¿Cuántas veces te miras al espejo? ¿Cuántas de esas veces te sientes bien con lo que ves?
Cuántas veces te repites que te debes amar como eres o te acosas por “defectos” que tal vez sólo ves tú. O te obsesionas con alguna parte de tu cuerpo que quieres ocultar a todo dar: por ejemplo piernas muy delgadas o muy gorditas, senos pequeños o muy grandes, tu nariz, los labios, el cabello lacio o rizado, la estatura.
Te voy a hablar de una tendencia que promueve el culto al cuerpo. Pero vamos con calma, que este no es un movimiento frívolo. Al contrario, “promueve escuchar al cuerpo, enfrentar las consecuencias dañinas de la imagen corporal negativa: trastornos de la alimentación, depresión, ansiedad, corte, suicidio, abuso de sustancias y violencia en las relaciones”.
Se trata de amar el cuerpo que tienes, no el que los cánones estéticos establecidos te dicen. Pero lograr que lo ames no es un trabajo individual. Constantemente somos bombardeados por mensajes e imágenes que van dirigido a cuestionar nuestro cuerpo o a exaltar un solo modelo.
El “body positive” lo conocí gracias a una brasileña. Siempre me ha llamado la atención cómo los brasileños, especialmente en las costas, viven enamorados de sus cuerpos.
Pero primero te quiero contar una historia. Durante muchos años gané peso. Este proceso de engordar se hizo más fuerte cuando me establecí con una pareja. No se trataba de la famosa curva de la felicidad. Con el tiempo descubrí que aumenté mis circunferencias porque tenía miedo de no poder controlar mi apetito sexual. Me hice la fantasía de que si lucía menos atractiva, me inhibiría de coquetear y a la vez evitaría que algunos hombres se me acercaran.
¿Suena disparatado, no?
La táctica me dio algún resultado hasta que ya no funcionó. Me deslumbró un hermoso senegalés para quien mis grandes curvas eran más que apetecibles.
Antes de seguir por un camino que me podía traer complicaciones, me puse a pensar en la relación que establecemos con nuestro cuerpo. ¿Qué me llevó a creer que mi atractivo sexual disminuiría por el sobrepeso?
Supongo que asociar el placer con unas determinadas formas. O con ciertas condiciones. Es un aprendizaje muy fuerte que vincula estereotipos con falsas impresiones. Lo pondré al revés. Es como alguien que sueña ser feliz sólo si está delgado. Yo fui delgada la mayor parte de mi vida y aun así no me sentía satisfecha con mi cuerpo. Constantemente trataba de esconder algo de mí.
Entonces, una vez me puse a hablar con esta chica de Sao Paulo y tocamos el tema del culto al cuerpo. Ella me explicó que si bien muchos de sus paisanos lo hacían por vanidad, en los últimos años fue creciendo el movimiento de cuerpo en positivo. Una vez más, esto me dejó pensando.
Al revisar, vemos que el postulado inicial es sencillo y poderoso: “una forma de vida que te da permiso para amar, cuidar y disfrutar de tu cuerpo a lo largo de tu vida”. Inevitablemente se producirán luchas, especialmente durante los momentos de transición o desequilibrio”.
Practicar la verdadera positividad corporal… “te permite encontrar lo que necesitas para vivir con tanto amor propio y autocuidado equilibrado como sea posible. Las experiencias de conflicto y sufrimiento se convierten en oportunidades para aprender lo que se requiere para avanzar en tu crecimiento, para que puedas encontrar mayor satisfacción y paz”.
Funciona para mujeres y hombres. Y rompe con patrones según los cuales son las mujeres las que suelen estar más inconformes con sus cuerpos. No. A muchos hombres jóvenes que he conocido les angustia no tener alta estatura, la calvicie, engordar, tener brazos muy delgados o no ser lo suficientemente atractivos.
Por supuesto que el tema es complejo. En ocasiones la propuesta inicial ha sido distorsionada, pero si el tema te interesa investiga un poco más.
Para dejarte reflexionando he aquí la promesa del título de este texto.
Para tener un buen cuerpo lo más importante es tener el cuerpo. Es un chiste viejo, pero funciona para que te hagas consciente de lo importante que es tu organismo. Una vez que lo ames como es, puedes por supuesto intentar cambiar si algo no te agrada o mantenerlo muy bien. Pero ya habrás dado un paso importante. No depender de lo que otros piensen de tu cuerpo para amarlo intensamente, escucharlo y cuidarlo.