Sindicatos alertan de saturación de UCI en hospitales de Caracas por COVID-19- peticiones de ayuda
Sindicatos alertan de saturación de UCI en hospitales de Caracas por COVID-19

Agobiados por las facturas médicas que genera la lucha contra el COVID-19, decenas de personas en Venezuela están recurriendo a las redes sociales y hacen peticiones de ayuda (de medicinas y monetaria), en medio del incremento de los contagios y las muertes por el virus SARS-COV-2, que no dejan de escalar.

“Esto ha sido horrible, es desesperante”, dice a Efe el joven José Pereira, quien lidera una campaña de recaudación de fondos para hacer frente a los gastos que están causando los contagios de su padre, abuelo y tío, que son parte de los 167.548 que se computan en el país desde que comenzó la pandemia, entre los que se cuentan 1.678 fallecidos.

Cada día, Pereira, también con el virus, pero asintomático, debe ubicar fármacos y hacer de enfermero de sus familiares en la región costera La Guaira, cercana a Caracas, a quienes atiende en casa por el colapso que ha causado el virus SARS-COV-2 en los centros asistenciales de Venezuela.

Es una situación que, hasta ahora, este estudiante de 23 años ha podido sobrellevar, pero que reconoce se complica en demasía cuando tiene que recargar el cilindro de oxígeno medicinal que necesita su padre por la enfermedad.

En Caracas, se pagan entre 70 y 250 dólares para volver a llenar de oxígeno una bombona.

 Pero “Jotapé”, como llaman al joven sus allegados, desembolsa unos cinco dólares por día para comprar oxígeno. Podría parecer una cifra menor, pero para algunas familias venezolanas 35 dólares por semana representan una pequeña fortuna.

“Una persona con un sueldo de un dólar al mes -en referencia al monto del salario mínimo y las pensiones en Venezuela- no puede costear (los gastos por) la covid-19″, añade Pereira.

Pedir ayuda para costear operaciones o comprar medicamentos es común en Venezuela, un país que atraviesa por la peor crisis de su historia moderna.

Pero el incremento de los contagios que ha vivido la nación petrolera en las últimas semanas, después de que hubiera atravesado con relativo éxito el primer año de la pandemia, está llevando a centenares de personas a pedir donaciones, un fenómeno que, de acuerdo con la oposición, desnuda las carencias del sistema público de salud.

Y todo ocurre sin importar el estrato social o los ingresos de los que puedan disponer los enfermos.

Hace semanas, la estrella local de televisión Dave Capella inició una campaña para costear los gastos por la atención contra el COVID-19 que recibían él y su padre, pese a que sus ingresos se consideraban muy superiores a los del venezolano común.

Finalmente, Dave y su padre murieron por la enfermedad y sus casos dejaron claro que el coronavirus está causando estragos en todos los segmentos de la población venezolana y que los hospitales del país están al límite de su capacidad.

Sin oxígeno

Las redes sociales están abarrotadas de personas pidiendo donaciones para comprar o recargar cilindros, información sobre proveedores que puedan trasladar el gas hasta sus casas.

Pereira conduce su campaña de recaudación principalmente en Twitter, donde no está exento de correr riesgos.

En esa red social ha encontrado la mano solidaria de muchos venezolanos, pero también se ha topado con estafadores que se hacen pasar por doctores o fundaciones para ofrecerle equipos médicos -que nunca recibirá- a cambio de bajas sumas de dinero.

De acuerdo con la organización civil Médicos Unidos, que nació al calor de la serie de protestas que protagonizó el gremio sanitario venezolano en 2018, la falta de oxígeno es uno de los principales problemas que tienen los hospitales venezolanos para atender a los pacientes.

“Si de buenas a primeras aumentas el gasto de oxígeno a niveles que superan 5 veces lo que tienes planificado gastar, ya tienes un problema de distribución inmediata”, dijo a Efe el director de esta organización, Jaime Lorenzo.

Para Lorenzo, no se logrará el eficaz abastecimiento de oxígeno en los centros asistenciales del país ni se podrán llenar con rapidez los cilindros de los venezolanos que pasan el COVID-19 en sus casas, si no mejora la distribución de las empresas que producen el gas.

Y es aquí donde se asoma nuevamente la crisis compleja que atraviesa Venezuela, un país donde escasea el gasóleo que usan los camiones, el personal calificado y hasta las autopartes de estos transportes.

Mientras, los venezolanos como Pereira siguen luchando contra la peor pandemia que haya visto la humanidad en los últimos 100 años y en contra la severa crisis de su país.