Yuleidy Valera ingresó al hospital Pérez Carreño hace tres semanas porque su organismo rechazó el riñón que le fue trasplantado hace 10 años. La escasez de medicamentos inmunosupresores ha llevado a la joven de 23 años y a otros 3.500 pacientes trasplantados a una encrucijada que pone en riesgo sus vidas. El deceso más reciente por esta causa fue el de Belkis Solórzano, quien falleció el pasado domingo 12 de noviembre tras pasar 90 días sin recibir su tratamiento.

“No tengo ni palabras para explicar lo que siento”, dice Yuleidy sobre la muerte de Solórzano. La veinteañera no recibe los medicamentos inmunosupresores suministrados por las farmacias de alto costo del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss) desde mediados de septiembre. Por el rechazo del órgano, permaneció internada en el Pérez Carreño durante un mes y, aunque ya fue dada de alta, teme que no consiga los fármacos y pueda volver a rechazar el riñón que le trasplantaron a los 13 años.

“Un paciente trasplantado me regaló varias pastillas antirrechazo. Son las únicas que tengo ahorita y me duran 15 días”, cuenta. Este martes 14 de noviembre, Yuleidy cumple cuatro días de haber salido del hospital. Desde entonces, se abocó a la búsqueda del tratamiento pero no ha tenido éxito. “No sé cómo voy a hacer. Voy a buscar hasta debajo de las piedras”, lamenta.

La última respuesta del Ivss que recibieron los pacientes sobre la escasez de inmunosupresores fue el pasado 12 de julio. Para esa fecha, se realizó una protesta a las afueras del ente estatal. Funcionarios informaron a los trasplantados que las órdenes de compra de los medicamentos ya habían sido realizadas y que en una semana informarían sus fechas de llegada.

Cuatro meses después, los pacientes siguen a la espera. Francisco Valencia, director de la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida (Codevida), estima que la escasez de medicamentos para trasplantados ronda el 90%.

“Las crisis explotó ante nuestros ojos”, sentencia Alfredo Cáceres, quien no solo debe lidiar con el desabastecimiento de inmunosupresores, sino también con el de insulina. Durante 46 de sus 48 años ha vivido con diabetes y hace nueve años recibió un trasplante de riñón. Actualmente lucha para no perder el órgano que le donó su propia madre para salvarlo.

Al igual que Belkis y Yuleidy, la falta de los fármacos antirrechazo le pasó factura a Alfredo. “El año pasado tuve seis meses sin recibir el Prograf (inmunosupresor que disminuye el riesgo de rechazar del órgano). Este año pasé cinco meses sin recibirlo. Tuve un principio de rechazo por tener que tomarme dosis más pequeñas para poder rendirlo. Estuve a punto de regresar a la unidad de diálisis”, cuenta.

En sus nueve años con el trasplante nunca había vivido una situación similar. Para Alfredo, hace tres años comenzó el viacrucis de los trasplantados. Sin embargo, enfatiza que los últimos 12 meses han sido los más angustiantes de su vida.

En menos de un mes se terminan sus reservas y espera que cuando le toque ir al Ivss a retirar sus medicamentos, haya disponibilidad. No obstante, está al tanto de que otras personas con su misma condición no han tenido éxito.

“Me da un sentimiento muy grande que Belkis Solórzano falleciera por la negligencia de las autoridades. Hay dinero para comprar armamentos y para giras que no tienen ninguna retribución para el país, pero no para comprar medicamentos. Es injusto. Yo no quiero entrar en esa lista (de fallecidos)”, afirma Alfredo.

El riesgo de rechazar un órgano

Si un paciente que recibió un trasplante de riñón empieza a rechazar el órgano, debe volver a dializarse. “Si hay posibilidad de que puedan recuperar el órgano, les toca regresar a la diálisis para que el riñón recupere su funcionalidad. Una vez lo haga, deberá tomar otra vez los medicamentos antirrechazo, pero en dosis más altas”, explica Reymer Villamizar, director y fundador de la red Amigos Trasplantados de Venezuela.

Esto fue lo que le sucedió a Solórzano. Sin embargo, la mujer de 50 años no consiguió los inmunosupresores y su órgano dejó de funcionar.

El caso de Yuleidy aún no llega a un estado tan crítico y su órgano aún no ha perdido la función renal, pero la joven figura entre los cuatro casos de rechazo agudo de órgano que contabilizó la red hasta la semana pasada. “Su riñón podría estar de nuevo en funcionamiento. En la organización la estamos ayudando a conseguir los medicamentos Prograf y Myfortic (inmunosupresores) para que se recupere”, afirma el director de Amigos Trasplantados de Venezuela.

“Hemos intentado hacer llegar nuestro mensaje al presidente del Ivss, Carlos Rotondaro”, dice Villamizar, quien también es paciente y recibió un trasplante de riñón hace 17 años. Sin embargo, el silencio ha sido la única respuesta del Seguro Social. “Ya no tenemos inventario en la organización. Yo estoy sobreviviendo con un Rapamune (inmunosupresor) que venció en abril de 2017 y que me donó la familia de un paciente que murió. No queremos que se sumen más muertes”, finalizó.

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