En José Casanova Godoy las viviendas tienen medio metro de agua desde hace dos semanas. Foto: Iván Reyes

. Sin saneamiento. “Aguacatal II en Maracay (estado Aragua), abandonados por el gobierno, viviendo en la miseria, afectados por el Lago perdieron sus viviendas SOS”, escribió Pedro Ramírez el sábado 30 de junio. El activista vecinal alertó a los periodistas y funcionarios públicos sobre la inundación de las calles aledañas al dique de tierra que separa su residencia del Lago de Valencia.

Pedro dejó salir algunas lágrimas cuando los periodistas locales acudieron a finales de 2017. Parados sobre uno de los terraplenes de tierra construidos por el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas (Minea), se puede ver el Lago de Valencia. Es una amenaza. Sobre sus aguas se asoman techos y postes de luz de antiguas comunidades. Se pueden ver a los vecinos entrando y saliendo de sus viviendas con las botas de caucho que les entregó el exgobernador Rafael Isea.

Con la llegada de las lluvias de ese año se volvieron a anegar las calles de Aguacatal II, Paraparal, La Esmeralda, Mata Redonda y La Punta, al sur de la capital aragüeña. Los vecinos tuvieron que huir de sus viviendas, residenciarse en refugios y protestar en calles y avenidas; aunque temiendo perder la vida y todas sus pertenencias.

En un video publicado en su cuenta en la red social Twitter, el entonces ministro Ramón Velásquez prometió en Paraparal la construcción de un nuevo “trasvase ecológico”: un circuito de 42 kilómetros que devolvería el agua al río Pao después de ser tratada. Esto para reducir el impacto ambiental sobre las comunidades. Debía iniciar entre octubre y noviembre de 2017.

Ahora que fue nombrado presidente de Conviasa, Velásquez borró todos los tuits de su anterior gestión. Antes de su salida se publicó la Memoria y Cuenta de su despacho, un caso único desde el desconocimiento de la Asamblea Nacional por parte del Ejecutivo tras las sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia el año pasado.

Una revisión de la Unidad de Verificación de Efecto Cocuyo a la ficha del proyecto de saneamiento del Lago de Valencia o Los Tacariguas, incluida en la Memoria y Cuenta 2017 del Minea, revela que el avance físico de la obra durante el año 2017 fue de 0%.

En Maracay, el único avance visible son varias hectáreas vecinas a la estación de bombeo Camburito, actualmente bajo las aguas del Lago y al lado de la comunidad de Paraparal. Fueron desmalezadas y aplanadas pero sin ninguna construcción. Vecinos revelan además que la retroexcavadora usada fue desvalijada por desconocidos.

50 millones de nada

El Servicio Autónomo Servicios Ambientales (Samarn) del Minea es el ente responsable de este proyecto, según la planilla ubicada en el documento oficial. El mismo que para 2017 se encargó de la Fase III del saneamiento del río Guaire.

El 0% de avance físico significa, según sus propios datos, que no entregó la “Obra en el sistema de tratamiento rehabilitada” ni tampoco trasvasó los 50 millones de metros cúbicos de agua fuera de la cuenca del Lago de Valencia que se planificaron.

La ficha especifica que el avance de la obra desde 2013 ha sido de sólo 40% aunque aún espera terminarla para finales de 2019. Así mismo se señala que a pesar del nulo avance de las obras, se gastaron 206 millones de bolívares de los 539,5 millones de bolívares presupuestados para este año, lo que equivale al 38% del dinero.

Ya se han invertido casi 539 millones de bolívares de los 941 millones asignados hasta el momento, sólo al ministerio, para terminar la obra. Por lo que restaría poco menos de 323 millones de bolívares para los dos últimos años de ejecución.

Por otro lado, los 50 millones de metros cúbicos que deberían haber extraído del Lago, para evitar que siga subiendo la cota que cubren los diques, equivaldrían a unos 137 mil metros cúbicos diarios, mientras que según cálculos técnicos ya se bombean 500 mil por el lado oeste de Carabobo.

Este incremento no implementado es considerado urgente por activistas comunitarios y el Colegio de Ingenieros para reducir la posibilidad de desborde e inundación de las comunidades que están detrás de las murallas de tierra.

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En la sección de Obstáculos, el Samarn acusa a la “baja ejecución de los proyectos del Ejercicio Fiscal 2017, por la vía de la Ley Especial de Endeudamiento Anual (Leea)” mientras entre sus logros admite haber generado más de 32 millardos de bolívares en ingresos propios y haber recibido transferencias por más de 41 millardos de bolívares.

Olvidando la necesidad de reconducir el exceso de cloacas que recibe el Lago de Valencia, así como el proyecto del “trasvase ecológico”, el Samarn incluye en su rendición de cuentas que se ha propuesto para 2018 rehabilitar y ampliar siete hitos de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales La Mariposa -que no avanzó durante 2017- y la ampliación de la cobertura de los colectores con un monto de Bs. 627.500.000.

Ecológico y olvidado

Presentado en septiembre de 2017 para ser terminado el mismo año, el “trasvase ecológico” se trataba de un canal de 42 kilómetros que iniciaba en la cota de 408 metros sobre el nivel del mar hacia la cuenca del río Pao por acción de la gravedad después de ser potabilizada por sistemas mecánicos, sin consumo de electricidad. Sin embargo, no hay señal del mismo en la Memoria 2017.

“Es un canal ecológico que permite el tratamiento del agua, esto para evitar que con cierto grado de elementos no aptos para sacarlos del lago sea transferido a otra cuenca hidrográfica”, dijo Velásquez entonces en Paraparal, en el municipio Francisco Linares Alcántara de Aragua y parte del área metropolitana de Maracay.

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Este trasvase contemplaba un sistema sedimentador, para precipitar los contaminantes presentes en el agua. Luego, 19 kilómetros de túneles que conducirían a una zona de cinco kilómetros con piscinas de reposo y un reactor biológico. Serviría para extraer el fósforo y nitrógeno proveniente de las excretas humanas y los residuos agrícolas. Finalmente llegaría a otra extensión de cinco kilómetros que funcionaría como un sistema de aeración, antes de ser vertida al río Pao.

“Esta metodología ya fue estudiada y ya tiene un diseño inclusive se están contactando las empresas y todas las maquinarias a utilizar en la obra”, aseguró entonces el ministro. Así mismo, dijo que aunque se requerían tres años para terminarla, lo harían en un período de entre 8 a 10 meses. Es decir, entre julio y septiembre de 2018. Aunque de esto no hay constancia ni en la Memoria ni en Maracay.

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