El horario de racionamiento de agua de lunes a domingo y las fallas en el sistema de distribución no dejan por fuera a escuelas ni universidades. Los días de corte ponen a prueba las condiciones de salubridad mínimas, mientras que también ponen en juego el normal desarrollo del año académico. El resultado: enfermedades y pérdida de clases para los estudiantes, mientras que en casa azota el mismo problema.

A mediados de enero de 2016 el ministro de Ecosocialismo y Aguas, Ernesto Paiva, aseguró que tocaba administrar el agua para que no se acabara y que ante la fuerte sequía y los bajos niveles en los embalses, los estados Zulia, Falcón, Carabobo, Sucre, Nueva Esparta y Vargas se verían mayormente afectados. 

La señora Maritza vive en el sector Montesano de La Guaira y sabe que la situación del agua en el estado Vargas es mucho peor que en otras entidades. Todos los días vive el racionamiento en carne viva, especialmente desde la semana pasada cuando tuvo que dejar a su nieto de siete años con ella en la casa todo el día porque las clases fueron suspendidas debido a la falta de agua.

Su nieto recibe clases en la Escuela Alberto Ravell, ubicada en el mismo sector, desde la 1:00 pm hasta las 5:00 pm. Sin embargo, desde la semana pasada el horario ha sido tan irregular como los cortes de agua. El lunes dejaron salir a los estudiantes a las 2:00 pm; el martes, a las 3:00 pm; el miércoles a las 4:00 pm; y el jueves y el viernes no tuvieron clases. La señora Maritza pasó el lunes primero de febrero por la escuela, pero las maestras le dijeron que tampoco habría clases esa tarde.

“Los baños y los pisos están sucísimos. Tienen los tanques vacíos y no hay cisternas que lleven agua”, aseguró la señora. “Si no hay agua en la casa, uno medio les da un bañito con un tobo para que vayan a clase; pero en los colegios sí no pueden hacer nada“, agregó.

Maritza afirmó que le ha pedido a las maestras del centro educativo que insistan y denuncien para que por lo menos lleven una cisterna a la escuela. No obstante, una semana después, la situación continúa igual. “Yo les dije que entonces me lo llevaré a la casa yo y lo pondré a estudiar“, dijo ante la falta de clase.

La abuela del niño y vecinos de la zona aseguran que la situación no es exclusiva de la Escuela Alberto Ravell. Otros centros educativos cercanos como la Escuela Integral Bolivariana Eugenia María de Hostos y el Liceo Pedro Elías Gutiérrez también han suspendido clases por falta de agua.

Los días que la escuela cierra, Maritza debe cuidar a su nieto todo el día. “La otra vez me lo llevé conmigo porque tuve que salir a hacer unas diligencias”, dijo.

Educación superior

Esta situación no es ajena a las universidades. Desde el martes 19 de enero la Universidad Simón Bolívar (USB) ha tenido que agregar una limitación más al déficit presupuestario: la falta de agua.

“El problema empezó hace dos semanas. El martes al mediodía se suspendieron las actividades académicas y administrativas, pero la situación se extendió hasta el miércoles. El jueves realizaron un plan de contingencia. El hedor y olor que salía de los baños era terrible“, aseguró Jesús Valerio, presidente de la Federación de Centro de Estudiantes de la USB.

El estudiante puntualizó que la falta de agua también ha afectado el servicio del comedor de la universidad y señaló que los desayunos y los almuerzos han disminuido su calidad producto de la situación. También precisó que hay laboratorios que requieren del servicio de Hidrocapital para poder mantener las condiciones mínimas de higiene ante un posible eventualidad. No obstante, ante la escasez del líquido, las instalaciones permanecen cerradas.

Hemos tenido que sacar agua de donde no hay para poder subsanar el problema“, aseguró Valerio, quien explicó que para hacer frente a la situación, la universidad ha tenido que añadir un nuevo gasto al presupuesto con el pago de las cisternas.

Centros de Estudiantes de distintas carreras han propuesto recaudar fondos para pagar por el servicio o para colaborar con productos de limpieza. Sin embargo, el presidente de la Federación aseguró que esperan no tener que necesitar ayuda del cuerpo de estudiantes y reservar cualquier necesidad de colaboración como último recurso.

