Con la mirada en la ONU. La organización Human Rights Watch (HRW) y los Centros de Salud Pública y Derechos Humanos y de Salud Humanitaria de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos propuso que la Organización de las Naciones Unidas haga de Venezuela una de sus prioridades humanitarias, con el fin de evitar una hecatombe.
En un informe que presentaron este 26 de mayo alertan sobre el gran riesgo de que el COVID-19 se extienda con rapidez en Venezuela por la crisis de agua potable.
En entrevista con la directora general de Efecto Cocuyo, Luz Mely Reyes, para el programa #ConLaLuz, el director de la División de las Américas de HRW y experto en América Latina, José Miguel Vivanco, calificó la situación del país de bastante grave frente a la pandemia, producto del colapso del sistema de salud. También manifestó dudas acerca de las cifras oficiales de contagiados y muertes por el virus. Insistió: solo la ONU puede atender la emergencia humanitaria de Venezuela.
-En abril de 2019 se presentó un diagnóstico calamitoso sobre la situación humanitaria en Venezuela, que se califica como una emergencia humanitaria y no una crisis cualquiera. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, informó que afectaba a 7 millones de venezolanos. Ese informe del año pasado presentó propuestas concretas para que Naciones Unidas tomara el liderazgo en la acción.
En octubre se elaboró otro informe con médicos de la Universidad Johns Hopkins, pero esta vez se hizo sobre el acceso al agua en los hospitales, para hacer una evaluación lo más certera posible. Las conclusiones son las que entregamos a la opinión pública, hace énfasis en la situación de la pandemia, demuestra que para enfrentarla no hay condiciones mínimas de acción por parte del sistema de salud. Nos hace temer una catástrofe humanitaria en relación con la pandemia en Venezuela.
-La competencia por fondos siempre existirá, en Siria, Yemen con poblaciones desplazadas por cuestiones de guerra. No es fácil que Venezuela pueda competir con esos casos, aunque la situación en Venezuela equivale a un país en guerra, con un sistema de salud colapsado. Pero aspiramos a que, a raíz de los datos y cifras que el informe contiene, la ONU haga de Venezuela una de sus tres o cuatro prioridades globales desde el punto de vista humanitario. Si eso no ocurre estaremos ante una hecatombe con un mayor éxodo de venezolanos.
-El Gobierno afirma que hay 10 muertos, los médicos que hacen parte de este informe nos dicen que eso es imposible; no es creíble. En un cálculo conservador, de una población de 30 millones de personas que se calcula habitan en Venezuela, supongamos que 1% se contagia con el COVID-19, son 300 mil personas contagiadas. El Gobierno dice que hay 1.200 contagiados y los médicos de Hopkins dicen que de esos 300 mil, 20% serían de alto riesgo que requieren de tratamiento especial, respiradores, con síntomas serios, en riesgo de vida.
De tal modo que hablamos de 60 mil personas en situación de riesgo; de esas, 10% podría estar en riesgo de muerte real. La cifra de muertos sería de 6 mil casos dadas las condiciones de Venezuela, pero el Gobierno nos dice que son 11. La distancia entre esos números y Venezuela con un sistema de salud colapsado, sin acceso al agua, para que no solo la población sino los médicos puedan lavarse las manos.
Los médicos de la universidad llegan a la conclusión que esas cifras no son creíbles, no hay bases para sostener cifras de esa naturaleza. Sabemos que el régimen esconde las cifras por seguridad nacional, no están dispuestos a levantarlas, a tomar las medidas que cualquier país responsable toma. Un país donde se persigue a los médicos, enfermeras, periodistas, donde hay cero transparencia, es difícil creer en información oficial.
-Todo eso hace parte del informe, creemos que aquí puede haber por supuesto un factor de incompetencia. Pero también faltan las condiciones para elaborar un plan diagnóstico, dónde están los focos y tomar medidas, eso no sorprende con una dictadura en la que todas estas cosas se dirimen por capricho. El gobierno de Maduro no está siendo responsable, no transparenta las metodologías de investigación; la información es estrictamente controlada por el régimen.
