El hacinamiento en los centros de detención preventiva del país bajó durante el primer semestre del 2021, reveló un monitoreo de la ONG Una Ventana a la Libertad (UVL) presentado este jueves 5 de agosto.
La organización, que durante los últimos cinco años monitorea las condiciones de los calabozos en Venezuela, evaluó 289 centros de detención preventiva en 21 estados del país, con el apoyo de un equipo de 23 investigadores.
Identificaron una población de 25.186 para 8.634 cupos, lo que resulta en un hacinamiento de 292 %. Durante 2020, se calculó que este era de 325 %.
Las medidas de descongestionamiento que aplicaron autoridades desde la cuarentena por el coronavirus, los traslados a cárceles y medidas de libertad condicionadas de presentación, así como la agilización de las causas, figuran entre las principales razones para esta disminución del hacinamiento.
Aun así, el 22,21 % de los reclusos en los calabozos deberían estar en pabellones de detención preventiva en cárceles o en las prisiones, lo que se traduce en una violación al debido proceso.
Otra causa para la disminución del hacinamiento que recalca la UVL es la muerte por enfermedades, o en procesos de recaptura de los reclusos.
Al menos 95 muertes se registraron en centros de detención preventiva del país en los primeros seis meses del año. La mayoría (75,72 % de los casos) fue producto de enfermedades.
La coordinadora de Investigación de UVL, Magally Huggins, precisó que de 72 privados de libertad que murieron por enfermedades, 47 padecían de tuberculosis. También se reportaron cinco muertes por desnutrición. Otros reclusos fallecieron producto de infartos, enfermedades respiratorias, neumonía y tras presentar síntomas asociados al COVID-19.
El informe detalla que 15 de 62 reclusos que se fugaron murieron durante el procedimiento de recaptura. Otras causas de muerte incluyeron las riñas y los motines.
Otro dato que destacaron es que, de 150 privados de libertad lesionados, 70 presentaban heridas producto de torturas.
Durante este primer semestre del 2021, la escabiosis (1.522 casos) y la desnutrición (1.468 casos) desplazaron a la tuberculosis (1.095 casos) como las principales enfermedades de los reclusos.
El informe describe que, debido al hacinamiento, los detenidos enfermos conviven con los sanos, por lo que predominan las enfermedades infectocontagiosas.
Huggins, recordó que en la mayoría de los casos la alimentación de las y los privados de libertad depende de sus familiares, por lo que la desnutrición aumentó a raíz de la suspensión de las visitas por la pandemia. Para junio de este año, 77 centros de detención preventiva aún no levantaban esta medida.
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La organización, que durante los últimos cinco años monitorea las condiciones de los calabozos en Venezuela, evaluó 289 centros de detención preventiva en 21 estados del país, con el apoyo de un equipo de 23 investigadores.
Identificaron una población de 25.186 para 8.634 cupos, lo que resulta en un hacinamiento de 292 %. Durante 2020, se calculó que este era de 325 %.
Las medidas de descongestionamiento que aplicaron autoridades desde la cuarentena por el coronavirus, los traslados a cárceles y medidas de libertad condicionadas de presentación, así como la agilización de las causas, figuran entre las principales razones para esta disminución del hacinamiento.
Aun así, el 22,21 % de los reclusos en los calabozos deberían estar en pabellones de detención preventiva en cárceles o en las prisiones, lo que se traduce en una violación al debido proceso.
Otra causa para la disminución del hacinamiento que recalca la UVL es la muerte por enfermedades, o en procesos de recaptura de los reclusos.
Al menos 95 muertes se registraron en centros de detención preventiva del país en los primeros seis meses del año. La mayoría (75,72 % de los casos) fue producto de enfermedades.
La coordinadora de Investigación de UVL, Magally Huggins, precisó que de 72 privados de libertad que murieron por enfermedades, 47 padecían de tuberculosis. También se reportaron cinco muertes por desnutrición. Otros reclusos fallecieron producto de infartos, enfermedades respiratorias, neumonía y tras presentar síntomas asociados al COVID-19.
El informe detalla que 15 de 62 reclusos que se fugaron murieron durante el procedimiento de recaptura. Otras causas de muerte incluyeron las riñas y los motines.
Otro dato que destacaron es que, de 150 privados de libertad lesionados, 70 presentaban heridas producto de torturas.
Durante este primer semestre del 2021, la escabiosis (1.522 casos) y la desnutrición (1.468 casos) desplazaron a la tuberculosis (1.095 casos) como las principales enfermedades de los reclusos.
El informe describe que, debido al hacinamiento, los detenidos enfermos conviven con los sanos, por lo que predominan las enfermedades infectocontagiosas.
Huggins, recordó que en la mayoría de los casos la alimentación de las y los privados de libertad depende de sus familiares, por lo que la desnutrición aumentó a raíz de la suspensión de las visitas por la pandemia. Para junio de este año, 77 centros de detención preventiva aún no levantaban esta medida.