«Un GNB me reconoció porque mi prima es funcionaria», relata exdetenida en Bolívar

SUCESOS · 31 ENERO, 2019 23:39

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Vanessa Moreno Losada | @MoreLosada24


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Desde el 22 de enero en la noche, Lenin Cordova está preso. Su pecado fue estar en el lugar equivocado, justo donde la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) buscaba a los responsables de los saqueos de la avenida Manuel Piar de San Félix. Su esposa estaba con él, pero tener un familiar dentro de la guardia fue su boleta de salida.

Rubersis Bolívar contó a Efecto Cocuyo que ella y su esposo regresaban a casa de su suegra en el municipio Caroní del estado Bolívar, el 22 de enero. Esa noche, se registraron varios saqueos en este municipio y en el de Heres.

En medio de ese disturbio murieron Carlos Alfredo Olivares Bonalde (30), Yeimbert José Rangel (24); Cleiner José Romero (17) y una cuarta persona que no fue identificada.

Rubersis y Lenin no sabían nada de esto. Por eso se sorprendieron cuando escucharon que les gritaron. Al voltear, vieron que eran unos militares en motos.

«Párense allí, párense allí. Ustedes son saqueadores. Tírense en el piso», fue parte del alto que les dieron los militares. Eran dos parejas en motos. Cuando los alcanzaron comenzaron a golpearlos. A Rubersis los hombres uniformados le manosearon los senos y las nalgas buscando teléfonos. A Lenin lo patearon en el estómago y la cabeza.

«Como no nos podían montar en las motos, nos hicieron correr hasta la tanqueta. Con las motos amenazaban con atropellarnos«, manifestó Rubersis.

En la tanqueta los metieron a empujones, en un pequeño espacio donde había diez personas más. Se los llevaron así al comando de la GNB de San Félix. «¡Les vamos a meter el dedo en el culo!», gritaban los uniformados a los detenidos.

«Yo escuché eso y me dio un ataque de nervios. Jamás había vivido algo así. Cuando estudiaba en la universidad nunca quise salir a protestar, porque esas cosas me daban miedo. No podía creer que estaba ahí», aseveró Rubersis.

En ese momento, uno de los funcionarios reconoció que ella era prima de una uniformada. Llamó rápidamente a la funcionaria y le aseguró que si no hacía las diligencias pertinentes, Rubersis iba a quedar presa. Gracias a esta alerta, a las 11:00 de la noche fue liberada.

«El guardia que le dijo a mi prima me acompañó. Me dejó fuera del comando y me dijo que no saliera, porque los funcionarios solo protegían su trabajo. Ahí llegaron unos chinos para retirar a un preso. Aproveché la cola con ellos y luego me fui caminando a casa de mi mamá. A penas llegué me puse a llorar y comencé a vomitar», recordó Rubersis.

Lea también: Excarcelan a adolescentes detenidos durante protestas en cinco estados del país

La imputación

Después de seis días preso, Lenin fue presentado en tribunales el 28 de enero. Lo acusaron de saquear los comercios del municipio. En el acta reseñaron que llevaba una mandarria y que la hora de la detención fue a las 3:00 am del 23 de enero. También lo imputaron por resistencia a la autoridad.

«Desde entonces, he estado fuera del comando, todos los días. Ellos nos mandan notas y piden que vayan médicos forenses. Nos cuentan que en una celda tienen a 87 presos y el espacio es de tres metros por dos. Dicen que el piso está mojado, que hay sarna y hombres muy enfermos. Uno tiene un tiro en la costilla. Otro una llaga en la espalda y que tiene gusanos. Él dice que se le enfermaron los ojos ahí dentro», narró la esposa de Lenin, quien es distribuidor de jugos pasteurizados en la localidad.

Foro Penal, organización que defiiende los derechos humanos, asegura que en esta región fueron aprehendidas 83 personas, de las cuales permanecen privadas de libertad 63 hasta el 30 de enero.

Lenin y Rubersis tienen un hijo de cuatro años. Solían dormir juntos todas las noches. A veces, la esposa tenía que ir a otro cuarto porque no cabían los tres en la cama. Ahora el niño solo espera que su papá regrese a casa.

«Mi mi bebé es un niño muy inteligente. Le dije que a su papá lo detuvo un guardia y que por eso no puede venir. Todos los días me pregunta que cuándo va a regresar para que lo lleve al cine», dijo.

