Un nuevo reporte de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) e Infoamazonía, titulado “Amazonía en la encrucijada”, revela que 68% de las áreas naturales protegidas y territorios indígenas dentro de la Panamazonía presentan diversos grados de presiones y amenazas.
La plataforma multimedia, que incluye análisis de mapas satelitales, fotografías aéreas y un storymap que detalla casos de estudios de los seis países, fue publicada el miércoles 5 de junio por el Día Mundial del Ambiente como una alerta sobre el futuro del mayor bosque tropical del planeta, que podría estar llegando a un punto de no retorno por la degradación sufrida por la construcción de vías de comunicación, hidroeléctricas, concesiones mineras y petroleras, deforestación e incendios forestales. Esto implicaría la pérdida de la disponibilidad de agua en cientos de comunidades e importantes migraciones por condiciones ambientales hostiles.
Minería amenazante
En la investigación participaron analistas de seis países, incluyendo a las ONG Wataniba y Provita por Venezuela, quienes realizaron un levantamiento de las zonas sensibles de ser explotadas por minería y petróleo. Wataniba, además, coordinó la participación nacional en el especial.
En el país, la principal amenaza señalada es la creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco, que sumó 11,4 millones de hectáreas de posible explotación minera a las 113 mil existentes antes de 2016, principalmente en la Reserva Forestal de Imataca y a lo largo de ríos tributarios de la represa Guri.
El especial también señala como la falta de inversión en tecnologías para la extracción minera ha llevado a que se usen las mismas técnicas de la minería ilegal, especialmente el uso del mercurio para la explotación aurífera. Esto a pesar de los anuncios oficiales de uso de tecnologías amigables con el medio ambiente, para lo cual se habría creado el Ministerio de Desarrollo Ecológico Minero.
Esto ubica a Venezuela como el segundo país amazónico con mayor extensión minera de la región detrás de Brasil. Solo el Arco Minero supera la extensión de más de 100 países del mundo, como Ecuador y Portugal.
El análisis también encontró que todos los parques nacionales de Amazonas y Bolívar presentan explotación minera y diamantífera, lo cual se ha asociado a la expansión de enfermedades como la malaria y a epidemias como el sarampión. Esto no sólo ha perjudicado el equilibrio de los ecosistemas guayaneses-amazónicos terrestres y acuáticos, sino también a las comunidades indígenas que los habitan. La única excepción es el Parque Nacional Delta del Orinoco. Además, la lucha por el territorio ha llevado al desplazamiento de pueblos aborígenes por el control de rutas fluviales para el contrabando de cocaína, minerales y combustible.
Importancia panamazónica
En conversación con Efecto Cocuyo, la doctora en Biología y coordinadora del Observatorio Socioambiental Wataniba, Tina Oliveira, señala que este boletín “tiene la gran importancia de poner en evidencia las amenazas a la que está expuesta la Panamazonía como un complejo de ecosistemas, mayoritariamente boscosos, ante actividades extractivistas como la explotación minera y petrolera pero también los cultivos agroindustriales de soya y palma aceitera, así como los procesos que inciden en la deforestación y el surgimiento de focos de calor”.
Oliveira considera que no es posible proteger la Amazonía desde un mismo país. “Brasil no puede solo proteger su Amazonía” porque tiene distintos orígenes. Y resalta que se hable de región y no cuenca para no limitarse a aspectos geográficos y geológicos sino también legales y biogeográficos. “Esto importa porque para conservar la sanidad funcional ecosistémica y en relación con sus pobladores tradicionales debe incluirse aspectos no científicos como gobernabilidad, conciencia política y social que ahora están ausentes o poco desarrollados”.
La bióloga venezolana concluye en que la Amazonía no sólo puede ser un vivero gastronómico y medicinal, sino es hogar de miles de personas que han vivido allí por miles de años con conocimientos y costumbre ancestrales de muchísimo valor para la humanidad. Y que la región cumple un importante rol de regulador climático a nivel global. “Desde el punto de vista biogeográfico Venezuela ocuparía la mitad de la región Panamazónica”.
Encrucijada regional
Considerando los seis países, los mapas revelan la presencia de hidroeléctricas y carreteras en áreas naturales protegidas y territorios indígenas. De las 272 grandes represas hidroeléctricas planificadas, en construcción u operativas, 78 (29%) están en territorios indígenas y 84 (31%) en áreas naturales protegidas. De los 136.000 kilómetros mapeados, aproximadamente 20% (26.000 kilómetros) cruzan áreas naturales protegidas y territorios indígenas.
“Actualmente, no existe una política nacional para la Amazonía que nos permita trazar una visión integral, coherente y de largo plazo para la región”, afirma el director ejecutivo del Instituto del Bien Común, Richard Smith. “La orientación de las decisiones políticas depende principalmente de las circunstancias y de la voluntad de los actuales gobernantes”, concluye.
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