«¡Vamos, Ender; vamos Ender!»; gritaban los compañeritos de Ender, estudiante de primaria, mientras éste se grababa con su teléfono cuando le ponían la vacuna contra el COVID-19. «¿Viste, que no dolió?», bromeaban con él.
Esto sucedió este lunes 13 de diciembre, durante la realización de una jornada de vacunación contra la enfermedad producida por el coronavirus, dedicada exclusivamente para niños y niñas entre los 3 y 11 años de edad, en el Colegio Santa Teresa, ubicado en la parroquia San Bernardino de Caracas.
En este sitio unas 29 escuelas públicas y privadas de la zona fueron convocadas a este centro improvisado de inmunización. Personal del Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Amelia Blanco, de la avenida Andrés Bello, estaba a cargo la labor.
«Tenemos una población convocada de 3.430 niños; hasta ahora han acudido bastante y se felicita a los que han venido, porque así vamos vacunando cada vez más la población contra la pandemia» dijo Minerva Simosa, encargada de la vacunación.
Masivamente, padres, madres y representantes llevaron a los niños a inyectarse la Sinovac o Sinopharm, aliviando a muchos que aún desconfían de los fármacos cubanos que el Gobierno de Nicolás Maduro anunció para inmunizar a esta población infantil.
«Desde hace tiempo he querido vacunar a mis hijos, pero cuando dijeron que era con la cubana iba a dejar de mandarlos al colegio; prefiero que no estudien. Hoy vine porque es con la Verocell, que es la misma que me puse yo», comentó Carolina Pacheco, una madre.
Aún así, Carolina consultó con varios pediatras para constatar si era seguro vacunar a sus hijos.
«Hablé con muchos médicos, porque siempre da miedo; pero hoy no podré vacunar a mi hijo de 4 años porque tiene problemas estomacales y con esa condición me dijeron que no», añadió.
La jornada se iba a hacer solo por este lunes, pero se espera que en los próximos días el personal del CDI Amelia Blanco asista a otro colegio, debido a la alta receptividad de personas interesadas en vacunar a sus representados.
«Yo dudé mucho en vacunarlo, porque a mí me dio reacción la segunda dosis y él está muy chiquito, pero me decidí porque lo estoy mandando al colegio y además hay que aprovechar la jornada», comentó Yeniré González, otra representante.
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«¡Vamos, Ender; vamos Ender!»; gritaban los compañeritos de Ender, estudiante de primaria, mientras éste se grababa con su teléfono cuando le ponían la vacuna contra el COVID-19. «¿Viste, que no dolió?», bromeaban con él.
Esto sucedió este lunes 13 de diciembre, durante la realización de una jornada de vacunación contra la enfermedad producida por el coronavirus, dedicada exclusivamente para niños y niñas entre los 3 y 11 años de edad, en el Colegio Santa Teresa, ubicado en la parroquia San Bernardino de Caracas.
En este sitio unas 29 escuelas públicas y privadas de la zona fueron convocadas a este centro improvisado de inmunización. Personal del Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Amelia Blanco, de la avenida Andrés Bello, estaba a cargo la labor.
«Tenemos una población convocada de 3.430 niños; hasta ahora han acudido bastante y se felicita a los que han venido, porque así vamos vacunando cada vez más la población contra la pandemia» dijo Minerva Simosa, encargada de la vacunación.
Masivamente, padres, madres y representantes llevaron a los niños a inyectarse la Sinovac o Sinopharm, aliviando a muchos que aún desconfían de los fármacos cubanos que el Gobierno de Nicolás Maduro anunció para inmunizar a esta población infantil.
«Desde hace tiempo he querido vacunar a mis hijos, pero cuando dijeron que era con la cubana iba a dejar de mandarlos al colegio; prefiero que no estudien. Hoy vine porque es con la Verocell, que es la misma que me puse yo», comentó Carolina Pacheco, una madre.
Aún así, Carolina consultó con varios pediatras para constatar si era seguro vacunar a sus hijos.
«Hablé con muchos médicos, porque siempre da miedo; pero hoy no podré vacunar a mi hijo de 4 años porque tiene problemas estomacales y con esa condición me dijeron que no», añadió.
La jornada se iba a hacer solo por este lunes, pero se espera que en los próximos días el personal del CDI Amelia Blanco asista a otro colegio, debido a la alta receptividad de personas interesadas en vacunar a sus representados.
«Yo dudé mucho en vacunarlo, porque a mí me dio reacción la segunda dosis y él está muy chiquito, pero me decidí porque lo estoy mandando al colegio y además hay que aprovechar la jornada», comentó Yeniré González, otra representante.