Los nuevos billetes del cono monetario aún no están en circulación y ya quedaron rezagados frente al aumento de los precios. Son contados los productos básicos que pueden adquirirse con la pieza de 10.000 bolívares, pero su compra implica gastar el monto por completo. En algunos casos, incluso, el billete de más alta denominación, de Bs. 50.000, ni siquiera alcanza para un kilo de jamón.
Así lo constató Efecto Cocuyo con el registro de los precios en un supermercado en el municipio Chacao, Caracas, este jueves 13 de junio. Un litro de leche descremada puede conseguirse por Bs. 12.000 y un kilo de tomate por 10.395 bolívares. Eso ya obliga a los compradores a tener que desembolsillar más unidades de la nueva familia monetaria.

“Esto es cuestión de tiempo para que quede en el olvido”, dijo una de las personas que esperaba en una fila en referencia a las nuevas denominaciones. En su mano derecha sostenía un litro de aceite, mientras en su mano izquierda mostraba su tarjeta de débito para cancelar un monto que, asegura, es dificultoso de conseguir en dinero en efectivo.
El actual cono monetario ha perdido su poder adquisitivo desde su implementación hace 10 meses, a tal punto que ya equivale a los mismos montos de las unidades de la anterior familia monetaria: los bolívares fuertes.
Además, el billete de Bs. 50.000 equivale a solo 8 dólares según la tasa promedio ponderada de las mesas de cambio. Y de apenas $7 si se toma de referencia el valor de la divisa en el mercado paralelo.
La hiperinflación que sacude al país desde finales 2017 ha reducido el poder de compra del bolívar, disminuido el consumo de los venezolanos y agudizado la contracción económica sobre un sector que cada día tiene más dificultades para laborar, según revela la última encuesta de Conindustria.
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Ante ello el Banco Central de Venezuela (BCV) amplió el cono monetario de los bolívares soberanos, para intentar “hacer más eficiente el sistema de pagos y facilitar las transacciones comerciales”.
No obstante, economistas señalaron que la vigencia de los nuevos billetes solo durará “algunos meses”. La razón radica en que, explican, no se resuelve el principal problema de la economía: la hiperinflación y la caída en la producción nacional.
Una economía que se dolariza
El uso de divisas se hace cada vez más común en el país. Ello como consecuencia de la pérdida de confianza en la moneda nacional, que es incapaz de cumplir como unidad de cuenta y reserva de valor.
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En medio de las fallas en el servicio eléctrico, tener divisas también facilita los pagos. La última encuesta de la consultora Datanálisis revela que el 15% de los venezolanos realizó operaciones de compra o venta de divisas como protección ante la inflación o para obtener liquidez en bolívares para operaciones cotidianas.
Asimismo, el 32% de la población aseguró que recibe dinero por vía de las remesas que envían familiares, amigos o conocidos desde el extranjero.
Foto principal: Mairet Chourio