Jorge Rodríguez apela al diálogo para exigir la suspensión de sanciones

En su más reciente informe, titulado Venezuela in 2023 and beyond: charting a new course (Venezuela en 2023 y más allá: trazando un nuevo rumbo), el Programa Latinoamericano del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson considera que debe haber un fuerte apoyo internacional para las negociaciones entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición.

El informe, escrito por Abraham F. Lowenthal, un destacado estudioso de las transiciones democráticas, analiza la importancia de las negociaciones recientemente reanudadas en la Ciudad de México para resolver la prolongada crisis política de Venezuela y abordar las condiciones económicas y de derechos humanos que han llevado a la peor migración de la región. crsis de la historia moderna.

En este documento se consideran además algunas recomendaciones para que el proceso de diálogo  avance «de forma exitosa en beneficio de la calidad de vida de los venezolanos y de la consecución de mejoras en materia política y económica».

El análisis destaca en sus conclusiones también que los presidentes izquierdistas Gustavo Petro (Colombia), Gabriel Boric (Chile) y Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) «tienen credibilidad democrática y canales directos con el gobierno de Maduro» y podrían ayudar a los avances porque «sus perspectivas probablemente serían más convincentes que las advertencias de los Estados Unidos u otros países fuera de la región».

Concluye el informe que no es probable ni justificable una escalada renovada de las  sanciones contra el Gobierno de Maduro, pues las consideran unas «medidas coercitivas severas» por parte de Estados Unidos, que solo «endurecerían las hostilidades».

En tal sentido recomiendan a EE. UU. «brindar asistencia generosa a los países que están absorbiendo refugiados de Venezuela» y continuar brindando estatus de protección temporal a los migrantes venezolanos en los Estados Unidos.

Los expertos también recomiendan a «la oposición democrática no perder de vista la probable utilidad de organizar manifestaciones callejeras ocasionales, no para derrocar al gobierno, sino para aumentar la influencia de la oposición. Combinar presión y concesiones, de diferentes maneras y en diferentes momentos, suele ser una estrategia valiosa para las negociaciones».

Sugieren un «liderazgo político hábil», «paciencia y persistencia estratégicas» y tener presente que así como llegar a la crisis nacional llevó años, revertirla también tomará tiempo. «Los negociadores y sus aliados internacionales no deben esperar resolver todos los problemas del país a la vez». Asimismo, alertan que «los negociadores deben equilibrar la confidencialidad de la negociación con esfuerzos para involucrar a los partidos políticos venezolanos, la sociedad civil y el público en el proceso» de diálogo.

Además de Lowenthal y Michael Penfold, suscriben el análisis otros 16 estudiosos de los procesos políticos, estratégicos y de negociación, a saber: Cynthia Arnson (Wilson Center), Paul Joseph Angelo, PhD, Javier Corrales (Amherst College), Larry Diamond (Stanford University), Laura Gamboa (University of Utah) Benjamin Gedan (Wilson Center), Sergio Jaramillo (Instituto Europeo de la Paz), Maryhen Jimenez (Oxford University y Wilson Center), Miriam Kornblith (National Endowment for Democracy)Jennifer McCoy (Georgia State University), Keith Mines (United States Institute of Peace), Francisco Monaldi (Rice University), John Polga-Hecimovich (U.S. Naval Academy), Christopher Sabatini (Chatham House), David Smilde (Tulane University) y Harold Trinkunas (Universidad de Stanford).

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