El ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Nestor Reverol, afirmó el 2 de abril que 11 millones 728 mil 154 personas se desplazaron por el país durante esta Semana Santa, como parte del balance del dispositivo de seguridad planteado para esta breve temporada vacacional (minuto 2:25) de 2018.
Además, precisó que el 58% de la afluencia turística se concentró en los estados Falcón, Vargas, Miranda, Anzoátegui y Aragua. Añadió que se llenó más del 80% de la capacidad turística de la Isla de Margarita, estado Nueva Esparta, y el 95% de la correspondiente al estado Mérida.
Estas 11.728.154 personas que decidieron viajar en Semana Santa según el ministro Reverol, equivalen a 37% de la población, tomando en cuenta la proyección de población para 2018 del Instituto Nacional de Estadística (INE), que calcula que hay 31.828.110 habitantes en el país. Es decir, más de uno de cada tres habitantes del país.
Con respecto al año 2017, en la que el número de movilizaciones fue de 6.300.000 según datos de la Vicepresidencia de la República, un aumento de 86%. Desde el 2014 hasta 2018, el incremento total ha sido de 80,25%, a pesar que estos años han sido de caída de ingresos petroleros, aumento de la inflación y “guerra económica” según la tesis oficial.
Desplazamientos
A juicio del director del Consejo Superior de Turismo (Conseturismo), Rafael Guerra, las cifras dadas por el ministro de Interior y Justicia, lucen “abultadas”, dada la actual oferta de asientos en transporte terrestre, acuático, así como en vuelos nacionales e internacionales; la escasez repuestos, de efectivo, de alimentos y los costos de alojamiento en el caso de los turistas.
Para el pasado 20 de marzo, la naviera estatal Nueva Conferry tenía solo tres embarcaciones mientras que Navibus, una empresa privada, solo contaba con una. Para que una familia conformada por dos adultos y dos niños pueda trasladarse a Margarita, ida y vuelta, tendría que pagar Bs. 1.140.124., más del 80% del salario mensual con bono de alimentación. Cuando Conferry fue expropiada en el año 2011, contaba con 11 embarcaciones, las cuales se averiaron por falta de mantenimiento.
A la fecha la empresa cuenta con seis embarcaciones, de las cuales tres continúan operativas y zarpan una por día. Dalis Jet tiene capacidad para transportar a 350 personas, Croazzia Jet y Virgen del Valle II entre 700 y 900 pasajeros.
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— La Nueva Conferry (@lanuevaconferry) March 31, 2018
Desde el viernes, 23 de marzo, hasta el lunes, 2 de abril, zarparon del Puerto de Guanta en Anzoátegui hacia la isla de Margarita 17 veces. En dirección contraria, otras 18, sumando 35 viajes.
En el supuesto de que cada uno de estos viajes se realizó a la máxima capacidad de las embarcaciones y que Dalis Jet fue el buque que menos trabajó, durante la Semana Santa, la naviera Nueva Conferry permitió que 11.350 personas entraran a la isla de Margarita.
En el caso de la empresa Navibus, la flota la componen cuatro buques: La Restinga y La Caranta, con capacidad para 250 personas, La Galera para 883 y una cuarta embarcación, La Caracola, en la que caben 134. Durante la semana mayor se habilitaron los dos primeros, que realizaron en total 58 viajes, lo que equivale a 14.500 pasajeros si se venden todos los puestos. Es decir, 7.250 solo para entrar a Margarita.
La naviera Gran Cacique Express también opera en las rutas anteriores. Sin embargo, su portal web no refleja el número de viajes realizados ni en qué embarcaciones. Solo las dos empresas anteriores, en el supuesto de que ambas trabajaron a su máxima capacidad en los buques que tenían disponibles, hicieron 25.850 traslados.
Por otra parte, en cuanto al transporte aéreo, cada vez se ve más comprometida la conectividad nacional e internacional, así como el mantenimiento de las aeronaves. Para mayo de 2016, cuatro aerolíneas habían suspendido sus operaciones en el país por las deudas millonarias que el Gobierno mantenía con las empresas, dado que éstas no tenían la posibilidad de cambiar sus ganancias a divisas por los controles cambiarios establecidos desde el año 2003.
Al año siguiente, en octubre, esta deuda ascendía a los 3.800 millones de dólares, tomando en cuenta solo las aerolíneas internacionales, según datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (Iata, por sus siglas en inglés). También para esta fecha once empresas decidieron parar sus operaciones en el país.
La dificultad para obtener divisas ha hecho que las aerolíneas disminuyan la frecuencia de los vuelos, dada la imposibilidad para hacerle mantenimiento regular a las aeronaves y comprar repuestos.
En el caso de las aerolíneas nacionales, la regulación de los costos de los boletos de avión, establecidos por el Instituto Nacional de Aeronáutica (Inac), hace que las ganancias obtenidas por concepto de venta de boletos no cubra los costos de operación; lo que hace inviable volar dentro del país.
Según informó el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela (Alav), Humberto Figuera, para mantener un avión McDonnell Douglas/MD-80 se necesita un millón de dólares mensualmente.
