Donald Trump, a confirmar si aceptará el resultado de unas elecciones que calificó de «amañadas«, algo sin precedentes en la historia democrática moderna de Estados Unidos, cerró el tercer y último debate con su rival demócrata, Hillary Clinton, quien parece consolidar su camino como próxima ocupante de la Casa Blanca.
La insólita acusación del magnate, que podría considerarse un «autogol» en su ya malograda campaña, al cuestionar frontalmente la transparencia del proceso electoral para elegir al próximo presidente del país norteamericano, surgió como respuesta tras ser interrogado por el moderador del debate, Chris Wallace, sobre si acatará el veredicto de las urnas en caso de que la victoria se adjudique a la ex secretaria de Estado.
«Se lo diré en su momento. Voy a mantener el suspense«, contestó Trump, quien culpó a la prensa «corrupta» y «deshonesta» de haber «envenenado las mentes de los votantes», que participarán en unos comicios «amañados». Esta teoría conspirativa del candidato republicano ya la había asomado someramente en otros mítines, pero no tan categóricamente como esta noche, en el careo celebrado en Las Vegas (Nevada) en horario de máxima audiencia televisiva.
«Permítame responder a eso, porque eso es horrible«, se apresuró a decir Clinton. «Tenemos 240 años. Hemos celebrado elecciones libres y justas. Hemos aceptado los resultados cuando no nos han podido gustar y eso es lo que debería esperarse de alguien en el escenario de un debate durante unas elecciones generales«, espetó la ex primera dama.
Trump soltó su «bomba» a menos de tres semanas de las elecciones, lastrado por sus recientes escándalos sexuales y en un momento en que todas las encuestas vaticinan un descalabro electoral del empresario de los hoteles y los casinos.
«Es la primera vez en la historia de nuestro país que (un candidato) tiene tan poca fe en nuestras instituciones y nuestro pueblo», afirmó, visiblemente airado, el analista político Van Jones en la cadena CNN. Esta planta televisiva también publicó, al finalizar el debate, los resultados de una encuesta en la que Clinton se estimó como ganadora frente a su rival, con un margen de 13 puntos (52% frente 39%), el menor de los tres «cara a cara» sostenidos en los últimos dos meses.
Desde el propio Partido Republicano, cuya cúpula ha perdido la paciencia con el impulsivo magnate y le ha retirado su apoyo, voces como la del respetado senador Lindsey Graham criticaron a Trump por sus infundadas alegaciones de manipulación en el sistema electoral.
«Como muchos estadounidenses, tengo confianza en nuestra democracia y nuestro sistema electoral. Durante este debate, el señor Trump está haciéndole al partido y al país un gran daño (…) Si él pierde, no será porque el sistema esté ‘amañado’, sino porque él fracasó como candidato«, concluyó el senador, quien compitió por la nominación presidencial con el empresario en las elecciones primarias republicanas.
Tanto revuelo causó el magnate, que su jefa de campaña, Kellyanne Conway, aseguró, tras el debate, que el aspirante republicano «aceptará» los resultados de las elecciones «porque las ganará«.
El multimillonario agitó el fantasma del fraude electoral en un debate de hora y media muy áspero en general, en el que ambos candidatos no se dieron la mano para saludarse ni al principio ni al final, cuando Trump incluso llamó a Clinton «mujer desagradable» (nasty woman).
El careo también dejó otros momentos muy comentados, como cuando la ex secretaria de Estado acusó al empresario de ser la «marioneta» del presidente ruso, Vladímir Putin, a quien Trump ha elogiado en numerosas ocasiones.
A juicio de Aaron Kall, experto en debates electorales de la Universidad de Michigan, la aspirante demócrata ofreció esta noche, al igual que en los dos choques presidenciales anteriores, la imagen del candidato «más regular y equilibrado«.
«Sintiendo que la victoria está en sus manos, Clinton hizo todo lo que pudo para llegar a los votantes republicanos y moderados, cuyo apoyo necesitará para un gobierno exitoso y la aprobación de su programa legislativo», explicó Kall a EFE.
A juicio del experto, poco puede trastocar ya el «sustancial liderazgo» de Hillary Clinton en las encuestas a nivel nacional y en estados indecisos clave, a menos que se cruce en su camino hacia la Casa Blanca un «gran suceso inesperado«.