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SUCESOS · 31 ENERO, 2019

«Un GNB me reconoció porque mi prima es funcionaria», relata exdetenida en Bolívar

Texto por Vanessa Moreno Losada | @MoreLosada24

Desde el 22 de enero en la noche, Lenin Cordova está preso. Su pecado fue estar en el lugar equivocado, justo donde la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) buscaba a los responsables de los saqueos de la avenida Manuel Piar de San Félix. Su esposa estaba con él, pero tener un familiar dentro de la guardia fue su boleta de salida.

Rubersis Bolívar contó a Efecto Cocuyo que ella y su esposo regresaban a casa de su suegra en el municipio Caroní del estado Bolívar, el 22 de enero. Esa noche, se registraron varios saqueos en este municipio y en el de Heres.

En medio de ese disturbio murieron Carlos Alfredo Olivares Bonalde (30), Yeimbert José Rangel (24); Cleiner José Romero (17) y una cuarta persona que no fue identificada.

Rubersis y Lenin no sabían nada de esto. Por eso se sorprendieron cuando escucharon que les gritaron. Al voltear, vieron que eran unos militares en motos.

«Párense allí, párense allí. Ustedes son saqueadores. Tírense en el piso», fue parte del alto que les dieron los militares. Eran dos parejas en motos. Cuando los alcanzaron comenzaron a golpearlos. A Rubersis los hombres uniformados le manosearon los senos y las nalgas buscando teléfonos. A Lenin lo patearon en el estómago y la cabeza.

«Como no nos podían montar en las motos, nos hicieron correr hasta la tanqueta. Con las motos amenazaban con atropellarnos«, manifestó Rubersis.

En la tanqueta los metieron a empujones, en un pequeño espacio donde había diez personas más. Se los llevaron así al comando de la GNB de San Félix. «¡Les vamos a meter el dedo en el culo!», gritaban los uniformados a los detenidos.

«Yo escuché eso y me dio un ataque de nervios. Jamás había vivido algo así. Cuando estudiaba en la universidad nunca quise salir a protestar, porque esas cosas me daban miedo. No podía creer que estaba ahí», aseveró Rubersis.

En ese momento, uno de los funcionarios reconoció que ella era prima de una uniformada. Llamó rápidamente a la funcionaria y le aseguró que si no hacía las diligencias pertinentes, Rubersis iba a quedar presa. Gracias a esta alerta, a las 11:00 de la noche fue liberada.

«El guardia que le dijo a mi prima me acompañó. Me dejó fuera del comando y me dijo que no saliera, porque los funcionarios solo protegían su trabajo. Ahí llegaron unos chinos para retirar a un preso. Aproveché la cola con ellos y luego me fui caminando a casa de mi mamá. A penas llegué me puse a llorar y comencé a vomitar», recordó Rubersis.

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La imputación

Después de seis días preso, Lenin fue presentado en tribunales el 28 de enero. Lo acusaron de saquear los comercios del municipio. En el acta reseñaron que llevaba una mandarria y que la hora de la detención fue a las 3:00 am del 23 de enero. También lo imputaron por resistencia a la autoridad.

«Desde entonces, he estado fuera del comando, todos los días. Ellos nos mandan notas y piden que vayan médicos forenses. Nos cuentan que en una celda tienen a 87 presos y el espacio es de tres metros por dos. Dicen que el piso está mojado, que hay sarna y hombres muy enfermos. Uno tiene un tiro en la costilla. Otro una llaga en la espalda y que tiene gusanos. Él dice que se le enfermaron los ojos ahí dentro», narró la esposa de Lenin, quien es distribuidor de jugos pasteurizados en la localidad.

Foro Penal, organización que defiiende los derechos humanos, asegura que en esta región fueron aprehendidas 83 personas, de las cuales permanecen privadas de libertad 63 hasta el 30 de enero.

Lenin y Rubersis tienen un hijo de cuatro años. Solían dormir juntos todas las noches. A veces, la esposa tenía que ir a otro cuarto porque no cabían los tres en la cama. Ahora el niño solo espera que su papá regrese a casa.

«Mi mi bebé es un niño muy inteligente. Le dije que a su papá lo detuvo un guardia y que por eso no puede venir. Todos los días me pregunta que cuándo va a regresar para que lo lleve al cine», dijo.

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