia Catia la Mar y algunos sectores de Maiquetía.

“En el tiempo que llevo trabajando jamás había visto una sequía tan prolongada, las lluvias han desaparecido, pero tampoco se hicieron los estudios sociales ni se evaluó el impacto que tendría la sobrepoblación del estado en los servicios públicos. Por ejemplo, en diciembre hay una abundancia de agua en los ríos que se pierde porque no hay embalses que la almacenen y se va al mar”, explicó la fuente.

Las personas han optado por colocar bombas directamente en los medidores de agua para poder abastecerse. “Lo hemos visto en recorridos por sectores como La Soublette en Catia la Mar”, afirmó. Maiquetía, Macuto y Naiguatá son los otros sectores más afectados por el servicio.

La presidenta de Hidroven, Siboney Tineo, y la presidenta de Hidrocapital Evelyn Vásquez, durante su comparecencia ante la Asamblea Nacional, aseguraron que habían tomado las medidas necesarias como la recuperación de pozos subterráneos y la activación de flotas de cisternas para llevar el agua gratis a las comunidades. “Hemos invertido 9.547 millones de dólares en el servicio de agua potable y en el saneamiento de las redes de distribución. Pero no podemos hacer que llueva”. Las funcionarias insistieron en atribuirle la culpa al fenómeno de El Niño.

LA HUMANIDAD · 23 FEBRERO, 2016

Las Tunitas, en Vargas, amaneció con los grifos secos, a pesar de la protesta que la PNB terminó a perdigonazos

Texto por Ibis Leon | @ibisL

Los sueldos de los habitantes de Las Tunitas (Catia la Mar, estado Vargas) se han “ahogado” paradójicamente desde que empezó a extremarse la sequía en el sector en 2015.

Una familia de cinco integrantes gasta en promedio Bs. 6000 cada quince días para llenar dos tanques de agua de 1.100 litros y comprar cuatro botellones de agua potable. En este presupuesto no se incluyen los gastos extras de lavandería que pueden costar al mes hasta Bs. 3.600 si se ven obligados a pagar también por el detergente, uno de los productos básicos que escasea (el cálculo se hace en base a 12 lavadoras por mes).

Esto significa que deben destinar toda una quincena, que con el aumento decretado por el presidente Nicolás Maduro hace seis días quedará en Bs. 5.789, y agregar Bs. 211 más para pagar el agua del aseo y del consumo.

Esta situación sacó a la calle a los habitantes del sector que trancaron por más de dos horas el tráfico en la zona. Sin acuerdo previo, los vecinos de Las Tunitas (Catia la Mar) comenzaron a llamarse de una casa a otra. A las 6:00 de la tarde un grupo de 30 personas había resuelto trancar la avenida principal para clamar que restituyeran el servicio de agua.

No es común que los habitantes de Las Tunitas (Catia la Mar) salgan a la calle y paralicen el tráfico. Mucho menos que la policía acabe una manifestación a perdigonazos en el sector. Para que todo esto ocurriera tuvieron que pasar cuatro largas semanas de sequía y en algunas casas hasta más de dos meses.

Este lunes 22 de febrero bloquearon el paso con palos, piedras y cauchos. Las mujeres se pusieron al frente y formaron una cadena humana para impedir que los motorizaros y los conductores airados se llevaran por el medio los obstáculos que habían colocado en la vía, mientras que los hombres reforzaban la barricada. En minutos comenzaron a acercarse los curiosos y a sumarse más manifestantes.

“Llegó la Guardia Nacional y la gente estaba muy alterada. En ningún momento nos trataron mal, más bien pidieron que no se les irrespetara porque ellos estaban de nuestro lado”, aseguró Yecenia Malavé, una de las habitantes que estuvo presente en la protesta.

Los funcionarios intentaron mediar y, según la versión contada por esta vecina, llamaron a una autoridad del Partido Socialista Unido de Venezuela para pedirle que se acercara al lugar y negociara con la gente. “La persona con la que se comunicaron pidió que desalojáramos la calle que al día siguiente nos iban a poner el agua, pero todos respondimos que no porque ya son dos años que tenemos con este problema”, expresó.

En menos de 30 minutos vieron aproximarse cinco funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana, dos de ellos con escopetas de perdigón en mano. “La policía comenzó a azuzar a los motorizados para que arremetieran contra la manifestación y como éstos estaban desesperados por pasar empezaron a acelerar. En ese momento, sentimos que alguien lanzó una botella que explotó sobre una moto y la incendió”, manifestó.

De inmediato se escucharon los disparos de perdigón, los gritos y comenzó la dispersión. Lo último que Yecenia logró ver fue a los policías disparando perdigones al aire. “Nunca los vi disparando contra las personas, sí hubo un vecino al que le golpearon la cara y a otra también la golpearon, pero no sé si dispararon contra de la gente, yo arranqué a correr”, exclamó.

La manifestación no alteró la realidad del sector que amaneció sin agua nuevamente este martes 23 de febrero.

En la sede de Hidrocapital en Las Tunitas el tanque trabaja con 300 litros de agua por segundo cuando el nivel óptimo es de 420 litros por segundo reveló un trabajador de la compañía que prefirió mantener su nombre en resguardo. Esta sede surte la parroquia Catia la Mar y algunos sectores de Maiquetía.

“En el tiempo que llevo trabajando jamás había visto una sequía tan prolongada, las lluvias han desaparecido, pero tampoco se hicieron los estudios sociales ni se evaluó el impacto que tendría la sobrepoblación del estado en los servicios públicos. Por ejemplo, en diciembre hay una abundancia de agua en los ríos que se pierde porque no hay embalses que la almacenen y se va al mar”, explicó la fuente.

Las personas han optado por colocar bombas directamente en los medidores de agua para poder abastecerse. “Lo hemos visto en recorridos por sectores como La Soublette en Catia la Mar”, afirmó. Maiquetía, Macuto y Naiguatá son los otros sectores más afectados por el servicio.

La presidenta de Hidroven, Siboney Tineo, y la presidenta de Hidrocapital Evelyn Vásquez, durante su comparecencia ante la Asamblea Nacional, aseguraron que habían tomado las medidas necesarias como la recuperación de pozos subterráneos y la activación de flotas de cisternas para llevar el agua gratis a las comunidades. “Hemos invertido 9.547 millones de dólares en el servicio de agua potable y en el saneamiento de las redes de distribución. Pero no podemos hacer que llueva”. Las funcionarias insistieron en atribuirle la culpa al fenómeno de El Niño.

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