Desde París hasta Lille, venezolanas en Francia contaron cómo viven el toque de queda que rige en nueve regiones del país europeo por el aumento de los casos de coronavirus.
Libia Salazar tiene un año y medio en Lille al norte del país. El viernes en la noche notó un mayor movimiento de patrullas policiales al ser el último día en que la vida nocturna no tendría restricciones.
El gobierno de Emmanuel Macron anunció un toque de queda que comenzó a regir a la medianoche del 16 de octubre, entre las 9:00 p.m y las 6:00 a.m. Es apenas el tercer toque de queda en la historia francesa. El primero lo impusieron los nazis durante la Segunda Guerra Mundial entre 1940 y 1944, el siguiente fue en 1961 por la guerra con Argelia y solo era para ciudadanos de ese país y ahora en nueve regiones francesas.
París, Lyon, Marsella-Aix en Provence, Lille, Rouen, Toulouse, Grenoble, Montpellier y Saint Etienne son las regiones urbanas donde comenzaron las restricciones hace 48 horas.
Salazar explicó a Efecto Cocuyo que como el viernes comenzaron las vacaciones de otoño en Francia había una mayor movilización de personas que iban de una región a otra.
“La gente está súper consciente de que tenemos que colaborar y que es mejor este confinamiento parcial a que sea total”, dijo desde Lille.
Montpellier se adapta a las restricciones
Desde el sur francés, en Montpellier, Péverly Ilarreta explicó que hay unas zonas con más restricciones que otras en esa ciudad. Recordó que hizo un viaje a Marsella donde eran más estrictas las medidas que en su zona.
El papá de su pequeña hija se contagió de COVID-19, pero a diferencia de Venezuela, donde todos los contagiados deben ir a hospitales o clínicas, él estuvo aislado en su casa.
Ilarreta hizo hincapié en que Montpellier es una ciudad juvenil por lo que siempre hay mucho movimiento en la ciudad.
“Aquí la gente se queja por el confinamiento. Por ejemplo yo hacía danza cubana los jueves de 8:00 p.m a 10:00 p.m y ya está cancelado”, narró.
También desde Montpellier Concepción Luzardo dice que la gente está clara del toque de queda. Vive en una ciudad dormitorio y el transporte público es limitado, por lo que debe salir temprano si desea volver a su casa a tiempo.
Entre las restricciones que observa, en bares y restaurantes para tomarse unas copas se debe ordenar comida, lo que ante de la pandemia del COVID-19 no era necesario. Para entrar en las tiendas deben hacer filas, porque solo se permite un reducido número de personas en los locales.
Como apreció Salazar en Lille, Luzardo dijo que “hay mucho tráfico porque la gente ya está volviendo a sus hogares… creo que va a ser un poco raro, pero tienes el día para hacer un montón de cosas”.
Restricciones para toda Francia
Aunque el toque de queda es en nueve ciudades, en Francia hay restricciones generales. En París desde inicios de esta semana los bares están cerrados, pero en Marsella lo hicieron hace ya un mes. En todo el país solo se permite un máximo de seis personas reunidas dentro de una casa, y aunque en reuniones se permiten hasta 10 personas, están prohibidas las bodas, fiestas y los eventos en espacios alquilados.
El pasado jueves el primer ministro Jean Castex informó que el toque de queda será en principio por cuatro semanas. Para garantizar su cumplimiento se desplegaron 12.300 agentes de diferentes cuerpos de seguridad (Gendarmería, Policía Nacional, Policía Municipal) en las regiones afectadas.
La Agencia francesa de Sanidad informó de una nueva cifra récord de contagios este sábado: 32.427 contagios. La cifra total de afectados por la enfermedad era de 867.197 y los decesos desde el inicio de la pandemia llegaron a 33.392.
De acuerdo con la agencia de noticia española Efe, las autoridades francesas contabilizaron “1.722 focos de contagio por todo el país”.