EEUU cree que toda negociación en Venezuela “debe ser seria, concreta, irreversible y limitada por el tiempo”
EEUU cree que toda negociación en Venezuela “debe ser seria, concreta, irreversible y limitada por el tiempo” Credit: Luz Mely Reyes

Un día horrible para la democracia estadounidense. Este 6 de enero mientras  muchos en Washington DC recibían por  teléfono una alerta de emergencia extrema que informaba de un toque de queda y otros intentaban regresar a sus hogares,  la imagen de una turba que ingresaba al Capitolio  trajo reminiscencias, y tal vez una señal, como el graznido de los gansos que despertó  a los romanos cuando los galos estaban en sus puertas. 

Se esperaba que la sesión de este día para concluir  el acto electoral tuviese momentos de tensión, por las declaraciones previas de algunos legisladores republicanos que objetarían  resultados ya certificados por los ejecutivos de cada estado de la unión. Sin embargo, muy pocos llegaron a creer que la sede del Congreso sería vulnerada como ocurrió.

A las tres de la tarde, aproximadamente, en los alrededores de la zona sur aledaña a la sede del Congreso, avenida New Jersey, los trabajadores de construcción marchaban a tomar el metro. En algunos edificios tomaban previsiones, cerraban locales comerciales, las patrullas de la policía circulaban con sirenas a todo volumen.  Algunas personas compraban  viandas en previsión de las 12  horas que tocaba estar confinados, según el decreto de la Alcaldía. Uno de ellos era Octavio, un venezolano que caminaba con rapidez,  pero sin angustia, al salir de un supermercado con una pequeña bolsa. Para él, la toma del Congreso de Estados Unidos, a unas pocas cuadras de donde tropezamos, es algo bizarro; pero lo vivido en este país, dice, es poco en comparación con lo que “hemos vivido nosotros”.

El alerta sobre toque de queda
En teléfonos se recibió el alerta sobre la orden del toque de queda. Trabajadores esenciales, incluyendo personal de salud y de los medios quedaron exceptuados.

¿Hay alguna comparación posible entre este día en que seguidores del presidente saliente Donald Trump ingresaron a la sede del Capitolio, a instancias de su líder que insiste, sin pruebas, en que le robaron las elecciones y el desmantelamiento progresivo de la democracia venezolana?¿ O tal vez hay algo más? ¿ Son “los gansos del Capitolio” que advierten de la fragilidad del experimento democrático más antiguo del mundo?

Toque de queda. Acoso al Legislativo.  Destrozos. Hostigamiento  a periodistas. Irreparables pérdidas de vidas humanas en actos políticos.  Todos estos son varios de los hechos que hemos sufrido los venezolanos en los últimos 20 años. Pero que algo medianamente parecido ocurra en la democracia más antigua del mundo y en una potencia  genera obviamente más alarmas. Aun más, cuando en la construcción de un hecho alternativo ( la inversión de los votos) presentan, como referencia,  supuestas pruebas de algo similar en  Venezuela. 

Para Geoff Ramsey, de la Oficina de Latinoamérica en Washington, la protesta que ha llevado a declarar toque de queda en la capital norteamericana es el resultado de un proceso lento que desde  hace cuatro  años ha ido desacreditando a las instituciones democráticas, con un presidente a quien  no le importa el Estado de Derecho.

Está de acuerdo en que algo está  pasando, que hay un deterioro de la democracia  y la construcción de una narrativa que menosprecia la institucionalidad. “Sin embargo,  no veo a Trump como una causa, sino un síntoma de un problema más grande, de que una buena parte de la población no cree en las instituciones”. Agrega que el trumpismo no va a desaparecer. 

Ramsey compara los hechos de este 6 de enero con las protestas contra el racismo que hubo el verano pasado, cuando también decretaron toque de queda. A diferencia de aquella vez, en esta ocasión el apoyo de la fuerza pública para mantener el orden fue menor. 

Pasadas las horas de conmoción, los congresistas retomaron la sesión para cumplir con la agenda de este día. “Volvamos al trabajo”, pidió el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, quien condenó la violencia que desataron los seguidores de Trump.

Los discursos nos hacen pensar que hay grandes reservas para defender la democracia estadounidense.  

Sin embargo, una de las lecciones que nos quedan de haber visto el desmontaje de un sistema es que la democracia no se puede dar por sentado.

“Llevo toda mi vida adulta defendiendo la democracia, pero nunca jamás pensé que iba a ser necesario defenderla de un atentado violento en nuestro propio edificio del Capitolio”, dijo la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi.

Cuando 70 millones votan por una opción que socava la institucionalidad,   cuando la desinformación  encuentran oídos hasta en personas con gran formación, cuando los liderazgos carismáticos pretenden ser el Estado, cuando hay descontentos sin atender,  cuando hay tantos síntomas,  es momento de ver si lo que pasa en nuestros humildes países pueden dar pistas sobre cómo funcionan los mecanismos que matan una democracia desde adentro. 

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