¿Qué diferencia hay entre una información incompleta que dijo un familiar en un grupo de WhatsApp y una cadena sobre un supuesto golpe militar que se va a dar “en las próximas horas”? Hay una brecha significativa de intenciones entre el contenido falso y la desinformación (más conocido como fake news o noticias falsas).
Algunos autores consideran que no es correcto utilizar el término fake news porque constituye una contradicción en sí misma. Las noticias, si son noticias, no deberían ser falsas. Es un término que pone en entredicho lo que publican los medios de comunicación y que además es muy popular entre políticos como Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, y Jorge Rodríguez, el ministro de Comunicación e Información.
Para no seguirle el juego a los poderosos, la Unidad de Verificación de Datos y Fact-checking de Efecto Cocuyo prefiere hablar de contenido falso y desinformación.
¿No son lo mismo? Vamos por partes. La gran diferencia está en los objetivos de la persona que emite el mensaje. Como bien explica el portal de verificación y fact-checking First Draft, el contenido falso es la difusión involuntaria de información, mientras que la desinformación (según Colombia Check) es la diseminación coordinada de un contenido engañoso que busca impactar el comportamiento de la ciudadanía.
Esto no significa que las personas que pasan cadenas por WhatsApp buscan manipular a sus amigos. Es posible que el contenido (que puede ser una imagen, audio, meme o texto) les haya parecido interesante y quieran compartirla. Como no verificaron antes, no se dieron cuenta de que la información que replican es falsa, engañosa o busca favorecer un polo político. Más adelante, volveremos sobre este punto.
Tipos de contenido falso y desinformación
En el origen de esas imágenes, audios, memes o textos pueden estar personas que buscan de alguna manera impactar o manipular la opinión de la ciudadanía a través de un hecho o discurso que no se corresponde con la realidad. En este caso, se trata de una desinformación.
Para First Draft, existen siete tipos de contenido falso y desinformación, que se podrían colocar en un baremo o termómetro. Desde el contenido que se difunde sin intención de engañar hasta el contenido que se usa para manipular. Da click en los iconos de cada una de las clasificaciones para ver un ejemplo investigado por Cocuyo Chequea. La única categoría que nunca hemos chequeado es la que se corresponde con la sátira y parodia.
A este termómetro, Cocuyo Chequea agrega una tipología entre contenido impostor y contenido manipulado: contenido sobredimensionado, que es cuando la información es exagerada y no se respalda con ninguna fuente.
Como ejemplo de lo anterior se puede citar una declaración del exministro de Ecosocialismo y Aguas (Minea), Ramón Velásquez, quien mencionó que el presidente Nicolás Maduro firmaría un decreto para declarar a Isla de Aves como parque nacional convirtiéndose en “la mayor reserva marina, submarina y abisal del planeta”. También las promesas del ejecutivo con respecto a las 5 millones de casas que construirá para el 2020 la Gran Misión Vivienda Venezuela, a pesar de que no hay datos sobre los 2 millones de hogares que edificaron previamente.
Por todo lo anterior es que la ciudadanía debe estar preparada para no dejarse llevar por la proliferación de contenido falso y desinformación, especialmente en momentos de alto flujo de noticias.
¿Qué podemos hacer contra esto?
Para evitar ser víctima de los contenidos falsos y la desinformación, es importante empezar a consumir información de forma activa. Es decir, que en vez de dar por cierto todo lo aparece en internet, contrastar y verificar los contenidos antes de replicarlos. De esta forma se contribuye a la propagación de conocimiento más preciso.
Es importante tener en cuenta que toda información necesita tener una fuente con nombre y apellido, sea una persona u organización, que goce de credibilidad. “Una prima que tiene un amigo que es papá de alguien del alto mando militar” no es una fuente confiable. También hay que considerar los intereses de las fuentes.
Muchas veces la desinformación que se replica es exagerada, escandalosa o apela a afectar las emociones de las personas. De ser así, reflexiona antes de enviar. Un ejercicio útil es preguntarse a quién favorece y a quién perjudica (grupo político, persona, etc) la propagación de determinado mensaje.
Métodos periodísticos como
el fact-checking (que se traduce como chequeo de hechos) le dan oportunidad a la ciudadanía de aportar al proceso de construcción de conocimiento, a través del envío de información para verificar y la comunicación con los periodistas para corregir las notas de ser necesario.
Si reciben una información sospechosa a través de redes sociales o plataformas de mensajerías instantánea, pueden comunicarse con Cocuyo Chequea a través de las redes sociales de Efecto Cocuyo.