Comunicado del @USBCEIC y el @CELM_USB respecto a la situación de suministro de agua en el edificio de MYS. #USBve pic.twitter.com/sKGCfU67jQ

— FCEUSB (@FCEUSB) January 24, 2016

Según el presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la USB, el problema se produjo por una falla en el servicio de Hidrocapital que afecta a las residencias de la zona y, en especial, a la Simón Bolívar. No obstante, el estudiante precisó que el problema no ha podido ser resuelto porque la empresa “tiene muchas deudas” con la compañía que distribuye los recursos necesarios para resolver el problema.

Para Valerio, la situación del país es de extrema gravedad y no deja tiempo a las universidades para debatir, investigar ni innovar en materia de ciencia y tecnología. Por el contrario, “estamos pensando es cómo vamos a resolver el tema del agua mañana y cómo vamos a hacer para que alcance el presupuesto“, finalizó.

En riesgo sanitario

Es una situación gravísima, especialmente para los niños”, precisó la pediatra del Centro Médico de Caracas, Sol Rivas, sin descartar que las enfermedades y las infecciones también están a la orden del día para los adultos. “La poca agua que sale de los grifos es sucia”, agregó.

La especialista aseguró que las medidas higiénicas están lejos de ser las adecuadas, sobre todo en los colegios. “Los niños se bañan con poquita agua o con tobos. No se limpian bien”, apuntó, lo que facilita la aparición de enfermedades como la escabiosis (sarna) o la pediculosis.

Rivas también señaló la mala manipulación de alimentos, especialmente en colegios y guarderías donde sirven comidas a los niños. “Un en las casas a lo mejor tiene más cuidado para lavar mejor los vegetales y las verduras”, dijo. De acuerdo con la pediatra, ha habido un repunte en las enfermedades gastrointestinales, como la amibiasis.

En los baños, afirmó, está el riesgo de contraer infecciones genitales. No solo los niños, sino también los adultos.

A los hospitales también les toca

A las denuncias de cortes de agua vía redes sociales también se suman las quejas por el color y el olor del líquido que sale de las cañerías. Desde diciembre de 2015, los residentes del Municipio José Félix Ribas protestaron porque las aguas no estaban saliendo incoloras ni inoloras. Todo lo contrario: salían de color marrón y con olor a combustible.

Por estar ubicado en el municipio anteriormente mencionado, el Hospital Dr. José María Benítez también presentó el mismo problema que el de las zonas adyacentes. Tras investigaciones, se comprobó que el agua proveniente de uno de los pozos que surten al sitio estaba contaminado. Inmediatamente, se prosiguió a cesar el surtimiento de agua; No obstante, otros pozos del lugar también se contaminaron. Ahora, reciben el líquido por cisterna.

Cerca de 70% del agua que se consume no es agua potable, sino aguas de pozo que no tienen ningún tipo de tratamiento“, aseguró el concejal del Municipio José Félix Ribas, Víctor Madero. A pesar de que Hidrocentro confirmó la contaminación de los pozos y de que un fiscal del ambiente fue al sitio la semana pasada para recoger pruebas, aún no han recibido respuesta por parte del Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas.

HospitalAragua2

Aunque los problemas sobran en el centro de salud, el hospital sigue funcionando. “Como requisito empezaron a pedir que los pacientes trajeran sus botellones de agua“, señaló Madero, “ayer (primero de febrero) llegaron dos niños quemados y los enfermeros tuvieron que salir a buscar agua”.

Noreibis Leal, una trabajadora del Hospital Dr. José María Benítez, terminó la jornada temprano este lunes. Sin agua, muchos de los que laboran en el centro de salud están haciendo lo mismo. “Es insoportable estar ahí. Uno entra y huele a sucio, a orine“, aseguró Leal.

Las protestas se han convertido en lo común en los alrededores del hospital. Los residentes salen a manifestar cerca del centro de salud por la falta de agua. “Ese es el único hospital de red pública en la zona y atiende a cinco municipios“, afirmó Madero, “lo nuestro no es solo el racionamiento de agua, es un problema incluso peor: estaba llegando contaminada”.

El sábado, apuntó Noreibis Leal, el agua llegó fugazmente, por dos horas nada más. Frente a la situación, reconoce que los doctores continúen recibiendo: “los médicos trabajan como pueden”.

Fotos: Víctor Madero, Hospital Dr. José María Benítez

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