Las cifras exactas no las sabe nadie, quizás Maduro las conoce, no hay registro de todo eso. La única opción viable es que la ONU pueda entrar a Venezuela y hacer una auditoría rigurosa con sus recursos para entender el alcance en la materia.
-La ONU es el único órgano que puede enfrentar la emergencia humanitaria de Venezuela a la escala que se requiere, tienen la experticia, los recursos para abordar el problema. Hay 7 millones de venezolanos que requieren asistencia humanitaria urgente, 4,3 millones de personas requieren acceso al agua potable y saneamiento, agua regular para alimentarse y necesidades mínimas de higiene personal. De esas 4,3 millones solo se pudieron atender y apoyar en las condiciones de higiene, salud, y agua, 7,5%, es decir 300 mil personas, ¿por qué no hace más?
Porque no tiene suficientes recursos y no tiene la cooperación de la dictadura, no le permite operar con total libertad, desplegarse por el país. Hay un problema serio y lo que hay que conseguir es que la presión internacional apoye. Si Guterres no hace del tema de Venezuela un tema prioritario, si se sigue olvidando de Venezuela – la última vez que la mencionó fue hace un año, si no lo hace un tema prioritario e impulsa y lidera un esfuerzo coordinado con las grandes potencias y el Grupo de Lima para ejercer una presión necesaria sobre la dictadura para que dé una respuesta eficaz a la emergencia, esta situación no va mejorar, las condiciones del país seguirán empeorando.
-Casi 20% del país ha salido de Venezuela tratando de sobrevivir en otros países, hay 2 millones en Colombia y miles repartidos en países como Chile, Brasil, Perú. Los que han querido regresar son miles, pero no hay comparación con el éxodo de 5 millones. Regresan porque no han logrado insertarse laboralmente en la región, porque ejercían actividades informales que dadas las restricciones de la pandemia no están en condiciones para sobrevivir y tienen algún nexo en Venezuela, otros porque temen la situación de salud de persona mayores.
Maduro se ha dedicado a estigmatizar y decir que son potenciales fuentes de contagio. La ministra Iris Varela ha hablado como si fueran venezolanos de segunda, traidores por haber salido a buscar un mejor destino. Esos venezolanos están en circunstancias serias porque son tratados como si no fueran nacionales y están siendo objeto de hostigamiento.
-Las cifras hablan que en 57% de hospitales escasean los guantes, en 62% mascarillas, 76% el jabón, en 90% alcohol de gel, 20% no tiene acceso al agua potable, 60% la recibe de forma intermitente y solo 10% tiene acceso al agua en hospitales. Esto se suma a la dificultad para mantener la electricidad, muchos tiene un pozo para sacar agua, pero si falla la luz no puede salir agua del pozo, muchos están abandonados, llenos de ratas y los médicos no pueden usar esa agua para nada.
Se les pide a los familiares que lleven algodón, jeringas, también se encargan de limpiar los baños, los médicos y enfermeras llevan el agua para consumir y lavarse las manos en cirugías. El panorama desde el punto de vista del sistema de salud es catastrófico.
–Venezuela no está en condiciones de subsistir en una pandemia en las condiciones tan precarias en las que se encuentra, no hay forma de que pueda salir adelante sin ayuda. Para eso se requiere el apoyo de países de la región y del conglomerado que apoya una transición. Venezuela es una verdadera bomba, tendremos que lamentar un desastre humanitario como muy pocas veces se ha podido ver en la región, ojalá nos equivoquemos, que esa vacuna sea creada y esté disponible para Venezuela, estamos ante una situación terminal, dicen los médicos.
Otros países tienen una agenda desbordada compleja por el COVID-19 en Venezuela, es una lucha por la sobrevivencia y hasta ahora no está claro cuando será derrotada la pandemia, pero generará un impacto en la economía mundial de una envergadura grande. Pero incluso así no se pueden olvidar de Venezuela no solo por solidaridad y razones humanitarias, si los países no toman estas medidas, Venezuela se puede convertir en epicentro del COVID-19, con consecuencias para la región.
