Para la familia de José Giovanni Moreno, de 21 años de edad, la imagen de una mujer tirada sobre los pies de varios hombres, cuyo rostro estaba lleno de sangre, fue un alivio. Lo fue porque en esa fotografía mórbida, que rodó por las redes sociales junto a la noticia del motín e incendio en la principal comisaría de la Policía de Carabobo en Valencia, se veían los pies del joven. Estaba vivo.

“Él en la mañana estaba vivo. Yo lo vi. Era uno de los que salía sentado alrededor de la muchacha embarazada que le dieron el tiro en la cabeza. Es el que tiene el tatuaje en el brazo derecho y con bermudas de jean”, aseguró a Efecto Cocuyo su hermana en la funeraria Memorial La Esperanza. Por protección la llamaremos Carmen.

Lea más en: 66% de la población recluida resultó afectada por motín e incendio de Policarabobo

La tranquilidad de esta familia se acabó a las 10:00 de la noche, cuando frente a la comisaría, ubicada en la avenida Navas Espinola, se leyó el listado de las personas vivas. José Giovanni no estaba entre esos 182 detenidos que quedaron con vida. Ahí supieron que tenían que hacer fila para identificar sus restos.

A los 68 fallecidos les hicieron la autopsia en el patio de la comandancia, con forenses traídos desde Falcón, Lara, Miranda, Distrito Capital y Aragua. No hubo forma de mover los cadáveres de allí, porque no había camillas suficientes y porque la piel se les desprendía a la mayoría, lo que podría alterar los resultados de la necropsia.

Lea más en: “No alcanzaba el número de camillas para poder trasladar a todos los muertos”, motín en Policarabobo

De acuerdo con el testimonio de otro de los parientes cuyo detenido murió en el motín e incendio del miércoles, 28 de marzo, de 20 en 20 pasaron a los familiares hacia el interior de la comisaría. Ellos aportaban fotos a los funcionarios, que luego cotejaban con los cadáveres más reconocibles.

Una vez que los forenses daban con el cuerpo que se pareciese a la fotografía dada por los familiares, los agentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) les hacían un interrogatorio a los dolientes y posteriormente se les permitía ver el cuerpo para confirmar que fuese su fallecido.

Esto lo vivió uno de los hermanos de Carmen. Ella aseguró que José Giovanni solo estaba un poco quemado, más bien sobresalía de su cuerpo el golpe que tenía en la cabeza. “A casi todos les pusieron en la causa de muerte ‘asfixia mecánica’, pero no todos murieron así. En la funeraria me dijeron que a mi hermano lo mató un golpe con un tubo“, manifestó.

A las 2:00 pm de este jueves 29 de marzo, aún quedaban 15 víctimas sin parientes que pudieran reconocerlos en la comisaría de Policarabobo.

No solo murieron por el fuego

Cuando Carmen llegó a la funeraria, la urna de su hermano ya estaba cerrada y sellada. “Una orden de la policía“, le dijeron.

Como a esta familia, lo mismo le ocurrió a otras dos que la tarde del jueves, 29 de marzo, esperaban en la Monumental La Esperanza la entrega del cuerpo de su detenido. Esta orden levanta dudas a los dolientes. Para ellos es una prueba de lo que le oyeron hablar a otros colegas del duelo: algunos de los muertos tienen heridas de balas y punzones. Es decir, hubo una masacre en la comisaría de Policarabobo.

24 horas después del hecho, no hay un parte pormenorizado de lo ocurrido en esa sede policial, que albergaba a 248 reos “comunes” y cerca de 130 policías detenidos. Se desconoce la razón del motín, el origen del fuego, la causa de muerte de los fallecidos y su identidad, la cantidad de espacio consumido por las llamas y la identidad de los lesionados con su grado de afectación.

Lea más en: Tras 12 horas de incendio mortal en cárcel de Policarabobo, no existe información oficial

Gastos fúnebres

Los parientes de las 68 víctimas de Policarabobo tienen los gastos fúnebres cubiertos. La gobernación y las 14 alcaldías de Carabobo prometieron cubrirlos. Eso sí, los fallecidos no pueden ser trasladados a otros estados y deben ser enterrados en el mismo espacio en el Cementerio Municipal de Valencia, ubicado en la parroquia Miguel Peña.

“No queríamos velarlo aquí, porque no hay espacio ni tiempo para tantos muertos”, dijo un allegado de los presos fallecidos.

Carmen decidió también velar al suyo en casa, pero debe sacar de su bolsillo el pago para las sillas que se disponen a los dolientes. Luego la funeraria se encarga del traslado hacia el cementerio.

“Y pensar que está ahí preso porque Pedro Moreno, un policarabobo de la zona sur, lo sembró hace 15 días. Estuvo un año preso y salió libre. Solo duró en casa esas dos semanas”, lamentó Carmen.

</div>