Con información y fotos de EFE]]>
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Donald Trump, a confirmar si aceptará el resultado de unas elecciones que calificó de «amañadas«, algo sin precedentes en la historia democrática moderna de Estados Unidos, cerró el tercer y último debate con su rival demócrata, Hillary Clinton, quien parece consolidar su camino como próxima ocupante de la Casa Blanca.
La insólita acusación del magnate, que podría considerarse un «autogol» en su ya malograda campaña, al cuestionar frontalmente la transparencia del proceso electoral para elegir al próximo presidente del país norteamericano, surgió como respuesta tras ser interrogado por el moderador del debate, Chris Wallace, sobre si acatará el veredicto de las urnas en caso de que la victoria se adjudique a la ex secretaria de Estado.
«Se lo diré en su momento. Voy a mantener el suspense«, contestó Trump, quien culpó a la prensa «corrupta» y «deshonesta» de haber «envenenado las mentes de los votantes», que participarán en unos comicios «amañados». Esta teoría conspirativa del candidato republicano ya la había asomado someramente en otros mítines, pero no tan categóricamente como esta noche, en el careo celebrado en Las Vegas (Nevada) en horario de máxima audiencia televisiva.
«Permítame responder a eso, porque eso es horrible«, se apresuró a decir Clinton. «Tenemos 240 años. Hemos celebrado elecciones libres y justas. Hemos aceptado los resultados cuando no nos han podido gustar y eso es lo que debería esperarse de alguien en el escenario de un debate durante unas elecciones generales«, espetó la ex primera dama.
Trump soltó su «bomba» a menos de tres semanas de las elecciones, lastrado por sus recientes escándalos sexuales y en un momento en que todas las encuestas vaticinan un descalabro electoral del empresario de los hoteles y los casinos.
«Es la primera vez en la historia de nuestro país que (un candidato) tiene tan poca fe en nuestras instituciones y nuestro pueblo», afirmó, visiblemente airado, el analista político Van Jones en la cadena CNN. Esta planta televisiva también publicó, al finalizar el debate, los resultados de una encuesta en la que Clinton se estimó como ganadora frente a su rival, con un margen de 13 puntos (52% frente 39%), el menor de los tres «cara a cara» sostenidos en los últimos dos meses.
Desde el propio Partido Republicano, cuya cúpula ha perdido la paciencia con el impulsivo magnate y le ha retirado su apoyo, voces como la del respetado senador Lindsey Graham criticaron a Trump por sus infundadas alegaciones de manipulación en el sistema electoral.
«Como muchos estadounidenses, tengo confianza en nuestra democracia y nuestro sistema electoral. Durante este debate, el señor Trump está haciéndole al partido y al país un gran daño (…) Si él pierde, no será porque el sistema esté ‘amañado’, sino porque él fracasó como candidato«, concluyó el senador, quien compitió por la nominación presidencial con el empresario en las elecciones primarias republicanas.
Tanto revuelo causó el magnate, que su jefa de campaña, Kellyanne Conway, aseguró, tras el debate, que el aspirante republicano «aceptará» los resultados de las elecciones «porque las ganará«.
El multimillonario agitó el fantasma del fraude electoral en un debate de hora y media muy áspero en general, en el que ambos candidatos no se dieron la mano para saludarse ni al principio ni al final, cuando Trump incluso llamó a Clinton «mujer desagradable» (nasty woman).
El careo también dejó otros momentos muy comentados, como cuando la ex secretaria de Estado acusó al empresario de ser la «marioneta» del presidente ruso, Vladímir Putin, a quien Trump ha elogiado en numerosas ocasiones.
A juicio de Aaron Kall, experto en debates electorales de la Universidad de Michigan, la aspirante demócrata ofreció esta noche, al igual que en los dos choques presidenciales anteriores, la imagen del candidato «más regular y equilibrado«.
«Sintiendo que la victoria está en sus manos, Clinton hizo todo lo que pudo para llegar a los votantes republicanos y moderados, cuyo apoyo necesitará para un gobierno exitoso y la aprobación de su programa legislativo», explicó Kall a EFE.
A juicio del experto, poco puede trastocar ya el «sustancial liderazgo» de Hillary Clinton en las encuestas a nivel nacional y en estados indecisos clave, a menos que se cruce en su camino hacia la Casa Blanca un «gran suceso inesperado«.
Con información y fotos de EFE]]>