El expresidente de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CorteIDH), Pedro Nikken, señaló que la fórmula cuatripartita que definió la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) “no genera confianza para hacer diplomacia”.
El experto en negociaciones hizo la afirmación en relación a la vocería que comparte el denominado G4 de la oposición integrado por Acción Democrática, Voluntad Popular, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, la cual a su juicio genera incertidumbre.
“Los resultados electorales (del 15 de octubre) son apocalípticos para la oposición. La primera tarea que debería tener es la de recuperar la credibilidad y capacidad de interacción con la comunidad internacional. La incertidumbre mina la confianza, es necesario que la Unidad presente un proyecto creíble, realizable y común”, manifestó el analista.
Agregó que la oposición también debe rescatar la esperanza del electorado y explicar lo que ocurrirá después de ganar el Gobierno, especialmente a la población susceptible de ser coaccionada o manipulada.
Advirtió que “no es un buen momento para la democracia y los derechos humanos en el mundo” y que en ese contexto “Venezuela no es una prioridad en la agenda”.
Sin embargo, apuntó que la inestabilidad venezolana sí preocupa a Latinoamérica. “La izquierda amiga del Gobierno venezolano pudiera tener un peso importante en los resultados electorales de las presidenciales colombianas (previstas para 2018)”, aseveró.
Nikkel afirmó que “la influencia del chavismo en América Latina es superior a la influencia del castrismo”. Sin embargo, aclaró que el Gobierno el presidente Nicolás Maduro “se ha aislado en muchos escenarios internacionales” y tiene el peso del default y las críticas por su desconocimiento a la Asamblea Nacional y la persecución de los opositores.
Sobre la incidencia que pueda tener la comunidad internacional en el caso venezolano señaló que, debido a los numerosos procesos electorales que se tienen previstos para 2018 en el continente (Colombia, México y Brasil son algunos de los países en los que se convocarán elecciones), “la perspectiva se parece más a una ruleta y es incierta”.
El apoyo internacional dependerá de la política exterior que desarrollen los nuevos gobiernos latinoamericanos. “Sí es posible que la presión internacional constructiva consiga condiciones electorales decentes o un mínimo de garantías electorales”, finalizó.
Nikken compartió sus conclusiones en el Foro Perspectivas 2018 que organizó la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) este miércoles 22 de noviembre.
Foto: Prodavinci