Aunque el pasaje oficialmente no debería superar los 280 bolívares, los catienses pueden pagar hasta 1.500 bolívares después de las 7:00 de la noche, en líneas piratas, si quieren llegar temprano a casa.
En el mes de agosto, el ministro de Transporte Terrestre, Juan de Jesús García Toussaintt, exhortó a los transportistas y a las autoridades a respetar y mantener las tarifas por debajo de los Bs. 280 establecidos en Gaceta Oficial, pero ante la escasez de unidades los conductores establecen el precio que mejor les perezca.
La situación de la Asociación de Conductores de Nuevo Día, que prácticamente ya no existe, ilustra la situación que se vive en el oeste. Ante esto, los habitantes de la comunidad, ubicada en la carretera vieja Caracas-La Guiara, deben cancelar distintas tarifas para entrar o salir del barrio.
«En el día podemos pagar 400, 500 o 600 bolívares para salir o entrar al barrio. Pero después de las 7:00 pm. los choferes cobran 800, 1.000 y hasta 1.500 bolívares. También depende de si llueve o no. Si llueve, también cobran más caro», comenta Andrés Molina, habitante de Nuevo Día.
En las comunidades El Manguito, Nuevo Horizonte, Tacagua, El Limón o Plan de Manzano, la situación se repite. Aunque en estas rutas aún funcionan varias líneas de transporte público, las colas que se forman, especialmente al final del día, lleva a los usuarios a usar unidades piratas.
«Yo salgo del trabajo a las 6:00 de la tarde y lo único que quiero es llegar temprano a casa. Cuando llego a Catia a veces las colas están muy largas. Si tengo los 1.000 bolívares, pago un pirata, si no tengo plata, me calo mi cola hasta que llegue uno de la línea», comenta Karelis González, residenciada en Nuevo Horizonte.
«Estamos trabajando a pérdida»
Para los conductores de la zona, muchas líneas han perdido vehículos y socios porque el pasaje establecido por el Gobierno no da para mantener las unidades, y los conductores prefieren «piratear»; o porque las unidades simplemente dejan de funcionar.
Hernando Jiménez, conductor de la línea Catia-Nuevo Horizonte, dice que «prácticamente estamos trabajando a pérdida. Los cauchos no duran, los repuestos son demasiado caros, el aceite está entre 25 mil y 35 mil bolívares; mensualmente hay que hacerle mantenimiento al vehículo. Cada caucho está en casi dos millones de bolívares».
Para Campo Elías Ramírez, presidente de la línea Plaza Catia-El Manguito, «el pasaje actual no cubre las necesidades. Muchas líneas de transporte se han visto en la obligación de piratear a un costo más alto para poder mantener la unidad. El pasaje establecido por el Gobierno nacional no es adecuado». Según Ramírez muchos usuarios llegan a ofrecer hasta 500, 600 y hasta mil bolívares con tal de que las unidades los lleven hasta sus destinos.
«Hay muchas unidades que llegan a la parada y, por la falta de transporte, cobran 500 o 600 bolívares, pero nosotros estamos cobrando 280 bolívares como lo anunció el ministro. La gente tiene la opción de pagar eso o de esperar una unidad de la línea», dice José Varela, presidente de la línea Los Trigres de Plan de Manzano.
José Varela, presidente de la línea Los Tigres del Plan de Manzano
Menos unidades
La disponibilidad de unidades de transporte en Catia es una realidad que está a la vista. Varela explica que el fenómeno se viene experimentando desde hace tres años pero que durante el 2017 el impacto ha sido mayor. «En Los Tigres de Plan de Manzano somos 110 asociados, pero tenemos de 12 a 15 unidades diarias trabajando, cuando antes salían hasta 60 unidades. Hemos perdido un promedio de 30 socios que han tenido que vender sus unidades por alto costo de insumos».
Ramírez señala que «en el caso de la línea Plaza Catia-El Manguito, de 83 unidades disponibles ahora quedan seis. Muchas están pirateando porque el pasaje autorizado no cubre ni las necesidades del vehículos ni las necesidades de la persona. Otras han salido de circulación».
Pedro Pérez (nombre ficticio), conductor de la línea Catia-Tacagua, explica que «en la línea en la que labora solo está activo el 30% de las unidades asociadas». Opina que la situación se debe al alto costo de los repuestos. «Como transportista vamos al abismo, pues como pagamos un caucho en un millón o dos millones de bolívares. Para arreglar el motor necesito 10 millones de bolívares, ¿de dónde los saco?».
«No soy experto pero hay que satisfacer la demanda para evitar la especulación. El problema es la situación país. Así pongan el pasaje a mil bolívares, es necesario poner a producir a Venezuela. Mientras haya menos oferta habrá mayor especulación», considera.
Los «rojos rojitos»
Ante esta realidad, el Ministerio de Transporte Terrestre a través de los consejos comunales ha entregado, para constituir «rutas socialistas«, varias unidades de autobuses Yutong, conocidos popularmente como «los rojos rojitos«.
De acuerdo con los conductores, cinco unidades cubren la ruta Catia-Ojo de Agua y tres la ruta Catia-El Limón. «El servicio que prestan es bueno, pero terminan sufriendo las mismas fallas que nosotros», dice Varela.
Estas unidades, aunque resultan insuficientes para el número de habitantes de las comunidades populares de Catia, se han convertido en la única alternativa para quienes no tienen posibilidades de pagar los elevados costos establecidos por los transportistas informales.
