Ed Calle ha pasado la mayor parte de su vida frente a un micrófono. Unas veces con Julio  Iglesias, otras con Celia Cruz y Oscar D’León. En vivo, con Frank Sinatra; en el estudio, con Lenny Kravitz. Lo cierto es que la lista de artistas acumula miles de CD y sencillos en una trayectoria que arrancó a los 13 años, cuando su papá le compró un saxofón solo por probar. Inmediatamente se enamoró del instrumento y su sonido y hoy en día, a sus 56 años, el venezolano radicado en Estados Unidos añade un Grammy a su lista de logros tras ser galardonado en noviembre de este año.

Caraqueño de nacimiento pero de padres españoles, Ed Calle es venezolanísimo a pesar de haberse mudado a Miami cuando apenas tenía solo 9 años. Una oportunidad laboral que llegó a su papá, quien trabajaba con la antigua aerolínea Viasa, lo llevó hasta el estado de la Florida. Sin embargo, a pesar de la distancia, las tradiciones se mantuvieron intactas: el gusto por las arepas sifrinas y de cochino, el amor hacia la geografía de la capital y el gusto por comer mango o mariscos.

La última vez que visitó Venezuela fue hace unos seis o cinco años, asegura, cuando vino en una de tantas giras que han pisado el país. Del resto, su vida familiar y privada, de grabaciones, toques y clases en la universidad Miami Dade College, lo mantienen ocupado y con muy poco tiempo libre. Para balancear su vida afirma que solo se requiere “no dormir mucho y tener dedicación”.

Para Ed Calle, las matemáticas llegaron junto con la música. De pequeño cuenta que era muy tímido y que esta ciencia lo ayudaba a comunicarse con sus amigos. En muchos sentidos considera que son muy parecidas.

“Las matemáticas son un arte y son lindas como la música. Ambas son creativas y plantean encontrar la respuesta a una proposición“, explica con un acento entre americano y español.

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Su gusto por esta ciencia lo llevaron a hacer un doctorado, donde buscó la razón por la que muchos niños y jóvenes carecen de las destrezas necesarias para resolver problemas. Sin embargo, su otra pasión, la música, pesó mucho más en su carrera: Cuando el venezolano no está en algún estudio, pasa sus días dando clases en la universidad donde enseña Administración de la música. “Ahí les doy a los muchachos lo que son los derechos de autor y las fuentes económicas de las que ellos pueden percibir dinero, porque este es un negocio difícil”, dice.

Del saxofón le gusta que el sonido siempre es personal. También el hecho de que cuando sostiene el metal dorado y reluciente entre sus manos ve una figura muy femenina y romántica en ejecución. Aunque de niño también tocó la trompeta, el clarinete, la flauta y el piano, para él el saxofón siempre estará de primero.

No hay dos saxofonistas que suenen igual. También es un instrumento que transmite muy bien las emociones de la gente y esas dos cosas se notan en las trayectorias de muchos de los grandes músicos de todos los tiempos”, expresa Calle. Su lista de referentes la encabezan John Coltrane y Michael Brecker, aunque asegura que de los jazzistas afroamericanos también le quedó mucho. Sin embargo, el venezolano ha llegado a compartir escenarios, discos y estudios con muchos de sus ídolos.

“Michael Brecker y yo somos amigos. Me enseñó mucho. Es algo bonito porque cuando uno tiene la oportunidad de tocar con los ídolos de uno, la vida le cambia. Pasas la línea de admirador para ser colega“, explica. Su lista de colaboraciones también incluye piezas con artistas hispanos de renombre como Franco de Vita, Ilan Chester, Gloria Stefan, Diego Torres y Ricardo Montaner. Con este último grabó el famosísimo solo de saxofón en “La cima del cielo”.

En los años 90, el venezolano tuvo la oportunidad de tocar con uno de tantos ídolos. “Recuerdo que un día estaba grabando un disco en un estudio en Miami y recibí una llamada. Me dijeron que si quería grabar con Frank. Yo pregunté qué Frank era ese y me dijeron con Frank Sinatra“, cuenta entre risas. En ese entonces acompañó a la estrella en una gira cuando estaba apenas en sus cuarenta.

ed calle

Aún dice que todavía le queda tocar con Herbie Hancock, Celine Dion, Yo yo Ma y Joshua Bell. No obstante, entre todos ellos, asegura que su mayor deseo es dar un concierto con la Orquesta Sinfónica. “Para 2016 vamos a ver si se puede”, asoma entre todas sus historias.

A pesar de haber tocado para personalidades como la princesa Diana o el rey de Malasia y de haber recorrido escenarios desde Rusia hasta Chile, incluyendo los famosísimos Carnegie Hall y Madison Square Garden, el venezolano dice que solo le falta agregar a la lista al Teresa Carreño para sentir que ya hecho música en todas partes. 

Con un gramófono en camino que ya tiene el espacio reservado en una de tantas repisas en su casa en Miami, Ed Calle espera que tocar con la Sinfónica en el Teresa Carreño el año que viene se haga realidad. “Con mucho esfuerzo uno puede llegar a lograr cosas que parecen imposibles para mucha gente. Soy solo uno de muchos venezolanos que están por el mundo haciendo cosas. Hay muchos otros y estoy seguro de que va a haber más así en el futuro”, asegura.

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