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Con la mirada en la ONU. La organización Human Rights Watch (HRW) y los Centros de Salud Pública y Derechos Humanos y de Salud Humanitaria de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos propuso que la Organización de las Naciones Unidas haga de Venezuela una de sus prioridades humanitarias, con el fin de evitar una hecatombe.
En un informe que presentaron este 26 de mayo alertan sobre el gran riesgo de que el COVID-19 se extienda con rapidez en Venezuela por la crisis de agua potable.
En entrevista con la directora general de Efecto Cocuyo, Luz Mely Reyes, para el programa #ConLaLuz, el director de la División de las Américas de HRW y experto en América Latina, José Miguel Vivanco, calificó la situación del país de bastante grave frente a la pandemia, producto del colapso del sistema de salud. También manifestó dudas acerca de las cifras oficiales de contagiados y muertes por el virus. Insistió: solo la ONU puede atender la emergencia humanitaria de Venezuela.
-En abril de 2019 se presentó un diagnóstico calamitoso sobre la situación humanitaria en Venezuela, que se califica como una emergencia humanitaria y no una crisis cualquiera. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, informó que afectaba a 7 millones de venezolanos. Ese informe del año pasado presentó propuestas concretas para que Naciones Unidas tomara el liderazgo en la acción.
En octubre se elaboró otro informe con médicos de la Universidad Johns Hopkins, pero esta vez se hizo sobre el acceso al agua en los hospitales, para hacer una evaluación lo más certera posible. Las conclusiones son las que entregamos a la opinión pública, hace énfasis en la situación de la pandemia, demuestra que para enfrentarla no hay condiciones mínimas de acción por parte del sistema de salud. Nos hace temer una catástrofe humanitaria en relación con la pandemia en Venezuela.
-La competencia por fondos siempre existirá, en Siria, Yemen con poblaciones desplazadas por cuestiones de guerra. No es fácil que Venezuela pueda competir con esos casos, aunque la situación en Venezuela equivale a un país en guerra, con un sistema de salud colapsado. Pero aspiramos a que, a raíz de los datos y cifras que el informe contiene, la ONU haga de Venezuela una de sus tres o cuatro prioridades globales desde el punto de vista humanitario. Si eso no ocurre estaremos ante una hecatombe con un mayor éxodo de venezolanos.
-El Gobierno afirma que hay 10 muertos, los médicos que hacen parte de este informe nos dicen que eso es imposible; no es creíble. En un cálculo conservador, de una población de 30 millones de personas que se calcula habitan en Venezuela, supongamos que 1% se contagia con el COVID-19, son 300 mil personas contagiadas. El Gobierno dice que hay 1.200 contagiados y los médicos de Hopkins dicen que de esos 300 mil, 20% serían de alto riesgo que requieren de tratamiento especial, respiradores, con síntomas serios, en riesgo de vida.
De tal modo que hablamos de 60 mil personas en situación de riesgo; de esas, 10% podría estar en riesgo de muerte real. La cifra de muertos sería de 6 mil casos dadas las condiciones de Venezuela, pero el Gobierno nos dice que son 11. La distancia entre esos números y Venezuela con un sistema de salud colapsado, sin acceso al agua, para que no solo la población sino los médicos puedan lavarse las manos.
Los médicos de la universidad llegan a la conclusión que esas cifras no son creíbles, no hay bases para sostener cifras de esa naturaleza. Sabemos que el régimen esconde las cifras por seguridad nacional, no están dispuestos a levantarlas, a tomar las medidas que cualquier país responsable toma. Un país donde se persigue a los médicos, enfermeras, periodistas, donde hay cero transparencia, es difícil creer en información oficial.
-Todo eso hace parte del informe, creemos que aquí puede haber por supuesto un factor de incompetencia. Pero también faltan las condiciones para elaborar un plan diagnóstico, dónde están los focos y tomar medidas, eso no sorprende con una dictadura en la que todas estas cosas se dirimen por capricho. El gobierno de Maduro no está siendo responsable, no transparenta las metodologías de investigación; la información es estrictamente controlada por el régimen.
