Dos reconversiones y ocho ceros menos a la moneda nacional en solo 10 años. Los cambios en las monedas y billetes se han convertido en casi una cotidianidad para los venezolanos, quienes desde 2008 han usado tres familias monetarias distintas: el bolívar, el bolívar fuerte y el bolívar soberano.

Con una galopante inflación y una crisis económica sin precedentes en el país, el bolívar perdió su poder adquisitivo. Con ello, las autoridades se vieron en la necesidad de modificar la escala monetaria y reducir las altas expresiones de precios en bolívares para “facilitar” las operaciones y transacciones comerciales.

Para la economista Rosamnis Marcano, dicha situación es la evidencia del problema inflacionario que enfrenta Venezuela. “El bolívar fuerte entró en vigencia cuando la inflación anual era de dos dígitos y solo tomó 10 años para que perdiera su funcionalidad”, señaló a Efecto Cocuyo.

Los constantes aumentos de precios hicieron que, incluso, las máquinas fiscales, puntos de venta y bancos no pudieran procesar las transacciones por los altos montos equivalentes a millones de bolívares.

Ahora, apenas ocho meses después de la entrada en vigencia de los bolívares soberanos, el Banco Central de Venezuela (BCV) incorporó nuevas piezas de Bs. 10.000, 20.000 y 50.000 al actual cono monetario. Son, a pesar de la eliminación de los cinco ceros en agosto pasado, representaciones equivalentes a la anterior familia de billetes.

“En hiperinflación, con el bolívar soberano los aumentos de precios en términos interanuales ya alcanzaban cinco dígitos, según el BCV, y seis dígitos según la Asamblea Nacional (AN)”, apunta Marcano.

El país se encuentra en hiperinflación desde finales de 2017, coinciden ambos entes. Sin embargo, en las cifras se contrarían. Mientras la institución bancaria reportó un porcentaje de aumento de 130.060% en 2018; el Parlamento lo ubicó en 1.698.488%.

Pero las cifras ya mostraban el porvenir. Desde 2015 el índice inflacionario no dejó de incrementar. Ese año cerró en 180.9%; en 2016 lo hizo en 274,4%; y en 2017 culminó en 862,6%, de acuerdo con el ente oficial.

“Significa que la emisión del bolívar soberano fue una medida superficial que no vino acompañada con políticas de ajuste macroeconómico que frenaran el proceso hiperinflacionario. Por ello estamos nuevamente ante la misma situación pero habiendo pasado por un grave deterioro del poder de compra“, dijo la economista.

Se pierde la operatividad para realizar transacciones

En menos de un año, la familia de bolívares soberanos se está quedando corta para facilitar las operaciones comerciales, advierte la también analista de la consultora Emfi Securities.

“El billete de 500, que durante la reciente ampliación era el de mayor denominación, apenas alcanza para pagar un pasaje de autobús“, precisa Marcano. Y explica que las dificultades para realizar operaciones con dinero en efectivo genera consecuencias directas en las pequeñas empresas y la población no bancarizada, que ven limitadas sus posibilidades de intercambios.

En medio de la crisis económica, las empresas solo laboran al 18% de su capacidad instalada, según la última encuesta de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria).

Foto principal: Mairet Chourio

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