Calles llenas de piedras, vidrios y escombros chamuscados. Así amaneció la calle Cajigal con San Andrés en El Valle este 22 de enero. Las protestas, que derivaron en saqueo y represión, desvelaron a los vecinos de esta zona en una noche de disturbios.

9:00 pm. La manifestación inició con el sonar de un cacerolazo nocturno. El sonido envolvente contagió a los demás residentes. El descontento gubernamental llevó a los vecinos a expresarse ante la crisis económica, que, aseguran, los asfixia cada vez más.

“Uno está harto de esta hambre; de los sobreprecios, de que el dinero no alcance para nada. Por eso la gente se sumó a reclamar, pero vinieron a arremeter contra el pueblo”, comentó una comerciante. A pocos metros, dueños de locales barrían los restos arrojados en la vía.

Al día siguiente de los disturbios no solo los restos en las calles hablaban. Entre las ventas en esta calle llena de comercios, el rumor y cuchicheo de los vecinos sobre lo sucedido ambientaban las compras matutinas. Mientras, otros se lamentan: una pequeña charcutería fue saqueada, mientras en un local de víveres hubo un conato de saqueo.

“¿Qué vamos a hacer? nos toca empezar desde cero para reponer estas pérdidas impagables. Forzaron, rompieron y entraron. Se llevaron todo”, expresó una de las dueñas del comercio saqueado, que prefirió no identificarse. En el local sufrieron importantes pérdidas de productos cárnicos, charcutería y otros víveres.

A la vez, en la calle de al frente, el otro comercio que sufrió los estragos del vandalismo, era reparado. Los asaltantes lograron penetrar la primera puerta del local, sin embargo, no les alcanzó el tiempo para el segundo portón.

“No pudieron robar nada porque no pudieron abrir la segunda puerta”, expresó uno de los vecinos que ayudaba a reparar el comercio. Recordó que en 2017 en esta misma calle un comercio fue saqueado durante una protesta antigubernamental.

A la calle

9:40 pm. La gente bajó. Lo que empezó con el golpeo de ollas continuó con una protesta en la calle. Vecinos se agruparon a trancar las vías con cauchos, basura, escombros, lo que encontrasen. Luego los quemaban y formaban brasas enormes.

“Todo el mundo bajó de todos lados corriendo a quemar cosas, a trancar, a protestar”, expresó Argenis Palomares, comerciante y vecino de la zona.

Palomares también fue víctima del saqueo. A su vehículo accidentado y estacionado frente a su casa le rompieron los vidrios. Además, tuvo que correr a guardar los materiales y utensilios de su local.

“Quisieron quemar mi vehículo, pero pude contenerlos. Luego, a muchos los vi corriendo con los pedazos de queso, sacos de harina y hasta una máquina para rebanar que luego arrojaron en el suelo. Algunos cargaban armas de fuego y hasta con herramientas para abrir los locales”, expresó

Palomares, al igual otros tantos vecinos, no durmió. Se mantuvo en vigilancia de la seguridad de su propia vivienda. “Esto nos madrugó a todos en la zona”. También alertó que vecinos han rumoreado sobre volver a protestar.

Llegó la policía

10:00 pm. El saqueo duró poco más de 10 minutos en el primer local. El conato en el segundo aún menos. Los asaltantes fueron sorprendidos con la llegada de la policía. Y empezaron las detonaciones: bombas lacrimógenas y perdigones. La represión.

Al principio solo era un pequeño grupo de funcionarios, alrededor de 14 miembros de la Policía Bolivariana Nacional (PNB). Los policía lograron detener los saqueos, pero se generó un enfrentamiento entre gas lacrimógeno y pedradas.

Las calles aún ardían en brasas. Las cacerolas acompañaron la protesta toda la noche. La protesta antigubernamental se extendió hasta las 3:00 am de este 22 de enero. Las fuerzas de los manifestantes fueron apaciguadas por los refuerzos de los refuerzos policiales que llegaron al sector en la madrugada. Por esta jornada de protesta no se reportaron heridos ni detenidos.

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