Las cifras exactas no las sabe nadie, quizás Maduro las conoce, no hay registro de todo eso. La única opción viable es que la ONU pueda entrar a Venezuela y hacer una auditoría rigurosa con sus recursos para entender el alcance en la materia.
-La ONU es el único órgano que puede enfrentar la emergencia humanitaria de Venezuela a la escala que se requiere, tienen la experticia, los recursos para abordar el problema. Hay 7 millones de venezolanos que requieren asistencia humanitaria urgente, 4,3 millones de personas requieren acceso al agua potable y saneamiento, agua regular para alimentarse y necesidades mínimas de higiene personal. De esas 4,3 millones solo se pudieron atender y apoyar en las condiciones de higiene, salud, y agua, 7,5%, es decir 300 mil personas, ¿por qué no hace más?
Porque no tiene suficientes recursos y no tiene la cooperación de la dictadura, no le permite operar con total libertad, desplegarse por el país. Hay un problema serio y lo que hay que conseguir es que la presión internacional apoye. Si Guterres no hace del tema de Venezuela un tema prioritario, si se sigue olvidando de Venezuela – la última vez que la mencionó fue hace un año, si no lo hace un tema prioritario e impulsa y lidera un esfuerzo coordinado con las grandes potencias y el Grupo de Lima para ejercer una presión necesaria sobre la dictadura para que dé una respuesta eficaz a la emergencia, esta situación no va mejorar, las condiciones del país seguirán empeorando.
-Casi 20% del país ha salido de Venezuela tratando de sobrevivir en otros países, hay 2 millones en Colombia y miles repartidos en países como Chile, Brasil, Perú. Los que han querido regresar son miles, pero no hay comparación con el éxodo de 5 millones. Regresan porque no han logrado insertarse laboralmente en la región, porque ejercían actividades informales que dadas las restricciones de la pandemia no están en condiciones para sobrevivir y tienen algún nexo en Venezuela, otros porque temen la situación de salud de persona mayores.
Maduro se ha dedicado a estigmatizar y decir que son potenciales fuentes de contagio. La ministra Iris Varela ha hablado como si fueran venezolanos de segunda, traidores por haber salido a buscar un mejor destino. Esos venezolanos están en circunstancias serias porque son tratados como si no fueran nacionales y están siendo objeto de hostigamiento.
-Las cifras hablan que en 57% de hospitales escasean los guantes, en 62% mascarillas, 76% el jabón, en 90% alcohol de gel, 20% no tiene acceso al agua potable, 60% la recibe de forma intermitente y solo 10% tiene acceso al agua en hospitales. Esto se suma a la dificultad para mantener la electricidad, muchos tiene un pozo para sacar agua, pero si falla la luz no puede salir agua del pozo, muchos están abandonados, llenos de ratas y los médicos no pueden usar esa agua para nada.
Se les pide a los familiares que lleven algodón, jeringas, también se encargan de limpiar los baños, los médicos y enfermeras llevan el agua para consumir y lavarse las manos en cirugías. El panorama desde el punto de vista del sistema de salud es catastrófico.
–Venezuela no está en condiciones de subsistir en una pandemia en las condiciones tan precarias en las que se encuentra, no hay forma de que pueda salir adelante sin ayuda. Para eso se requiere el apoyo de países de la región y del conglomerado que apoya una transición. Venezuela es una verdadera bomba, tendremos que lamentar un desastre humanitario como muy pocas veces se ha podido ver en la región, ojalá nos equivoquemos, que esa vacuna sea creada y esté disponible para Venezuela, estamos ante una situación terminal, dicen los médicos.
Otros países tienen una agenda desbordada compleja por el COVID-19 en Venezuela, es una lucha por la sobrevivencia y hasta ahora no está claro cuando será derrotada la pandemia, pero generará un impacto en la economía mundial de una envergadura grande. Pero incluso así no se pueden olvidar de Venezuela no solo por solidaridad y razones humanitarias, si los países no toman estas medidas, Venezuela se puede convertir en epicentro del COVID-19, con consecuencias para la región.