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Aunque el pasaje oficialmente no debería superar los 280 bolívares, los catienses pueden pagar hasta 1.500 bolívares después de las 7:00 de la noche, en líneas piratas, si quieren llegar temprano a casa.
En el mes de agosto, el ministro de Transporte Terrestre, Juan de Jesús García Toussaintt, exhortó a los transportistas y a las autoridades a respetar y mantener las tarifas por debajo de los Bs. 280 establecidos en Gaceta Oficial, pero ante la escasez de unidades los conductores establecen el precio que mejor les perezca.
La situación de la Asociación de Conductores de Nuevo Día, que prácticamente ya no existe, ilustra la situación que se vive en el oeste. Ante esto, los habitantes de la comunidad, ubicada en la carretera vieja Caracas-La Guiara, deben cancelar distintas tarifas para entrar o salir del barrio.
«En el día podemos pagar 400, 500 o 600 bolívares para salir o entrar al barrio. Pero después de las 7:00 pm. los choferes cobran 800, 1.000 y hasta 1.500 bolívares. También depende de si llueve o no. Si llueve, también cobran más caro», comenta Andrés Molina, habitante de Nuevo Día.
En las comunidades El Manguito, Nuevo Horizonte, Tacagua, El Limón o Plan de Manzano, la situación se repite. Aunque en estas rutas aún funcionan varias líneas de transporte público, las colas que se forman, especialmente al final del día, lleva a los usuarios a usar unidades piratas.
«Yo salgo del trabajo a las 6:00 de la tarde y lo único que quiero es llegar temprano a casa. Cuando llego a Catia a veces las colas están muy largas. Si tengo los 1.000 bolívares, pago un pirata, si no tengo plata, me calo mi cola hasta que llegue uno de la línea», comenta Karelis González, residenciada en Nuevo Horizonte.
«Estamos trabajando a pérdida»
Para los conductores de la zona, muchas líneas han perdido vehículos y socios porque el pasaje establecido por el Gobierno no da para mantener las unidades, y los conductores prefieren «piratear»; o porque las unidades simplemente dejan de funcionar.
Hernando Jiménez, conductor de la línea Catia-Nuevo Horizonte, dice que «prácticamente estamos trabajando a pérdida. Los cauchos no duran, los repuestos son demasiado caros, el aceite está entre 25 mil y 35 mil bolívares; mensualmente hay que hacerle mantenimiento al vehículo. Cada caucho está en casi dos millones de bolívares».
Para Campo Elías Ramírez, presidente de la línea Plaza Catia-El Manguito, «el pasaje actual no cubre las necesidades. Muchas líneas de transporte se han visto en la obligación de piratear a un costo más alto para poder mantener la unidad. El pasaje establecido por el Gobierno nacional no es adecuado». Según Ramírez muchos usuarios llegan a ofrecer hasta 500, 600 y hasta mil bolívares con tal de que las unidades los lleven hasta sus destinos.
«Hay muchas unidades que llegan a la parada y, por la falta de transporte, cobran 500 o 600 bolívares, pero nosotros estamos cobrando 280 bolívares como lo anunció el ministro. La gente tiene la opción de pagar eso o de esperar una unidad de la línea», dice José Varela, presidente de la línea Los Trigres de Plan de Manzano.
José Varela, presidente de la línea Los Tigres del Plan de Manzano
Menos unidades
La disponibilidad de unidades de transporte en Catia es una realidad que está a la vista. Varela explica que el fenómeno se viene experimentando desde hace tres años pero que durante el 2017 el impacto ha sido mayor. «En Los Tigres de Plan de Manzano somos 110 asociados, pero tenemos de 12 a 15 unidades diarias trabajando, cuando antes salían hasta 60 unidades. Hemos perdido un promedio de 30 socios que han tenido que vender sus unidades por alto costo de insumos».
Ramírez señala que «en el caso de la línea Plaza Catia-El Manguito, de 83 unidades disponibles ahora quedan seis. Muchas están pirateando porque el pasaje autorizado no cubre ni las necesidades del vehículos ni las necesidades de la persona. Otras han salido de circulación».
Pedro Pérez (nombre ficticio), conductor de la línea Catia-Tacagua, explica que «en la línea en la que labora solo está activo el 30% de las unidades asociadas». Opina que la situación se debe al alto costo de los repuestos. «Como transportista vamos al abismo, pues como pagamos un caucho en un millón o dos millones de bolívares. Para arreglar el motor necesito 10 millones de bolívares, ¿de dónde los saco?».
«No soy experto pero hay que satisfacer la demanda para evitar la especulación. El problema es la situación país. Así pongan el pasaje a mil bolívares, es necesario poner a producir a Venezuela. Mientras haya menos oferta habrá mayor especulación», considera.
Los «rojos rojitos»
Ante esta realidad, el Ministerio de Transporte Terrestre a través de los consejos comunales ha entregado, para constituir «rutas socialistas«, varias unidades de autobuses Yutong, conocidos popularmente como «los rojos rojitos«.
De acuerdo con los conductores, cinco unidades cubren la ruta Catia-Ojo de Agua y tres la ruta Catia-El Limón. «El servicio que prestan es bueno, pero terminan sufriendo las mismas fallas que nosotros», dice Varela.
Estas unidades, aunque resultan insuficientes para el número de habitantes de las comunidades populares de Catia, se han convertido en la única alternativa para quienes no tienen posibilidades de pagar los elevados costos establecidos por los transportistas informales.