Margarita y Mérida
El presidente del Conseturismo, Jesús Irausquín, declaró en entrevista para Unión Radio, reseñada por El Mundo, que para este Semana Santa se esperaba una ocupación hotelera de 50% a nivel nacional; con Nueva Esparta, Anzoátegui, Mérida y Falcón como los destinos más visitados y en los lugares en que la ocupación hotelera podría llegar al 75%.
Reverol mencionó que 80% de la capacidad turística de la isla de Margarita se llenó esta temporada, cinco puntos porcentuales más que los previstos por Conseturismo. Sin embargo, estos números no son consecuentes con lo afirmado por el director principal de la Cámara de Turismo de Nueva Esparta, William Peláez, quien declaró para El Sol de Margarita el pasado 28 de marzo, que las deficiencias en los servicios públicos, sumado a las contadas embarcaciones y aviones que llegan a la isla, son una dificultad para el ingreso de temporadistas.
Sobre la ocupación hotelera, Peláez agregó que parte de los neoespartanos que están residenciados en otros estados va a la isla a visitar a sus familiares, por lo que no necesitan ocupar una habitación de hotel u otros servicios turísticos durante su estadía en la isla, por lo que no se pueden considerar turistas.
Una semana antes, José Ignacio Casal, presidente de la Cámara de Turismo de Nueva Esparta, estimó que podría llenarse el 50% de las habitaciones disponibles, con una llegada de entre 6.800 y 6.900 personas diarias, dada la menor oferta de ferrys y vuelos comerciales. Esto coincide con el cálculo de 50 mil personas durante el asueto que adelantó el gobernador de la entidad, Alfredo Díaz.
Los 11.728.154 turistas de Reverol son equivalentes a 234 temporadas de vacaciones en la llamada “Perla del Caribe” con 50 mil visitantes. 117 si duplicamos los viajes en ferrys con 100% de ocupación.
Con respecto a lo dicho sobre el estado Mérida, la ocupación hotelera alcanzó 95% según Reverol. Algo difícil de alcanzar si se considera lo dicho por el gerente general del terminal de pasajeros “José Antonio Paredes” de la capital andina, quien dijo que espera que al menos 20 mil personas, la mitad de los viajeros del año pasado, utilizaran el puerto terrestre para trasladarse.
La nota publicada por Notiespartano señala que solo 30% de las unidades del terminal estaban en funcionamiento. A las razones por las que el directivo no preveía que una importante cantidad de temporadistas fueran a Mérida, se añade la situación económica del país.
Por su parte, la Corporación Merideña de Turismo (Cometur), anunció el pasado 22 de marzo que tenían previsto recibir a más de 186 mil turistas durante la temporada de Semana Santa; declaración que fue recogida por el portal web de El Diario de Los Andes. Similarmente, siendo el estado andino y su capital, La Ciudad de Los Caballeros, un gran atractivo turístico con el nuevo Teleférico de Mukumbarí, los temporadistas anunciados por Reverol equivaldrían a 63 veces lo esperado por los operadores turísticos merideños. Y solo 28 veces si se pusieran en funcionamiento el 100% de las unidades de transporte.
En 2016 el presidente del Colegio de Profesionales de Turismo de Nueva Esparta, publicó un comunicado en rechazo al anuncio de 11 millones de turistas para la Semana Santa de ese año. En el texto, disponible en su página web, señalan que para cumplir con esa cifra se habrían requerido 24 mil vuelos comerciales, de 168 puestos cada uno, más de un millón de vehículos privados y 100 mil viajes de autobuses, así como 3,5 plazas camas en un millón de habitaciones de hoteles o posadas. Y que esto sería, además, 11 veces la infraestructura turística de todo el país.
¿Cuáles carros?
En cuanto al transporte terrestre, para octubre de 2017 la Central Única de Carros Libres y Por Puesto ya calculaba que solo habían 78 mil unidades de transporte colectivo activos, así como 4,22 millones de automóviles particulares -una cifra estable desde hace ocho años por la caída de la producción: había oficialmente 3,2 millones en 2006– y que la mitad de estos ya habían cumplido su vida útil al tener más de 11 años de ensamblados, según un informe de la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores (Fevenpa), según publicó El Estímulo. En 2012 se vendieron casi medio millón de vehículos pero en 2017 apenas 3.572, un tercio de ellos importados. En 10 años la industria pasó de 170 mil ensamblados en 2007 a tan sólo 2.768 en 2016.
De acuerdo a los cálculos, entonces la mitad de los vehículos particulares en buen estado del país se habrían movilizado en Semana Santa, mientras que no hay suficientes autobuses, de acuerdo a las estimaciones de los profesionales del turismo en Nueva Esparta.
Si a lo anterior se suma la escasez de efectivo, que según datos del Banco Central de Venezuela (BCV) representa el 5% del dinero en circulación, el panorama no mejora: Implica que la cantidad de personas que mencionó Reverol también tuvo que convivir, además, con 231,6% de inflación acumulada desde diciembre de 2017 y febrero de 2018, 4.068% solo para 2017, durante sus breves vacaciones.
Esto hace inconsistentes las estadísticas presentadas oficialmente, que ya eran dudosas en años pasados.