#LaunchAmerica: ¿el inicio de la nueva carrera espacial estadounidense?
#LaunchAmerica: ¿el inicio de la nueva carrera espacial estadounidense? Credit: AFP

#LaunchAmerica lo cambia todo. El 21 de julio de 2011, el transbordador espacial Atlantis aterrizó en Florida. Nadie imaginó que sería la última misión espacial tripulada estadounidense en casi nueve años. Hasta ahora.

Sin duda, el despegue de la misión Demo-2 ocurrido el sábado, 30 de mayo, marca un antes y después en la historia espacial de los Estados Unidos: ya puede poner humanos en el espacio (otra vez), una capacidad que poseían solo Rusia y China.

Los astronautas Robert Behnken y Douglas Hurley son los dos protagonistas de esta hazaña esperada con muchas ansias por la NASA y la compañía SpaceX para reivindicarse en materia aeroespacial.

Y en Efecto Cocuyo te contamos cómo se llegó a esta hazaña y cuál es la importancia de este hito.

Nueve largos años

Después de la tragedia del Columbia en 2003, la NASA ya había comenzado a pagarle a Roscosmos, la agencia espacial rusa, para poder mandar a sus astronautas a la Estación Espacial Internacional (EEI).

Por eso, tras el aterrizaje del Atlantis en 2011, la agencia espacial estadounidense dependía de Rusia para enviar a sus astronautas americanos a la EEI; pero, el retiro de este transbordador convirtió a la nave rusa Soyuz en el único vehículo con capacidad para viajar a la EEI.

Desde 2010, la NASA comenzó el Commercial Crew Program (CCP, o Programa de Tripulación Comercial), una iniciativa para subvencionar una empresa privada que pudiera construir una nave con la capacidad para viajar a la EEI.

Y allí es donde llega SpaceX: junto con la compañía Boeing, fue ganadora en 2014 del programa CCP para desarrollar la Starliner y la Crew Dragon.

En el contrato, Boeing recibió 4.200 millones de dólares para realizar dos vuelos de prueba —uno no tripulado y otro tripulado—, así como seis misiones tripuladas a la EEI.

Por su parte, SpaceX obtuvo 2.600 millones de dólares para el mismo número de misiones. Sin embargo, el desarrollo de ambas naves ha sido más complejo de lo esperado: tanto la Starliner como la Crew Dragon debutarían en 2017, pero no fue así.

Ambas empresas han presentado obstáculos para concebir la nave que la NASA desea: Boeing, con dificultades para la integración aerodinámica de la cápsula con el cohete Atlas V, fallos con el despliegue de paracaídas y, el más complejo: durante la misión Orbital Flight Test, casi se pierde el vehículo y no pudo acoplarse a la EEI.

Afortunadamente, era una prueba.

A SpaceX, en la otra esquina, tampoco se la han puesto fácil: al principio, la compañía de Elon Musk quería usar sus propulsores SuperDraco del sistema de emergencia para aterrizajes tripulados, pero la NASA prefirió paracaídas.

En 2016, un cohete Falcon 9 estalló a causa de un defecto en los tanques de presurización en la segunda etapa. Esto, provocó que la NASA forzara a SpaceX a rediseñar el lanzador, un proceso largo para las dos empresas.

Tres años después, en marzo de 2019, la primera nave Crew Dragon hizo su primera misión no tripulada, la Demo-1, cuya cápsula estuvo acoplada durante cinco días en la EEI y regresó a Tierra de forma exitosa.

Pero, esa misma cápsula explotó el 20 de abril del mismo año por un fallo en el sistema de presurización de los propulsores. Allí, se decidió que el primer vuelo tripulado sería pospuesto.

En enero de este año, SpaceX llevó a cabo exitosamente la prueba In-Flight Abort Test, del sistema de escape, además de otras 700 pruebas en los propulsores de emergencia (SuperDraco), más de 1.000 en propulsores de maniobra (Draco) y unas 30 del sistema de paracaídas exigido por la NASA.

En ese momento, todo quedó listo para la primera misión tripulada: Demo-2.

La NASA vio en la Demo-2 el fin de su dependencia con Rusia y SpaceX ganó la carrera a Boeing como la primera empresa privada que tiene a la agencia espacial estadounidense como cliente y, además, logra poner un ser humano en el espacio con el Programa de Tripulación Comercial (CCP).

¡Hombres al espacio!

Casi 12,000 solicitudes de astronautas fueron recibidas en la NASA. Solo eligieron a los más preparados para esta épica misión: Robert Behnken y Douglas Hurley.

Behnken es licenciado en Física e Ingeniería, con maestría y doctorado en Ingeniería Mecánica. Fue seleccionado como astronauta de la NASA en el 2000 y ha completado dos vuelos de transbordadores espaciales: STS-123 en marzo de 2008 y STS-130 en febrero de 2010. Realizó tres caminatas espaciales durante cada misión.

En la Demo-2 es el comandante de operaciones conjuntas de la misión, responsable de actividades como el encuentro, el atraque y el desacoplamiento, así como las actividades de la Demo-2 mientras la nave está atracada en la EEI.

Hurley, licenciado en Ingeniería Civil y graduado de la Escuela de Pilotos de Pruebas Navales de Estados Unidos, fue seleccionado como astronauta en el 2000 y ha completado dos vuelos espaciales: como piloto y operador principal de robótica para STS‐127 en julio de 2009 y STS‐135, la misión final del transbordador espacial, en julio de 2011.

Es el comandante de la nave de la misión Demo-2, responsable de actividades como el lanzamiento, el aterrizaje y la recuperación.

Ambos astronautas lograron llevar la Crew Dragon a su acoplamiento exitoso con la EEI este domingo, 31 de mayo, a la 1:02 pm (ET).

Aunque la Crew Dragon que se usa para esta prueba de vuelo puede permanecer en órbita unos 110 días, la duración específica de la misión se determinará en función de la preparación del próximo lanzamiento de la tripulación comercial.

Esta nave será capaz de permanecer en órbita durante al menos 210 días, como un requisito de la NASA.

#LaunchAmerica: ¿el inicio de la nueva carrera espacial estadounidense?

La Luna y Marte: objetivos a la vista con empresas privadas

Para la NASA, el #LaunchAmerica no solo es la primera misión tripulada desde 2011, sino que representa “la nueva era de los vuelos espaciales humanos” porque vuelven a lanzar cohetes estadounidenses desde tierra estadounidense.

Una hazaña muy importante ya que reivindica al país americano en la carrera espacial y en el muy esperado regreso a la Luna, previsto por la misma NASA para el año 2024 con la misión Artemisa.

“Solo quiero felicitar al equipo de la NASA y al equipo de SpaceX. Y, por supuesto, mis reales felicitaciones a los Estados Unidos de América. Han sido dos días increíbles. Cuando vayamos a la Luna, aterrizaremos en la superficie lunar con módulos de aterrizaje comerciales”, afirma el director de la NASA, Jim Bridenstine, tras el éxito indiscutible de la misión Demo-2.

Y es que el #LaunchAmerica impulsará definitivamente el desarrollo de naves con la misma iniciativa de subvención privada usada para esta misión: los vínculos con empresas comerciales privadas serán la clave para la tan anhelada estancia lunar que se convierta en el trampolín para el próximo objetivo. Sí, el planeta Marte.

Pero es que no solo se trata de regresar a la Luna en… 4 años. También se trata de llevar al próximo hombre y la primera mujer que, según lo dicho por el presidente Donald Trump, será estadounidense.

“Entonces, si queremos tener una campaña de exploración sostenible a largo plazo que incluya no solo dinero del gobierno sino también dinero privado, tenemos que construir estas asociaciones. No queremos ir [a la Luna] solos. Queremos ir con socios internacionales y con el Programa de Tripulación Comercial. Esa es realmente la base del programa Artemisa”, sostuvo Bridenstine.

Aunque el programa Artemisa es un proyecto muy ambicioso para ejecutarlo en tan poco tiempo, el #LaunchAmerica le quita un peso muy grande a los Estados Unidos: ya no dependerá de Rusia o China para llevar a sus astronautas; enviará a los suyos desde suelo americano y tripulando.

Y a SpaceX, le queda una ventaja muy amplia: ser la primera en la lista.

“Esto ha tardado mucho en hacerse y creo que ha sido realmente sorprendente ver cómo nos unimos”, concluyò Bridenstine en la conferencia virtual después del acoplamiento.

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